Por Editorial Sudestada
Sobre las palabras de la cantante en la entrega de los Premios Gardel
Durante la noche de ayer, Lali Espósito alzó su voz para que se escuche bien que el crimen de Barracas fue lesbicidio. Con el premio a “Mejor álbum de artista pop” en la mano, y resaltando que en este presente la estatuilla es lo de menos, Lali dijo:
“No voy a dedicar el premio porque el premio es una tontería a final de cuentas en comparación a esto que quiero mencionar. Quiero dedicar un momento a Pamela, Mercedes, Andrea y Sofía, víctimas del lesbicidio en Barracas” y agregó “es cierto que quizá la palabra lesbicidio no está en la Real Academia Española, pero está en la calle, en la vida real de mucha gente y no debería parecernos normal. No nos acostumbremos a escuchar estas historias”.
La importancia de estos hechos, su repercusión y el alcance que estas palabras tienen en boca de una artista de nuestra cultura, nos llevan a pensar en que el compromiso hace eco en miles y suma a esta lucha contra los discursos de odio que la comunidad LGBTQ+ viene resistiendo hace tanto tiempo. Incluso con un gobierno nacional que de manera permanente ataca a las diversidades, que “ningunean” a los crimenes de odio, y que en este caso -el de Barracas con el asesinato de tres mujeres- negaron con una sonrisa siniestra la vinculación del hecho con la realidad que Lali acá vuelve a marcar.
Lo de Barracas fue lesbicidio, de eso no hay ninguna duda. Pero ellos no lo quieren asegurar porque sería asumir una problemática que para este sector rancio “no existe”.
Fue lesbicidio, y se grita acá, en el mundo, y lo seguiremos haciendo cada vez que una compañera o compañero sea agredido, violentado, asesinado y perseguido por este mismo odio que desde muchos sectores siguen defendiendo, silenciando, ocultando, o desestimando, que es más o menos todo lo mismo: complicidad.
