Las ofertas en la “era Milei”

Por Editorial Sudestada

Ya hemos visto almacenes que venden medio paquete de azúcar, de arroz, media polenta, más por necesidad del vecino, que una maniobra del comerciante para aumentar sus ventas. De hecho en la mayoría de los casos, ese medio paquete se va con el fiado como abrazo entendido. Ahora una cadena de supermercados -que la sensibilidad y el sentido de comunidad no les pasa ni de cerca- racionalizando porciones de comida ínfimas para poder vender algo. 2 huevos, 3 brócolis, 47 granos de choclos y 63 de arroz, todo por 400 pesos, aproximadamente.

“Parecen las sobras”, dice un consumidor, y la realidad es que cada ración sellada se parece más a lo que abrimos en la heladera en una casa de familia que lo que puede ofrecer un comercio. Pero el foco no es ese, sino las cantidades, las proporciones, y la enorme miseria y pobreza que nos abunda. Porque quien no llega a fin de mes -alrededor de 7 de cada 10 personas en Argentina- no compra comida hecha ni de casualidad, a excepción de un pancho como manifiestan los jubilados, que esa salchicha en pan es -junto al mate- su alimentación diaria.

El pozo que el gobierno está produciendo en la economía y en el consumo es tan atroz que todos los sectores son golpeados, y de pasar a comprar una vianda se llega a los 40 granos de choclo. Porque este super -como las grandes cadenas- saben mucho de promociones y de ofertas. Saben tanto que entienden que en Argentina hay más pobreza que bienestar, que lo que se viene es peor, y que las ofertas empiezan a ser estas, y hay que buscarlas “en el país de la falsa libertad”.

Es tan siniestro y cruel el accionar del gobierno que nadie pregunta ya por bromatología, por el cuidado alimenticio, por el frío en ciertos productos, porque si la comida del día -con suerte- pasa a ser unos granos de arroz por 400 pesos, lo otro queda en un margen de privilegios que cuesta comprender en este presente, de miseria, de panzas que duelen, de humanidades a la deriva, de un país condenado, y de un gobierno que disfruta porque el balance “les rinde”, y el 1% del país festeja sus riquezas.

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