30 de agosto – Día del detenido desaparecido

Por Jorge Ezequiel Rodríguez

Llega una fecha, esa marca en el calendario que nos pone una mano en el pecho para frenar y pensar, o en realidad para poder avanzar. 

Memoria Presente

Cuando hablamos hoy de detenidos desaparecidos nos tiemblan las manos y el susurro-grito se hace oír en esa especie de calma llamada democracia, que lamentablemente demuestra que todavía no alcanza. Todas y todos tenemos acceso a la información, a la historia, a los testimonios, al compromiso, a la tibieza o al negacionismo. Cada cual elige, cada cual sabe de qué lado de la historia y del presente se para, de qué lado camina o se sienta. Las y los 30.000 víctimas de un terrorismo de estado, de un genocidio, nos siguen enseñando incluso para comprender, y que no se nos vaya de vista, que la Memoria también es presente y es futuro. 

¿De qué manera se puede definir como pasado cuando casi 30 años después del retorno de la democracia preguntamos dónde están nuestras compañeras y compañeros detenidos y desaparecidos?

¿De qué pasado nos hablan los impresentables de la moral cuando de casi 500 personas, víctimas de un plan sistemático de robo y apropiación de bebés, niñas y niños, se restituyeron 130 nietas y nietos que hoy tienen más de 40 años; cuando muchos genocidas se siguen riendo de la justicia en la cara, y de nosotros mismos, sentados en un sillón mirando por la ventana una reja que ellos mismos pusieron y pintaron? ¿De qué pasado nos hablan cuando ni siquiera se señalizaron la mitad de los centros de detención clandestinos en todo el país, incluso muchos que fueron y son comisarias, después de señalizarse, de colocar una placa, al otro día en la misma celda torturan nuestras pibas y pibes; cuando justamente las fuerzas de seguridad emplean los mismos métodos que los genocidas de los 70 con sangre en las manos, desapariciones forzadas, torturas y abusos insostenibles de poder? 

¿De qué pasado nos hablan si Santiago Maldonado, Luciano Arruga, Rafael Nahuel, Facundo Castro y Tehuel, entre tantas y tantos, nacieron en democracia? 

¿Cómo es posible hablar de pasado cuando se nos van nuestras Madres y Abuelas sin saber dónde están sus hijas e hijos y sin conocer a su nieta o nieto? 

¿De qué pasado nos hablan cuando en 2021, en plena campaña electoral, muchos candidatos hacen del negacionismo una bandera?

La Memoria es presente también, tanto que lastima y golpea pero no paraliza. Que este 30 de agosto no sea una fecha más en la que después de muchos homenajes nos levantemos a la mañana siguiente creyendo que todo está resuelto. Que sean ellas y ellos a quienes les han robado la vida por intentar hacer de éste un mundo mejor, las y los que nos enseñen a seguir luchando, a no bajar los brazos para que el Nunca Más sea una realidad. El mejor homenaje que les podemos rendir a nuestras compañeras y compañeros detenidos y desaparecidos es luchar para que nuestras pibas y pibes vivan y sueñen y no se conviertan en una bandera, para que las fuerzas de seguridad estén al servicio del pueblo y no contra el pueblo, para que nuestras Madres y Abuelas puedan hacer el duelo de sus hijas e hijos y darle ese abrazo tan esperado a su nieta o nieto, para que ningún derecho más se vea vulnerado, para que los culpables paguen sin jamás recibir el perdón, y para que los impresentables del negacionismo no toquen ni siquiera una secretaría. 

Por más Memoria Verdad y Justicia y por el sueño de las y los 30.000 ¡Presentes! ¡Ahora y siempre!

Anterior

El cuento de la criada: una ficción no tan alejada de la realidad

Próxima

Lo que no