Categoría: Cuentos

Nadar de noche

Era demasiado tarde para estar despierto, especialmente en una casa prestada y a oscuras.Afuera, en el jardín, los grillos convocaban empecinados y furiosos la lluvia, y él se preguntó cómo podían dormir en los cuartos

El pibe

—¡La verdad es que no sé cómo llegaste a primer año vos, si no sabés ni escribir!Está enojado el profe, está harto de ese mocoso que se pasa la hora molestando o durmiendo en el

Marcha

Con Adrián nos conocemos hace poco, pero es como si fuésemos íntimos de toda la vida. Tanto es así, que ya nos volvimos compadres. El viernes fue su cumpleaños, y después de muchas vueltas (porque

De violines y gallinas

Y están las preguntas de siempre, cómo te iniciaste en la música y por qué la abandonaste, y lo peor que uno a veces no sabe lo que responde porque se olvida. La última vez

Casa tomada

Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales), guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres

Infierno grande

Muchas veces, cuando el almacén está vacío y sólo se escucha el zumbido de las moscas, me acuerdo del muchacho aquel que nunca supimos cómo se llamaba y que nadie en el pueblo volvió a

American Pit Bull

Cuando el gordo Cuahini me avisó que venía, me vestí y esperé a que llegaran. Las manos me transpiraban y la boca se me ponía cada vez más pastosa.  El Omar estacionó el Torino en

Esa mujer

El coronel elogia mi puntualidad:—Es puntual como los alemanes —dice.—O como los ingleses.El coronel tiene apellido alemán.Es un hombre corpulento, canoso, de cara ancha, tostada.—He leído sus cosas —propone—. Lo felicito.Mientras sirve dos grandes vasos

Las Zapatillas de Sarita

La tarjetita decía que a las cinco, pero Sarita llegó a las cuatro porque su mamá la dejó de pasada cuando se fue a tomar el colectivo, así que nos sentamos abajo del gomero para