Por Editorial Sudestada
Todo el circo se preparó en Olivos, con Milei “agasajando” a los 87 traidores a la Patria que votaron el veto contra la nueva fórmula de movilidad jubilatoria, una recuperación del ingreso, y el aumento inmediato para los jubilados que cobran menos de 300 mil pesos mensuales cuando necesitan más de 800 mil para no pasar hambre y hasta poder medicarse.
“La casta come asado”, fue lo que recorrió ayer en la opinión pública, y enseguida estos grotescos “aclararon” que cada comensal pagó 20 mil pesos el plato. Pensemos que hoy cada diputado cobra -”legalmente”- alrededor de 2 millones de pesos, y todos los meses se aumentan el salario. Incluso algunos de estos empobrecedores y funcionales al gobierno nacional, llevaron “vino y ensalada” como provocación e intención de mostrar que eso “el Estado no lo paga”, y cagándose de risa de todos nosotros y de los jubilados que fueron a cacerolear afuera. 20 lucas por cabeza para festejar que a los jubilados no les den el aumento ahora, ni les aumente el ingreso en los próximos meses, todo por el “déficit”, por la risa con el FMI, y porque “total los jubilados se van a morir”, como había dicho Mondino apenas asumieron.
Adentro se brindó por el ajuste, Se brindó por el Estado ausente y criminal. Se brindó por el hambre en los barrios, por los jubilados atacados, y seguramente se negociaron los próximos vetos como el del financiamiento universitario, o los decretos que le preparan al presidente en las oficinas blindadas de Puerto Madero.
En un país en el que millones de pibes comen una sola vez al día, en el que el consumo de carne es el más bajo del siglo, en el que duele la ostentación de comida, ellos se reúnen, comen, festejan, se ríen y transan, con todas las cámaras a disposición. Porque además del ataque al pueblo, disfrutan de provocar, de encender la mecha, sin saber que el costo -que todavía pareciera que no tienen- llegará, más temprano que tarde.