Aumenta todo, menos tu bolsillo

Por Editorial Sudestada

Nuevos incrementos en la luz y el gas a partir del 1 de septiembre, que impactan directamente en otros aumentos como alimentos, y por supuesto en el bolsillo del ciudadano de a pie que es saqueado mes a mes. Porque todo aumenta menos el salario y las jubilaciones, mucho menos el consumo, y ni hablar de cubrir las necesidades básicas. Con una canasta básica que trepa al millón de pesos mensuales, el Salario mínimo decretado por Milei sigue siendo de 254 mil pesos, y la jubilación un tanto menos. ¿Hace falta aclarar que el supuesto “superávit” lo dan a costa del hambre de la gente?

Sin embargo, desde el gobierno con Caputo como vocero económico, aseguran que la recuperación es un hecho y que la inflación le sigue ganando a los ingresos. Pero como nada de todo esto se ve y menos se siente, cuando pasan los días, los meses, y la crisis se profundiza y cada vez más personas están bajo la línea de la pobreza -en números reales el 70% del país la roza o cayó por debajo- Caputo sostuvo que “Pasarán varios meses para que se perciba en la calle”. Y así continúan tirando la bola para adelante, para fundamentar algo totalmente irreal, y esperar esos “préstamos” que “responden” a la fuga de nuestras reservas en oro, de la que ya fugaron más de 1.500 millones de dólares en lingotes enviados a Londres.

En un gobierno que propone que el Estado no gaste un mango en lo que sea derechos para el pueblo, ¿qué podemos esperar de esos préstamos y en qué ecuación cabe que algo de todo eso nos mejore la calidad de vida, que aumenten los ingresos, que baje el precio de los alimentos, medicamentos, alquileres, servicios de necesidad básica, se inauguren hospitales, se mejoren las escuelas, se subsidie el transporte público, o que algo todo ese dineral que supuestamente le va a ingresar al país, le llegue al pueblo?

Nuevos aumentos, que no cesaron ni un día desde el 10 de diciembre hasta acá, en casi 9 meses de una economía devastada que da como resultado un quiebre de tal magnitud que -entre miles de realidades crudas- millones de pibes no cenan, o solo comen en la escuela.

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