Ataque israelí: Más de 45 personas calcinadas

Por Editorial Sudestada

Israel bombardeó a tiendas de campaña en Rafah, en el sur de Gaza

Otro bombardeo, un nuevo ataque del terrorismo israelí sobre personas desplazadas, sobre tiendas de campañas, que dejaron el saldo de al menos 45 personas calcinadas y más de 200 heridos. El plan de exterminio se profundiza, y el cinismo genocida sostiene en la voz de su primer ministro, Netanyahu, que se trató de un “accidente trágico”, en un lugar en el que ellos mismos lo habían declarado como “zona segura”. 

Lo que ejecuta Israel -en una cárcel a cielo abierto- es un exterminio que ya lleva, en solo 7 meses, más de 35 mil palestinos asesinados, más de 9 mil heridos y mutilados, millones de personas desplazadas y que “viven” en condición de calle, un cerrojo siniestro que no permite la entrada de alimentos ni de suministros de necesidad básica, como agua, energía eléctrica y combustible. A estas cifras que estremecen agregamos una que duele, pero más aún la tibieza de la opinión pública, el silencio cómplice, y las banderitas israelíes en muchos medios de comunicación: cada 10 minutos un niño palestino es asesinado.

Ahora, a través de un ataque que ellos manifiestan como “accidente”, más de 45 personas fueron quemadas vivas, asesinadas bajo las llamas que fueron causa de un bombardeo que viola todas las leyes de “guerra” que incluso impone el mismo verdugo.

En Gaza la realidad lastima hora a hora y estas noticias suceden mientras en una enorme parte del territorio mundial se avala este genocidio, se silencia la sangre, se calla a las miles y miles de víctimas. Pero a la verdad ya no la pueden tapar, ni siquiera con semejante operación.

Desde el 7 de octubre hasta el momento de escribir estas líneas, Israel con el apoyo del imperio de los EEUU y de los poderes económicos y políticos, asesinó a más de 35 mil personas, entre ellas el 70% son mujeres y niños.

No nos vamos a cansar de seguir gritando que el verdadero terrorismo es este, el que otra vez calcinó a decenas de personas, sin que les tiemble el pulso.

Imagen: Abed Rahim Khatib

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