Okupas: La tribu de mi calle

Hay libros que son puentes entre mundos. A veces cercanos y, muchas otras, viajes a territorios desconocidos, a dialectos curiosos, paisajes foráneos. En el caso de “Okupas. Historia de una generación”, de Leandro Barttolotta el puente imaginario que traza el autor es hacia un pasado cercano pero muy distinto de este presente de pantallas 24 horas y de encuentros raramente ocasionales.

Por Ignacio Portela

Si un pibe de esta época (que no llegó a los veinte) te pregunta cómo eras vos a su edad, qué música escuchabas, qué recuerdos te vienen de tu ciudad, cuáles eran los temas que se charlaban en las veredas o si es cierto que la Quilmes salía un peso, tenés la opción de contar algunas anécdotas propias o simplemente lo podés invitar a ver Okupas, la serie de principios de 2000 dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por el cuarteto de Ariel “Walter” Staltari, Fernando “Chiqui” Tirri, Rodrigo “Ricardito” De la Serna y Diego “Pollo” Alonso. La excusa de una nueva remasterización y disponibilidad en plataformas actuales es el puntapié inicial para recorrer la historia de esa generación que ya pinta canas, que tiene más obligaciones de las que imaginaba y que vuelve, una vez más, a recordar con una sonrisa sus “años locos”.
La originalidad y potencia del libro radica en que, a partir de ciertas escenas memorables, Barttolotta (el hombre de las cuatro T en su apellido) se anima a indagar en su interior y en los de su banda más cercana de amigas y amigos, esos que durante la cuarentena, en medio de una nostalgia loca de madrugada, pudieron parar la pelota y mirar hacia atrás para ver qué estuvo bueno y qué es lo que los mantiene vigentes. ¿Por qué Okupas nos habla en presente? Porque fue de las pocas realizaciones televisivas que eran genuinas de una época, que no eran reflejo sino vidas como las de cualquier pibe del conurbano en aquellos años.
En su guión imaginario, el libro puede citar a Enrique Medina o a Héctor Germán Oesterheld; puede detallar detenidamente el viaje a Quilmes para comprar y mostrar por primera vez en la televisión argentina el consumo de merca en un baño cerca del río, sin necesidad de una bajada moral, puede analizar el impacto que tienen las distintas formas de ver la serie en dispositivos caseros, Youtube o devedés, busca el trasfondo de cada personaje y se basa en escenas que determinan su accionar en la serie. Hace un recorrido musical con los cambios de banda de sonido en las distintas plataformas que se emitió culminando con un detallado listado de los temas de “Sus Majestades satánicas”.
También en el libro se resalta el aporte de las lenguas populares en personajes como El Negro Pablo (Dante Mastropierro) en su Docke tenebroso y marginal, los códigos del Fletero (Claudio Rissi) y los apliques de Sofía (Romina Soto) a Ricardito “el mantenido”. Todos los y las personajes tienen su lugar, porque esa banda marcó a varias generaciones y sus códigos se siguen utilizando en la actualidad en memes, gráficas o remeras.
Cuando se habla de la época de Okupas se habla de “una generación nacida y criada en la democracia de la derrota. Ni siquiera jovenadulta para el cinismo de los 90´ o para su resistencia. Una generación virgen de imágenes de futuro –al que iluminábamos con la llamita de un encendedor– y bastante pobre en cuanto al mercadito de afectos históricos o sociales relevantes, que va a encontrar en las bandas de rock un modo de meterse y copar la sociedad argentina desde sus bordes. Okupas fue entonces un programa que nos dio un espejo, una música de época y varios kilos de más para robustecernos a nivel existencial y volvernos un poquito más pesados”, escribe Leandro, nos describe Leandro.
De esta forma queda hecha la invitación para disfrutar este viaje, poner “My Girl” en la compactera o en una plataforma cheta de la actualidad y disfrutar de esta guía particular que hace justicia y logra recuperar a una de las series argentinas más logradas de la historia.

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