La bruja de tus sueños: una reseña sobre la obra “La madre del extraño”

Por Meli Cuitiño

Una crítica sobre la obra La Madre del Extraño de Benjamin Gorostiaga, actualmente dentro de Capital Humano Ciclo en Animal Teatro – Castro 561 | Boedo.
De otra dimensión, en un clima onírico, perturbado y bastante jugado – porque las grandes actuaciones siempre lo serán – en una propiedad de la ciudad de Buenos Aires, a modo de gracia, desparpajos y guiños a la alta sociedad argentina. Una señora bian, mitad monstruosa, mitad cuerda, sirve el agua a Margarita y a sus fantasmas. Habla con ellas como si fueran un tribunal de media tarde en el living de su casa en sillones de mimbre. El ambiente es algo lúgubre, teñido de un luto incipiente, va tomando forma esta especie de animal salvaje. Ella es un torbellino con ojos desorbitados y gestos definidos, máscaras en su cara y en sus voces. Sus sueños, los que relata con detalle y tensión, son de terror como las vísceras envasadas en frascos de vidrios dentro de un mueble. Esta criatura surrealista es una bruja descontrolada, magnífica y graciosa, dan ganas de abrazarla y de salir corriendo también. Semejante a la realidad cuando personajes de otra estirpe, incontrolables y despojados de cualquier lógica, te relatan un discurso confuso cargado de drama y tragedia, como la vida.

Un despliegue tal merece nuestra atención, me refiero al despliegue escénico de una actriz trabajando. Ella sirve el agua hirviendo pero lo que hierve son sus venas, su energía es abismal, arrolladora, extraordinaria. Y si nos remitimos a ser más peligroso que mono con navaja, esta es una loba en celo cargando un rifle para evitar el desalojo violento y descomunal para batallar, sin prisa y sin pausa, a quien se interponga en su camino. Puede significar algo así la metáfora de quien sobrevive a la catástrofe de ser madre y dejarlo todo, hasta sus ganas de vivir, hasta su pasión. Simplemente es desbordante, su cordura tambalea, la de Sycorax, mamá de Calibán, pero su presencia es sinónimo de entrega, de ofrenda. La actriz en cuestión es María / Pololo / Espinosa, una mostra todo terreno que es capaz de todo, hasta de comerse a su hijo y masticar palabras absurdas, terroríficas mientras toma el té en una sala de estar argentina, bien argentina, particularmente porteña con referencias discursivas al Rotary Club y al instituto Newman. Todo muy normal.

Esta obra dirigida por Benjamín Gorostiaga es el espinazo de una bruja endemoniada que para sopesar el dolor de existir abruma con su discurso de distorsión alocada y tensa calma para hablar – según ella – de los únicos tres conflictos que existen. Irrumpe, gime, se ríe, grita, todo a su tempo como si la precisión de un cirujano a punto de operar fuera análoga a la de actuar en un escenario del barrio de Boedo. En la puesta, que originalmente se estrenó en el Excéntrico de la 18 – sala de la actriz argentina Cristina Banegas – brilla y lo hace con todos sus matices, con toda su magia, María Espinosa, la actriz que no tiene límites, sólo hay que verla actuar y entregarse como ella al común acuerdo del disfrute teatral que se presenta ahora en un formato de unipersonal breve junto  al monólogo “Enemigas Públicas”, de la dramaturga Beba Malibú, “Lejos”, de la actriz Ana Karina Juárez y el extravagante personaje de “Facha”, del actor Santiago Legón, clown y payaso humanitario, que completan el evento llamado Capital Humano Ciclo de Teatro.

En Animal Teatro, la sala de Boedo, Castro 561, los jueves de septiembre a las 20.30 hs. Entradas por Alternativa.

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