Día de la visibilidad intesex: “abran sus ojos y vean”

De unos años a esta parte el 26 de octubre se ha vuelto un día visible en el calendario -literalmente visible: en las redes sociales abundan de pronto todas las gamas del amarillo y el violeta. Son los colores de la bandera intersex. La intersexualidad puede definirse de (al menos) dos maneras. Por un lado, se puede definir como todo aquello que concierne a las personas que nacimos con variaciones de las características sexuales o, lo que es decir, que nacimos con un cuerpo sexuado que varían respecto a los cuerpos sexuados promedio, tanto femeninos como masculinos. Por otro lado, se puede definir como aquello que, al decir de la gente,  siempre está un poco oculto y nunca es lo suficientemente visible. 

Por Mauro Cabral Grinspan 

Una entre aproximadamente 1.700-2.000 personas en el mundo nace con un cuerpo sexuado que varía respecto del promedio. Las variaciones se registran en los cromosomas, las gónadas, los genitales y la capacidad de los tejidos para metabolizar ciertas hormonas, entre otras características sexuales (o, lo que es decir, entre otros marcadores bioanatómicos del sexo). Las personas intersex somos muchas, hay muchas variaciones distintas, y muchas maneras distintas de encarnar un cuerpo intersex. 
Mucha gente suele creer que las personas intersex nacemos con “los dos sexos”, “sin sexo” o con un “tercer sexo”; las tres creencias están equivocadas. Intersex no quiere decir “persona que tiene los dos sexos”, o “persona sin sexo”, o “persona con un tercer sexo”. Solo quiere decir “persona que nació con cromosomas, gónadas, genitales, capacidad de los tejidos para metabolizar ciertas hormonas y/u otras características sexuales que son distintas en mayor o menor medida a las del resto de las personas”. 
Mucha gente también suele creer que la intersexualidad es visible desde el momento mismo del nacimiento; lo es en algunas ocasiones, en otras no; muchas personas intersex descubrimos que lo somos en la pubertad, en la juventud, en la adultez, en la vejez, o nunca. Algunas veces la intersexualidad también es visible antes del nacimiento, a través de análisis genéticos. La humanidad endosex (es decir, no-intersex) practica la de-selección genética sistemática de los cuerpos intersex, evitando implantar embriones con características sexuales intersex o recomendando el aborto selectivo de fetos intersex. 
Mientras que la existencia misma de los cuerpos intersex merecería ser tan visible como la existencia misma de los cuerpos endosex, lo cierto que el Día Internacional de la Visibilidad Intersex no se celebra cada 26 de octubre solo para equilibrar esa balanza existencial, sino para traer a la vista aquello que, aún hoy, el mundo endosex se rehúsa a ver. 

Las personas intersex -incluyéndome- somos habitualmente sometidas a procedimientos de “normalización” corporal desde recién nacidas, durante la infancia y la pubertad. Estos procedimientos tienen como única finalidad modificar nuestros cuerpos para que se vean lo más parecidos posibles a cuerpos endosex. Se nos revisa, explora, fotografía, filma; se nos médica, se nos corta, se nos cose, se nos vuelve a cortar y a coser; se mide, se nos dilata, se nos estira. No se nos pregunta. 
La patologización de las variaciones corporales intersex es de larga data; a la luz que proyecta la fantasía de la diferencia sexual binaria, nuestros cuerpos están malformados, incompletos, necesitados de corrección, enfermos. Disfrazada de naturaleza y normalidad, la norma endosex es una máquina de mutilar. 
El 26 de octubre de 1996 un grupo de activistas intersex protestaron frente a la Academia Estadounidense de Pediatría. Veintiséis años después, activistas intersex de todo el mundo seguimos protestando. ¿Qué pedimos? 
Pedimos a prohibición de todas las intervenciones médicamente innecesarias y destinadas a modificar las características sexuales y que no hayan sido consentidas por la propia persona. 
Pedimos que todas las personas reciban información y formación despatologizada y despatologizante sobre diversidad corporal, incluyendo la diversidad corporal intersex. 
Pedimos que todas las familias con niñes intersex cuenten con el apoyo, el asesoramiento y el acceso a los servicios que necesitan. 
Pedimos que el Estado y la sociedad civil, incluyendo a los movimientos feministas y transfeministas, LGTBQ+ y de derechos humanos, se comprometan a trabajar con el movimiento intersex -sin instrumentalizarnos, sin tratarnos como objetos del activismo ajeno, sin infantilizarnos, sin reproducir, a cada paso, el endosexismo nuestro de cada día. 
Pedimos que se reconozca de una vez que los hospitales pueden ser, y muchas veces son, espacios donde se violan de manera sistemáticamente los derechos humanos de las personas intersex, y que se forme a profesionales de la salud capaces de transformar esos espacios para siempre. Pedimos que quienes realizan, alientan y justifican esas violaciones sean, de una vez por todas, públicamente responsables. 
Pedimos que todas las personas que hemos sido sometidas a estigma, discriminación y violencia debido a nuestras características sexuales, y todas las personas que hemos sufrido la pasión normalizadora de la medicina intersex, tengamos acceso a nuestra propia historia, incluyendo nuestra historia clínica completa. Pedimos el derecho a la verdad, y no solo a la de cada cual -sino el derecho a que nuestra sociedad se mire en el espejo de sus propias prácticas, y sea capaz de reconocerse, admitirse, y prometerse que nunca más. 
Pedimos que en este mundo ninguna otra persona intersex sea maltratada, herida, violada, mutilada o torturada -y que cada persona intersex que haya sido maltratada, herida, violada, mutilada o torturada encuentre rehabilitación, reparación, verdad y justicia. 
Pedimos que ustedes, que tanto nos han pedido vernos, abran por fin los ojos, y vean.

Anterior

Una vasectomía de emociones 

Próxima

Orgullo es Diana Sacayan