César González es poeta, escritor y cineasta. El jueves 13 de abril se presentará en Librería Sudestada de la calle Tucumán 1533 a las 19h. La entrada es libre y gratuita y allí tendremos la posibilidad de escuchar alguno de los ejes que César trabaja en su escritura.
En su último libro, El fetichismo de la marginalidad, César reflexiona sobre algunos conceptos claves que se vinculan con la cultura, el cine y las clases populares. Con un foco puesto en el barrio, aporta una mirada crítica, a contrapelo de la historia, pero también en el presente que nos atraviesa. “Tengo una visión del arte completamente política en el sentido de que no se puede separar el arte de la vida porque sin vida no existiría el arte. El arte no es un ente abstracto que es interpretado por entidades abstractas, es realizado por seres humanos, con sentido, emociones y quienes consumen ese arte son seres humanos. No creo que el arte tenga la capacidad de transformar el mundo ni de sanar, pero sí que puede hacer pensar, hacer ver lo que no se ve o hacer ver mejor lo que ya vimos desde otra perspectiva”, dijo en una entrevista con Editorial Sudestada.
“El cine empezó siendo misántropo. Los hermanos Lumiere eran empresarios y lo primero que filman son a sus propios empleados de una de sus fábricas. Es una filmación maravillosa, y es justo que esa haya sido su génesis porque a lo largo de la historia del cine esta forma de mirar de los Lumiere se ha repetido una y otra vez.
Tenemos muchas obras maestras de personas que decidieron reflejar una realidad ajena. La sensibilidad humana no tiene que ver con su clase social, en todo caso uno tiene que ser capaz de ser consciente de cuántas prisiones nos instala esa división de clases. El lugar de origen social es de por sí un punto de vista, el problema no es a dónde apunta la cámara sino, cómo percibe la cámara esa realidad ajena. Uno tiene que luchar contra la experiencia de su vida. Uno ve la historia del cine, que hubo tantos cineastas revolucionarios, combativos, y hoy en cambio mucha gente piensa que mientras más apolítico sea el arte pareciera que más profundo es y que si vos hacés algo que habla de las cosas concretas del mundo no estás haciendo arte, sino un panfleto”, agregó.
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