La zapatilla de Facundo

El domingo pasado Cristina, la mamá de Facundo Castro, encontró una zapatilla de su hijo tirada a 30 metros de donde hallaron un cuerpo que podría ser el del desaparecido en democracia. La zona ya había sido rastrillada. Las sospechas, dudas, preguntas y respuestas sobre el caso cada vez son más dolorosas.

Ilustración de El Tomi
Por: Hugo Montero

Entre el barro y la mentira, la zapatilla del pibe que nos falta. Que nos falta no, que nos arrancaron. A metros nomás de una historia apagada en un pantano de mentiras, los jirones de la vida de un pibe de 22 años con tanto camino por delante, con tanta ruta por transitar, con tanta vida a los dos lados del sendero, con tantos callos por hacerse en el andar, una zapatilla sola.

De tanto patrullero, uniforme, paliza, desaparición, mentira, encubrimiento, pista falsa, silencio hipócrita, funcionarios ineptos o cómplices, la huella de un pibe y una mamá que busca. Una mamá que sigue la huella triste de la zapatilla de un hijo amiguero, murguero, sensible y dueño de tantas sonrisas, y persigue un sueño cada noche: abrazarlo de nuevo.

Encontrar, de una vez por todas, esa otra zapatilla que falta, esos pies cansados de tanta ausencia, la osamenta joven de un pibe desaparecido y asesinado por la maquinaria delicuencial llamada La Bonaerense, la sonrisa divertida de saber que la historia recién comienza, que te espera tu novia en Bahía Blanca, el mate calentito en casa de Cristina, la cerveza con los pibes de la ranchada, el hueco negro donde los miserables eligieron ocultar el rastro. Esconder la huella. Tapar una zapatilla. La zapatilla de un pibe que es sueño y aventura llamado Facundo Castro.

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