Día de libro: recomendaciones de escritorxs de Editorial Sudestada

Cada 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro, ese objeto que nos conmueve y nos interpela en cada lectura. Algunos lo subrayan, otros doblan sus páginas para marcar las partes importantes y otros dialogan con ellos haciendo anotaciones en los costados. Leídos en los trenes, colectivos y subtes, en la cama, caminando o de viaje, el libro nos invita a viajar a otros universos. En este día, que aprovechamos para conmemorarlos, les preguntamos a diversxs autores y autoras qué significan los libros para ellxs y si tenían alguno para recomendar.

Por Editorial Sudestada


Juan Solá: “Un libro es el mejor lugar para guardar un secreto. Libro para recomendar: Los árboles caídos también son el bosque de Alejandra Kamiya o Ensayo sobre la ceguera de Saramago por el uso del lenguaje.”

Gemma Ríos: “Para mí los libros son reliquias. Recomiendo la escritura de colegas travestis como Morena García Una sospecha de maquillaje. Porque son voces travestis, voces vitales para reconocer la historia de las sobrevivientes a este mundo ignorante que le falta tanto tanto por abrazarnos”.

Martina Cruz: “Los libros siempre fueron un mundo que se abre, una especie de portal a otras lógicas posibles. El libro me permite dudar de mi estructura, es una mentira preciosa que me permite encontrar una verdad hasta ahora escondida. Dejo los últimos dos que contuvieron mi corazón:
Curar y ser curados de Claudia Masin. Un libro de ensayos-poemas elemental para pensar la función empática del poema, cómo nos transforma la literatura, qué salva, que no. Precioso y potente.
Los árboles caídos también son el bosque de Alejandra Kamiya. Un libro de cuentos hermosos y terribles. Hacía mucho no me emocionaba tanto”.

Mariela Peña: “Desde el primero que llegó a mis manos los libros para mi son juguetes, vehículos o herramientas; depende de mi circunstancia y de mi necesidad. Me entretienen, me transportan o me protegen. Salvo un puñado de ellos, no soy de mantenerlos ni impolutos ni quietos durante mucho tiempo. Me gusta que circulen, prestarlos, regalarlos, dejarles mis marcas, encontrarme con las de los demás. Ni hablar del uso que le doy en mis clases. Mis biblioteca siempre es caótica y está desordenada. Le doy muchísimo uso a mis libros.
Voy a recomendar dos (uno de prosa y uno de poesía): los Cuentos completos de Amy Hempel, la maestra del relato. Una de las mejores escritoras de prosa que leí. Premiadísima, destacadísima por la gente que más sabe de literatura (y con solo cinco libros publicados). Es un libro que reúne su obra completa. Además de entretenidos son relatos construidos con oficio y “algo más “. En todos los casos, al terminar un relato te quedas boquiabierto intentando asimilar lo que acabas de leer. Es maravillosa.


Cielo nocturno con heridas de fuego, de Ocean Vuong, para entrar en el multiverso Ocean, quien (lo digo, sin temor a exagerar) que es uno de los diez mejores poetas vivos del mundo. Hay que leer a este chico y creo que este libro de poemas, es ideal para arrancar. Te duele, te enoja, te erotiza y te cambia un poco el mundo para siempre”.

Cora Barengo: “Los libros para mi son nuevas posibilidades, en el decir de otros, además de nuevos conocimientos, uno puede encontrarse con otras formas de habitar el tiempo y el espacio, con estructuras de pensamiento diferentes. Si uno tiene la suerte de dejarse impresionar por esa maravilla de la singularidad, y más aún si el autor que uno está leyendo lo inspira, porque además de gustarle lo que compone con sus palabras, le despierta a uno algún pensamiento poético y reflexivo; lo conmueve, entonces el milagro se completa.


Recomiendo La morada imposible, libro de poesía, de Susana Thenon por la creatividad de la que dispone la autora para abrirnos a otros mundos posibles o imposibles. Por su vehemencia para hablar de ciertos temas sin perder de vista nunca la palabra como herramienta constructora de belleza y de música, de movimiento y de vida”.

Matías de Rioja: “El libro es la forma que encontré de chico de olvidarme de mi mismo. Recomiendo:
Una soledad demasiado ruidosa, una maravillosa historia de soledad, la opresión y el amor a los libros.
Las cosas, una fina ironía sobre la sociedad de consumo… acumular cosas como una forma de pertenecer. La discusión siempre latente entre el ser y el tener…


Los pájaros de la tristeza, escrita desde la voz de un niño discapacitado. La marginalidad, la violencia y a su vez toda la ternura de la infancia en un contexto doloroso. La regalé mil veces”.

Fernanda Mejía, Mundo Juanchi: “Los libros para mí son alimento espiritual. Son fuente de enseñanzas de las más diversas. Son herramientas que me ayudan a ser mejor persona. Son puentes que acercan y generan conexiones infinitas”, sostuvo, “Yo recomiendo El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl. Lo leí por primera vez cuando tenía trece años y me marcó para siempre.

Tuvo un fuerte impacto en la construcción de mi perspectiva sobre mi propia vida. Me enseñó que no importa lo que pase nadie puede quitarme la libertad de elegir cómo vivo eso que me está pasando”.

Sofía Calvo: “Los libros son un espacio sideral donde nos encontramos, ni más ni menos, con el alma y el mundo de quien lo escribió”, reflexionó la autoría de La Generación de Cristal. Además, aportó: “El libro de los abrazos, de Eduardo Galeano. Creo que tiene absolutamente todo lo que un libro tiene que tener: ternura, delicadeza, rebeldía, realidad, ficción”.

Samantha San Romé: “Uno de los muchos significados posibles que puede tener para mí es que el libro es aquel objeto de la cultura -material o inmaterial- a través del cual puedo construir un vínculo, una conversación con un otrx del que siempre salgo transformada, que de alguna manera sacia mi sed de pensar, de encontrar sentido y compañía. Ese otrx a veces es un/a autor/a, a veces soy yo misma, a veces es una especie de dios o divinidad que se deja ver en el lenguaje”, dijo la poeta, que recientemente lanzó su último libro Un lugar en el mundo.
También, recomendó: “Puedo contar lo que estoy leyendo ahora y me viene gustando que es Mi madre ríe de Chantal Akerman y mi libro de poesía preferido que es La materia de este mundo de Sharon Olds, pero todo libro es para alguien de diferente manera y llega en su debido tiempo. Yo recomiendo leer de todo. Filosofía, poesía, novela, ensayos, historietas, artículos, ciencia y buscar en clave de poesía todo el tiempo”.

Gustavo Yuste: “Los libros son un lugar de exploración, una puerta abierta a que suceda lo incierto. Y en ese sentido, creo que no hay nada más incierto que conocerse a uno mismo, que echar luz sobre zonas que suelen estar en las sombras. La buena literatura suele tener ese efecto de acomodo y desacomodo constante”. Cuando le consultamos al autor de Electricidad qué libro nos podía recomendar, respondió: “Hay dos libros que me acompañaron mucho en este último tiempo: la Poesía completa, de Cristina Peri Rossi (Visor) y La escoba del sistema, de David Foster Wallace (Pálido fuego). Desde la poesía de la uruguaya y la narrativa del estadounidense, creo que es posible complejizar la experiencia de lectura y la vida, que a final de cuentas suelen derivar en un mismo lugar”.

Fernanda Felice: “Pienso que los libros son espacios de comprensión. Vale para los libros que contienen saberes y experiencias, y también para aquellos que narran historias de ficción. Porque el conocimiento, que nos ofrecen las ciencias, y la fantasía, que nos regalan los relatos literarios, son imprescindibles.
Recomiendo Malparidas, libro escrito por Natalia Bericat. La autora consigue atraparnos con su relato. Un relato desgarrador pero que, al mismo tiempo, alivia. Porque siempre es necesario confirmar que nos duelen las injusticias y que es posible torcer los destinos impuestos. Porque somos aquellas mujeres educadas para soportar el dolor y también somos las mujeres que se resistieron a cumplir con ese mandato. En ese brete nos encontramos y, por suerte, Bericat nos alienta a continuar transformando la Historia en medio de esas luces y sombras”, sostuvo la escritora.

Jorge Ezequiel Rodríguez: “El libro es una puerta que se abre hacia un mundo diferente dentro del conocido, de miradas y sueños colectivos, de utopías entre ficción y realidad, con la lectura como compañera y no como ‘pasatiempo’. Un libro, ese que se abre y vuela, para enseñarnos de a poco el verdadero significado de la libertad. Recomiendo: Los hijos de los días, de Eduardo Galeano. Un libro que nos lleva al repaso de la historia, día por día, con la poética y esa magia que multiplica ideas y genera conciencia entre pequeñas y grandes historias que sorprenden, conmueven y te estaquean. Muchas de ellas son parte de ‘los nadies’. Un libro que se vuelve a abrir incluso en el juego con la mirada en el almanaque y la duda como certeza”, opinó el autor de Nietos y Nietas de Plaza de Mayo.

Natalia Bericat: “Los libros son la llave para abrir todas las puertas. Leer es un acto revolucionario en un mundo donde nos quieren ciegos e invisibles. Recomiendo Infancia en Berlín de Walter Benjamin, un libro que recorre con lenguaje poético esos destellos de la infancia a los que necesitamos volver”.

LOS PIBES NO LEEN (Un texto de Cecilia Solá)
Dejame contarte una cosa:
Hace unos años me quedé corta con la planificación de una clase de 80 minutos. No sé que me pasó, si mi diagnóstico fue errado, y los pibes terminaron las tareas ¡15 minutos antes! ¡15 minutos! De que me disfrazo estos 15 minutos, para que no empiecen a armar bardo, pensé.
Como era un curso nuevo, decidí repasar los nombres, para ir fijando caras y nombres.
-What ‘s your name?
-I am Malena.
-What ‘s your name?
-I am Ariadna.
-Adriana?
-No. Ariadna -, me aclaró, con cara de enojo, porque no hay nada peor que la profe te cambie el nombre.
-Ahh, como la del Minotauro? Conocen la historia?
Al rato estaba contando historias sobre cada nombre.
Hubo leyendas de la Araucaria para Nahuel y para Aymara, hubo un resumen apurado de Hamlet, para Ofelia…Les pibes gritaban I am, y su nombre, y se hacía un silencio, esperando la historia.
Tocó el timbre, pasó el recreo, llegó el otro profe, y me despedí.
A la clase siguiente, querían más cuentos. Pero había que explicar el Presente Simple y el uso de auxiliares. A nadie le interesaba.
El trato fue el siguiente: hacemos nuestro laburo, y si terminamos a tiempo y chequeamos los ejercicios, cuento un cuento.
Así seguimos hasta mitad de año. Laburamos mucho, disfrutamos más
Y un día les dije: che, siempre me toca contar a mí, me estoy quedando sin historias. ¿Y si me cuentan ustedes? Lo que quieran: cosas que contó el abuelo, que escucharon en la sobremesa, que les pasaron a alguien, que leyeron..
Martín contó de cuando su abuelo vio al Lobizón.
Elena, que tiene un tío camionero, contó de como su tío llevó a una mujer fantasma por una ruta de Mendoza.
Pablo contó Romeo y Julieta, pero en el barrio.
Y una piba inolvidable trajo un poema.
Los pibes y las pibas leen.
Escriben.
Escuchan.
Relatan.

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