Por el derecho al tijereteo

El proyecto Preservativo para Vulvas nació con el objetivo de diseñar y crear un método de protección contra las enfermedades de transmisión sexual para las personas con vulva. Además, busca visibilizar cuán silenciadas y discriminadas están todas las prácticas que escapan al concepto heteronormado de sexualidad. Ariana Di Ruggiero, integrante del colectivo, expresa: “Se generó el sentimiento que esperábamos: darnos cuenta de que hay un Estado que no nos está contemplando y que nunca nos enseñó a pedir por esto tampoco”.

Por Lucila Morlacchi

Las respuestas que brindan los consultorios médicos en relación a los cuidados en las relaciones sexuales desde el punto de vista de la diversidad son escasas y de dudosa practicidad. A veces, sus consejos son además acompañados por comentarios falocentristas y homofóbicos. En el caso de la población trans, ni siquiera se respeta el uso correcto de los pronombres, ignorando la Ley 26.743 de Identidad de Género. 

Lxs integrantes del proyecto no se presentan como “mujeres”, ni “lesbianas”, sino que abarcan identidades diversas. Se definen como un grupo horizontal, apartidario, con foco interseccional y perspectiva transfeminista. En esta entrevista, Di Ruggiero profundiza sobre estas violencias y enfatiza en la necesidad de una efectiva implementación de la Educación Sexual Integral.

¿Cómo surge la idea de un preservativo para vulvas? 

El proyecto nace de una necesidad que encontró una pareja que quería empezar a cuidarse a la hora de tener relaciones sexuales. Al encontrar que no existe un método seguro para la práctica del tribadismo o lo que comúnmente llamamos “tijeretear”, lanzaron un flyer por Instagram comentando esta problemática. Se titulaba “Proyecto Preservativo para Vulvas”. A raíz de eso, se acercaron varias personas, entre ellas yo, y nos juntamos en Puan para organizarnos  y ver que se podía hacer al respecto. Lo que pasó en esa reunión es que no solamente nos encontramos con esta necesidad, con esta inexistencia, sino que empezamos a ver que hay otros puntos que también convergen en las mismas experiencias. Hablamos de cómo nos veíamos tratades en el consultorio ginecológico, de la necesidad de Educación Sexual Integral y de los métodos que sí existen pero que no se consiguen en el país.

¿Cuáles son los puntos clave del proyecto?

Desarrollamos cuatro ejes. Principalmente, la creación de un preservativo para vulvas que esté específicamente diseñado para tijeretear. En segundo lugar, exigimos la implementación real de Educación Sexual Integral, fundamental para hablar sobre estos métodos de protección. Más allá de la ley que ya existe, queremos una implementación real y que contemple un montón de cosas que hoy no se tienen en cuenta. Personalmente, he tenido una muy buena educación sexual porque tuve mucha suerte, pero nunca se me habló de prácticas diversas, que escapen a la heteronorma. Como tercer eje, pensamos que es importante contar con un protocolo ginecológico que respete nuestras identidades. En el consultorio ginecológico, si no sos heterosexual, nadie te pregunta si te querés cuidar. Y en línea con esto, el último eje es la distribución gratuita, como la que sí hay de preservativos para pene, de campos de látex, dedales de látex, que son métodos preservativos, pero como no están pensados para la anticoncepción, no están previstos para su distribución. Tenemos otros países de referencia, acá en Latinoamérica inclusive, que reparten preservativos vaginales. Son los mal llamados “preservativos femeninos”, que están pensados para la penetración y la anticoncepción. No son preservativos para el sexo entre vulvas. Además, hablar de preservativo femenino para todas las personas que tienen vulva es completamente transexcluyente. Todo es muy falocentrista y heterosexual.

¿Cuáles son los prejuicios que sufren cuando van a atenderse con une ginecologue?

Muchas veces no respetan nuestros pronombres o juzgan nuestras prácticas. Me ha pasado, más joven, de ir al consultorio ginecológico, hablar de mis prácticas sexuales y que me quieran derivar a psicología por mi “indecisión bisexual”. En su momento me generó dudas, porque me lo estaba diciendo una autoridad médica en un lugar privado. Es muy riesgoso que no haya un protocolo que enseñe a tratar con pacientes que salen de la cisheteronorma, porquqe nos encontramos con situaciones verdaderamente violentas. No te puedo hablar desde mi identidad cis sobre una vivencia trans pero sé que a veces está el problema del respeto de la identidad de género. Te toca una ginecóloga retrógrada que te habla en femenino a pesar de que vos le pidas que no lo haga. No se nos pregunta por los riesgos de embarazo, dando por sentado que todas las mujeres con las cuales tenemos relaciones tienen vulva. No les importa hacernos un análisis respecto a nuestro estado de salud o si tenemos algún tipo de infección simplemente porque no tenemos prácticas heterosexuales. A mí me han hecho slut shaming solamente por ser bisexual. En algún momento, un ginecólogo varón me preguntó a mí y a mi pareja mujer porque no estábamos con hombres, porque no hacíamos esas prácticas. Este tipo de razones alejan a la comunidad de estos espacios.

Una vez que el proyecto tomó popularidad, ¿qué devoluciones recibieron?

Siempre hemos tenido respuestas muy positivas. Hay algunos casos de personas que no han coincidido con nosotres, pero todavía me sorprende el nivel, no solo de aceptación, sino de difusión que le genera a la gente el reclamo. Por más que muchas personas estemos interpeladas en esta problemática, hablar de salud sexual en las redes no es lo más aclamado. Sin embargo, la gente se compromete un montón con este reclamo. Se generó el sentimiento que esperábamos: darnos cuenta de que hay un Estado que no nos está contemplando y que nunca nos enseñó a pedir por esto tampoco. 

¿Se acercaron a hablar con algún organismo gubernamental?

Si, hemos tenido reuniones con el Ministerio de Salud y con el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Siempre ha sido muy positiva la respuesta. En su momento nos han dicho que estaría buenísimo poder repartir gratuitamente preservativos vaginales y campos de látex. También nos han agradecido nuestro acercamiento para poder hablar de nuestras problemáticas, y pusieron especial énfasis en el eje del protocolo ginecológico. Hablar de cambiar las raíces me parece muy importante. Muchas veces se nos ha acercado gente para colaborar o presentar proyectos de ley. Es muy interesante porque no solo hay respuesta del gobierno, sino también de otras autoridades que han podido escuchar el reclamo. Siempre estamos comunicándonos con personas nuevas.

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