Camila Sosa Villada es autora de libros como La novia de Sandro, El viaje inútil, Las malas y Tesis sobre una domesticación. Además, es dramaturga y actriz. Protagonizó la película Mía, la miniserie La Viuda de Rafael y la obra Carnes tolendas. En sus libros relata la historia de su vida, marcada por la violencia que sufrió por ser una mujer trans.
Por Florencia Da Silva
Comenzaste con la escritura desde muy niña ¿De qué escribías?
Escribía cartitas de amor, cositas para mi madre, a las madres, en secreto a algún nene que me gustaba. También escribía oraciones a los ángeles.
Y después empezaste con el blog…
Ya de antes escribía varias cosas. El blog está sobrevalorado por el prólogo de Ford. Da la sensación que Las malas fue extraído de ahí pero no. Hay mucha nostalgia, debe ser atractivo pensar en la idea de una chica trans escribiendo en un cyber pero no era muy diferente a lo que hacía en mi casa. Luego comencé a publicar en Facebook y borré el blog porque tenía fotos mías teniendo relaciones y en ese momento no quería que eso saliera. Tardé mucho tiempo en hablar de la prostitución, le conté a mis amigos hace 10 años. No quería que lo sepa nadie, ni ser un estereotipo. Ahora me da igual, tengo más herramientas y más experiencia.
Hay una gran diferencia en cómo te posicionas para contar casi la misma historia en Las malas y en El viaje inútil. En Las malas nos enojamos con tu padre pero en El viaje inútil vemos la ternura.
Lo que cuento en El viaje inútil es más cierto que lo de Las malas. Fui a lo que me parecía muy bonito, esto de que mi padre me sentaba en su falda, me agarraba la mano para escribir y me decía “tú dibuja la letra, la letra es un dibujo”. Luego mi madre me llevaba a la cama para leer y me iba señalando con la uña lo que leía, yo iba reconociendo las palabras con el sonido. Fue maravilloso.
¿Hubo un cambio entre libro y libro en tu vida que te hizo ver los hechos de maneras tan distintas? Uno va a la ficción y es más crudo, y el otro más amoroso.
El viaje inútil lo escribí haciendo terapia y a pesar que no estaba en un bienestar económico como el de ahora, yo me sentía atractiva y guapa. Y Las malas lo escribí cuando me separe de un amigo que quería muchísimo. Me había quedado sin ese pedazo de mi, como si me hubieran cortado un brazo. Entonces cuando me llegó esa propuesta tomé todo lo que había escrito. Ese libro fue una gran compañía para mi durante toda esa separación.
Luego vino Tesis… y fue una gran revelación. Tenía miedo porque pensé que podría arruinarlo todo. Antes de que saliera pensé “esto no puede ser publicado”, porque me parecía que no estaba bien. Entonces mi editora me dijo que lo lea de nuevo, que me tome el tiempo y cuando lo hice, fui sacando páginas enteras y terminó siendo mi preferido. Está inspirado en un amigo francés muy querido. En ese libro me dejé ser mucho más.
En Las malas hablas sobre la persecución y la violencia policial que sufrieron ustedes durante esos años
No se quiero hablar de eso pero lo que puedo decir es que éramos criaturas, había algunas más grandes. Pero luego éramos unas niñas de 18 y 19 años. El trato que nosotras recibimos me parecía excesivo para unas niñas.
¿Y con estas mujeres volviste a tener contacto?
Sí, con algunas me crucé, cuando me vieron en la televisión y en el diario me escribieron. Algunas murieron, otras emigraron a Italia porque parecía un refugio. Ahora quedamos dos o tres vivas.
¿Y qué enseñanza te quedó de la Furia Travesti que se menciona en Las malas?
Por lo general no hablo de la furia travesti, es parte de mi y lo llevo conmigo. Se suele decir “se pelea como una travesti” pero ven a una travesti en tetas y entran en pánico, cuando una se enoja te dicen: “qué violenta para responder”. Por eso trato de no hablar de la furia travesti. Sí dije que ser travesti es una fiesta, porque iba con ese personaje y es una fiesta hacer lo que se te da la gana y desobedecer.
Respecto a la furia travesti, hay un doble juego: la sociedad parece enamorarse de nosotras, ahora que podemos hablar y responder preguntas. Están Marlene Wayar y Susy Shock que son inteligentes, Mariana Genesio que es muy bella, elegante y amable, Romina Escobar protagonizando películas que viajan a San Sebastián todos los años. Y piensan que solo somos esas.
Por eso tengo tanta debilidad por el Archivo de la Memoria Trans, porque ahí están las travestis de las que yo aprendí y quería parecerme. No éramos esas que somos ahora para ustedes, que tratamos de dar la versión de una misma. Éramos de otra forma, esa violencia y furia ustedes la rechazan. Si algo me ha enseñado es que no puedo tenerle miedo a casi nada, sé defenderme y tengo un afán por vivir que es mucho más grande que autoendultarme, sentir pena por mi. Ahora la idea de un buen vivir es mucho más poderosa.
Entrevista completa en el InstagramTV de @sudestadarevista
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