Ana Clara Moncada: “Soy una menos ¿Cuántas nos tenemos que ir?”

Ana Clara Moncada viene llevando una lucha adelante contra la violencia política dentro del sindicato de Judiciales en la Ciudad de Buenos Aires. “Desde el año 2016 está impedida mi participación en el sindicato AEJBA, Judiciales de la CABA y en la Federación Judicial Argentina, como resultado del acoso sexual cometido por el dirigente Matías Fachal. Para dejar de ser su víctima, debí abandonar mis deberes políticos y perder mi espacio gremial, limitándose así el desarrollo propio de mi vida como representante sindical. “, publicó Ana Clara en los medios. En contacto con ella, desde Editorial Sudestada, visibilizamos este camino de lucha y el intento de Matías Fachal de perpetuar su impunidad. Recientemente se realizó una impugnación a la Junta electoral para que esta persona, quien ejerció violencia hacia las mujeres, no pueda ser candidato dentro del Sindicato.

Por Editorial Sudestada

Una historia de violencia política
“En 2016 abandoné mis cargos y me desafilié. En abril del 2018 supe de su candidatura en Federación Judicial Argentina. Yo había decidido partir fuera del país, enfocándome en otros rumbos. Quería olvidarlo todo. Además, conociendo perfectamente el trato hacia las víctimas, no me encontraba en condiciones de revivir los hechos traumáticos que me dejaron fuera de un ámbito tan valorado y entrañable para mí.
En diciembre de 2018 se difundió el video de Thelma Fardin. Días después, la carta que hace público el acoso perpetrado por el sindicalista Fito Aguirre. Ambas denuncias fueron impactantes, pero me sentí absolutamente identificada con la descripción de los hechos de S. H.: el contacto físico con connotación sexual no deseado, las actitudes posesivas como vigilancia o escenas de celos, comentarios sobre la apariencia, mensajes fuera de lugar, mentiras a su esposa como si existiera algo que ocultar entre nosotrxs. La incomodidad absoluta en las reuniones o viajes, el asco total y la impotencia aplastante. La dificultad de categorizar la situación, el rechazo a ocupar el lugar de “víctima”. 
Así las cosas, en 2019 me fui del país. En 2020, debido a la pandemia, fui repatriada.
Para inicios de 2021 tuve una reunión con una excompañera, actual integrante de la conducción, quien no tuvo una solución para mi caso. Ella propuso una mediación: imposible. Yo no podía soportar la presencia de Fachal, no podía verlo ni en fotos. Le explicaba que no había forma de compartir nada, porque mi integridad psico-física había sido sistemáticamente vulnerada. (En 2015, enojada y a los gritos le dije que nunca pasaría nada entre nosotros, que no me molestara más. Se disculpó y prometió no insistir. En 2016 insistió. Ante un nuevo rechazo mío, me insultó y como represalia, no me habló nunca más, anulando mi participación.)
A mediados de 2021, durante la segunda ola de Covid, casi deprimida por no poder regresar al espacio político en el cual quería participar, por la injusticia de haber quedado fuera por un machista hipócrita que va a las marchas del 8M y 25N, por las mentiras alrededor de mi desafiliación, retomé el asunto en terapia. Recordé detalles de todo tipo: reviví la emoción de los logros colectivos y personales. Así también, el asco, la angustia, la bronca, el dolor.
El 23/9/21 supe que él sería el próximo Secretario General de la Federación Judicial Argentina.
Por el fuerte impacto emocional, hablé. Conté en un audio difundido en el Congreso lo que resultó ser un secreto a voces: muchas y muchos habían indagado sobre mi repentina ausencia y se habían enterado “el rumor”.
35 congresales y dirigentas/es de 9 provincias exigieron atender el caso. Otros, sin negar los hechos, alegaron una “operación política” y el proceso electoral avanzó. (Adjunto 1)
Matías Fachal, en su nuevo rol de máxima autoridad, acudiendo como Alperovich a la teoría de la “falsa denuncia, causa armada por motivos políticos”, amenazó con cartas documentos a 2 dirigentas de la Pcia. de Bs. As. (Adjunto 3) Las instó a callar o ser denunciadas civil y penalmente, mientras intentaba armar –sin éxito- un pacto machista de complicidad con todo varón de su agenda, negando mis dichos. Les suena?
Entonces realicé una presentación vía mail ante FJA sin obtener respuesta. (Adjunto 4)
Pasados 7 meses, el 26/4/22 envié la Carta Documento N° 148341545: silencio total. También me dirigí a mi sindicato de base, AEJBA (Asociación de Empleados del Poder Judicial de la CABA). La CD N° 148341559 fue rechazada. (Adjunto 7)
Ese mismo día, envié una notificación al Consejo de la Magistratura de la CABA (CUIJ 9089-8 – Adjunto 6) y realicé una denuncia ante el INADI (Expte. 43474750 – Adjunto 8).
Expliqué los hechos de Violencia Sexual, Política e Institucional de Género que sufrí, su modus operandi. Hasta ahora, no se ha habilitado canal de comunicación alguno, ignorando el reclamo, generando una nueva forma de violencia y daño psicológico.

Nora Cortiñas


En ese sentido, para preservar mi integridad psico-emocional, no he acudido a los Tribunales. No quiero regresar al lugar de víctima, ni siquiera en el aspecto legal. La falta de perspectiva de género en el Poder Judicial está por demás reconocida por la mismísima FJA. Incluso en el ámbito porteño fue necesario crear un Observatorio de Género en la Justicia, a cargo de la Dra. Diana Maffía, para “propiciar iniciativas orientadas a promover la igualdad.”
En este escenario, quién puede exigir la denuncia penal? Qué medidas puede tomar un Juzgado? Cuántas mujeres son asesinadas con decenas de denuncias en trámite?
El acoso sexual terminó con mi apartamiento. No quiero ser re-victimizada, ni sometida al perfilamiento racial por mi origen: soy migrante forzada de la Provincia de Jujuy, marrón. Mis rasgos andinos constituyen un factor de discriminación por étnia. Lxs descendientes de los pueblos indígenas fuimos históricamente apartadxs de la política. 
Asimismo, un proceso penal perjudicaría la situación de empleo de Fachal. No es esa mi intención.
Pretendo que la propia organización arbitre los medios para hacer justicia, aplicando todas las consignas que demandamos al Poder Judicial. Por ahora, el silencio configura Violencia Institucional (Adjunto 5)
Estamos ante un planteo que hace al ejercicio de los DDHH: la violencia hacia una persona racializada por su género, constituye un fenómeno de gravedad, por ser un abuso de poder que impidió el ejercicio de un rol político y social, de forma anti-democrática.
La solicitud de esclarecimiento, compartida por 60 dirigentes y ex dirigentes de 14 filiales no tiene respuesta alguna (Adjunto 2). Tampoco el pedido de renuncia y/o apartamiento preventivo, pese a las mociones que lo exigieron en Plenario. Por el contrario, la CTA Autónoma Nacional lo propone en una Secretaría para las elecciones del 11 de agosto. Lo premian, y así contradicen toda la lucha del movimiento feminista. 
Gracias a la comprensión y acompañamiento de militantes y referentes de todo el país, en diciembre conversamos sobre “Violencia de Género y Racismo en las Organizaciones Sindicales” con Nora Cortiñas (Madre de Plaza de Mayo LF), Belén Silva (Abogada Ecofeminista – Colectivo Identidad Marrón), Mila Montaldo (Lic. en Trabajo Social. Esp. en Salud Mental y Justicia de Género – Oficina de Asistencia a Víctimas de Delitos de la Fiscalía ante la Cámara Federal de MDP – Miembro de Justicia Legítima) y Enrique Stola (Psquiatra experto en Violencia de Género y Masculinidades, miembro de APSA, perito en los casos Grassi, Thelma, Higui, entre muchos otros).
Las reflexiones y las posibles acciones a llevar a cabo son diversas… Yo pretendo un repudio a las acciones de Fachal, para desalentar y prevenir nuevos abusos, una reparación a modo de Disculpas Públicas, la restitución de mis cargos gremiales y la creación de un Protocolo de Actuación para casos de VG.
Propongo también como instancia de revisión de sus conductas machistas -dado que los cursos por Ley Micaela no lograron conmover ni un ápice sus actitudes- el Grupo de Reflexión sobre Masculinidades, coordinado por Enrique Stola y Diego Gómez, organizado por Desertores del Patriarcado.
Insto a que mi ex organización, HOY RE-ACCIONE ANTE LA INJUSTICIA, conforme lo demanda el momento histórico de avance en derechos. La impunidad es un mensaje demasiado peligroso”.

Se lanzó una juntada de Firmas en Repudio a la candidatura en CTA A Nacional.
Te invitamos a firmar la petición para que dirigentes sindicales acusados públicamente de ejercer violencia política y acoso sexual dejen de representarnos.
Que vuelvan a sus lugares de trabajo a empezar a aprender a ser respetuosos y dignos de ocupar los cargos que pretenden y que dejen de usar la política gremial para ejercer el poder con deshonestidad e impunidad.
Gracias por tu apoyo y por colaborar con la difusión del caso;
REPUDIO A LA CTA AUTÓNOMA POR COMPLICIDAD CON LA VIOLENCIA POLÍTICA Y EL ACOSO SEXUAL
La CTA Autónoma a nivel NACIONAL lleva como candidato para las próximas elecciones a un (ex) dirigente denunciado públicamente por violencia política y acoso sexual y lo hace en la Lista 1 para el cargo de secretario de discapacidad.
La CTA Autónoma lo hace a sabiendas de que otorga con su decisión un manto de impunidad al cobarde que no permitió y no garantiza un proceso de investigación independiente dentro de la Federación Judicial Argentina.
Lo hace pisoteando los derechos de la víctima y de todas las mujeres trabajadoras que venimos luchando para desterrar violencias en organizaciones que eligen la nefasta complicidad con el victimario.
La situación de violencia y acoso es conocida por la CTA Autónoma, fue expresamente impugnada la candidatura ante la Junta Electoral por varias personas y a pesar de saber que la víctima pidió escucha y cuestionó la candidatura, DECIDIERON con la Junta Electoral, sostenerlo y ampararlo con un artilugio infundado y anti convencional.
Evidentemente hasta aquí les llega la perspectiva de género, y la inclusión, el resto pasó a ser discurso oportunista, prácticas marketineras y mucho cliché, como se demostró en el lanzamiento de la capacitación en ley Micaela para la dirigencia, mientras por todos los canales se pedían explicaciones por el salvataje orquestado para Matías Fachal.
La negación del dolor de las víctimas es la peor de las violencias, en este caso es negar una vida política, de una compañera reconocida y afirmada. Y es forma simultánea de definirse y posicionarse en el mundo  
Negar la existencia de algo es peligroso precisamente porque causa un daño que puede ser irreparable, al expulsar de nuestro mundo, de la política, de la sociedad a alguien que existe y manifestó que sufre las consecuencias de la violencia y demanda ser escuchada para conseguir la reparación del daño.  
Negar la violencia de género es ya violencia. Y de género. Sin embargo, negarla no la hace desaparecer, sino que aún peor, la violencia sigue existiendo bajo la forma indefinida y permanece en nuestra vida como un fantasma, como una amenaza que, por mucho que neguemos, nos sigue golpeando. Si lo que se niega se obstina en dar prueba de existencia y razones y argumentos, entonces la negación se convierte en negacionismo. Y con él aparecen las creencias convertidas en razones. Y de negacionistas perversos sabemos bastante.
Lamentamos profundamente este amparo burdo y grave al patriarcado porque conocemos a muchas compañeras de la Central que realmente trabajan a conciencia para cambiar el estado de opresión y sometimiento de las mujeres, cuestionan a sus dirigencias machistas y están muy lejos de avalar y proteger a quienes abusan de su poder para atentar contra la dignidad y la libertad de las compañeras.
Hoy estamos obligadas a decir FUERTE, CLARO, SIN MIEDO, SIN DUDA, y SIN CONCESIONES, que este tipo de sindicalismo no va en la misma dirección que nosotras, que no tenemos tiempo para los que anteponen la estructura a nuestros derechos y los que priorizan lazos de lealtad jerarquizada en la lógica patriarcal por encima del maltrato y el acoso a las compañeras.
Sí, “Ahora es cuando” porque estamos expresando mediante la presente nuestro repudio, denunciando y poniendo en evidencia la contradicción, la doble vara y la falta de conciencia histórica, política, social y militante que ha demostrado esta conducción ante la negación explícita de las conquistas que en materia de género y contra la violencia laboral, política, institucional, sexual y simbólica han logrado los feminismos en su larga lucha.
Queremos que los referentes sindicales violentos dejen de representarnos, que vuelvan a trabajar en sus lugares de origen y a replantearse sus conductas y convicciones. Los fueros gremiales deben dejar de proteger violentos,
El sindicalismo es con nosotras, pero no como pretenden mantenerlo, sino como nosotras lo venimos reconstruyendo.  
Fachal, AEJBA, la Federación Judicial Argentina deben dar explicaciones y ahora la CTAA por su protección al victimario también.
Y porque a ellas, a las víctimas de la violencia de género, las reconocemos y no miramos hacia otro lado, no nos callamos más!
#anaclarayotecreo

Firma acá abajo

https://chng.it/fmHwmFZs2m

Esta imagen tiene un atributo alt vacío; el nombre del archivo es BANNER-coloaborar.gif

Anterior

Tabaré Rivero: “uno hace esto por amor, no por plata”

Próxima

Sin tierra, hay hambre