Aerolíneas no se vende

Por Editorial Sudestada

Trabajadores realizaron una protesta en defensa de nuestra Aerolínea de bandera ante la Ley Bases y el proyecto de privatización.

Ya hay despidos. Avisos de miles y miles de telegramas. Nuestra Aerolínea de bandera sujeta a la privatización que propone el menemismo fascista que nos gobierna y con una Ley siniestra que aprobaron en el Congreso. Un cartel de remate como retrospectiva de lo que sufrimos en los 90, y todo lo que costó poder recuperar una empresa nacional, que además -con todo lo que genera, los puestos de trabajo, y lo que significa en el mundo- no tiene pérdidas. ¿Entonces cuál es la razón para privatizarla? 

“Aerolíneas no se vende”, gritan los laburantes entre banderas, abrazos, y un miedo que recorre todas las humanidades con la posibilidad de quedarse sin trabajo en un presente hostil para todos los sectores. 

Para comprender lo que significa privatizar una empresa nacional, y que en vez de ser manejada por el Estado pase a manos privadas y extranjeras, aquí algunos datos: En 1990 Aerolíneas (empresa nacional) contaba -entre tanto- con 28 aviones propios y uno alquilado. Una vez que pasó a ser “comprada” por Iberá durante el gobierno de Menem, el vaciamiento fue total, sumado a los miles y miles de laburantes que quedaron en la calle. En el año 2008 cuando se estatizó solo contaba con dos aviones propios. Eso es vaciamiento. Esa es la lógica empresarial y privatizadora. Además en ese mismo año la empresa contaba con un saldo negativo de 2.500 millones de pesos. Hoy, siendo empresa nacional, no tiene pérdidas en el balance. 

Lo que el gobierno nacional propone y en el Congreso transan y nos condenan, es el vaciamiento de toda nuestra soberanía, desde empresas a recursos naturales. Acá se ejecuta un ataque directo a la Argentina y a todos lo que vivimos dentro. Ante semejante realidad y peor futuro, los laburantes levantan la voz, se unen, y gritan bien fuerte para defender lo que es de todos. 

Estas imágenes conmueven, pero sobre todo deben llevarnos a una reflexión profunda sobre lo que implica una política privatizadora, de saqueo, de fuga de capitales, y de un Estado ausente y criminal. 

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