Por Editorial Sudestada
“Por una factura de luz no van a cerrar las universidades”, fue la respuesta del gobierno a través del vocero de la casta neoliberal, Adorni. “La plata alcanza hasta mayo”, aseguran desde adentro de las universidades tras las millonarias facturas de luz y gas, el recorte de presupuestos y la nula respuesta de un gobierno que aprieta, extorsiona, y profundiza una crisis económica y social que no deja margen al descuido.
La intención es clara, y las universidades nacionales están a punto de cerrar. Por otro lado, celebran el “subsidio macrista” a las escuelas privadas y el “mimo” a la clase media acomodada. Milei lo sostuvo durante los meses anteriores a las elecciones -y luego desmintiendo sus propios dichos- de que a la educación pública la iban a privatizar. ¿Cómo se realiza esta maniobra? siguiendo los pasos y la lógica neoliberal de saquear los recursos, desmantelar las estructuras, que no existan becas, insumos, que no haya infraestructura, que se desplome todo, y que se logre al fin y al cabo mostrar que “las universidades públicas no dan más”. Ahí llegan las empresas y lo privado como “solución”. Esta historia es conocida, incluso hasta Carlos Saúl y Martínez de Hoz.
El apagón sucedió en varias universidades y estas imágenes son parte del reflejo. La lucha en defensa de la educación pública se multiplica, y para el martes que viene se prevé una movilización que sea capaz de sentar otro precedente en la historia, que nos remonta incluso a la renuncia de López Murphy en tiempos del “corralito”, otro personaje de la casta política cercano al gobierno.
La emergencia universitaria es total, y la crisis económica nos atraviesa de punta a punta con un “Estado” que sueña con un ideal en el que literalmente los trabajadores, sus hijos y nietos, no pisen una facultad pública ni de casualidad. El privilegio busca más privilegios, y al pueblo lo “sueñan” contra el paredón.
El martes todos a las calles.
