En una jornada parlamentaria marcada por la discusión sobre el aporte de las grandes fortunas en la Cámara de Diputadxs, el gobierno nacional con Alberto Fernández a la cabeza envió ayer el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. El mismo será tratado en el Congreso Nacional en sesiones extraordinarias. El anuncio se realizó a través de la cuenta de Twitter de la máxima autoridad del Estado y concretó la promesa que Fernández había lanzado en la apertura de las sesiones ordinarias aquel 1º de marzo de este año. Dora Barrancos, asesora del gobierno, “fogoneadora” de la iniciativa —como le gusta definirse— y parte de las personalidades históricas de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, dialogó con Sudestada sobre la presentación. ¿Cómo se construyó esta propuesta? ¿Qué actores llevaron adelante la tarea? ¿Qué diferencias hay con el proyecto de la Campaña?
Por Micaela Soledad Arbio Grattone
¿Cuál es tu mirada sobre el proyecto presentado por el gobierno este miércoles?
El proyecto tiene una completitud notable en relación a nuestra perspectiva y nuestras expectativas, porque delimita obligaciones respecto de la punición. En ese sentido, incluye algunos puntos de vista que son inexorables por parte del Estado. Es la primera vez que el gobierno argentino presenta este proyecto y obviamente va a reparar en aspectos que no pueden quedar a la intemperie. La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito tiene su propio proyecto que tiene mucho trajin, pero no contempla algunos aspectos que sí debe tener en cuenta el gobierno. Particularmente me refiero a ciertos criterios sobre la aplicación de la punición. La Campaña no tiene previsto este punto, pero un proyecto que emana con tanta integralidad y que contempla distintas dimensiones y perspectivas tiene que incluir aspectos de punición que, por otra parte, existen en cualquier lugar donde se ha legislado sobre el aborto.
¿Cómo evaluás la mención de la posibilidad de objeción de conciencia?
La Campaña no hizo mención —ni podría de ningún modo haberlo hecho— en su proyecto sobre la objeción de conciencia. No prevé esta posibilidad; e hizo muy bien en no preverla. Ocurre que en la elaboración que ha hecho el Ejecutivo ha tomado aspectos que habían conseguido consenso en las discusiones del 2018. Uno de esos consensos fue dar la posibilidad de objeción de conciencia. Solo que si se lee bien lo que dice, la redacción es muy minuciosa en este punto. Por ejemplo, se torna inexcusable que quien objeta conciencia tiene que derivar. Es una obligación. Ahora, el Poder Ejecutivo está en toda su potestad de proponer objeción de conciencia individual. Pero no se hace lugar a la objeción de conciencia institucional. Que, de todas maneras, es una especie de desacato también a la tradición liberal y filosófica en otro sentido, porque las instituciones no tienen conciencia. Tendrán tradiciones, directivos progresistas o conservadores, pero la institución no puede tener conciencia. Eso es facultad de las personas.
Se hablaba de que el proyecto de “Los Mil Días” a compensar la situación para los pañuelos celestes. ¿Creés que es así?
Yo no sé si es compensatorio o no. Creo que de algún modo le da tranquilidad a las personas pro-natalistas en el que el Estado no va a abandonar a las personas gestantes que, aun en situaciones muy graves, deciden llevar adelante embarazos. Creo que acá es nuevamente el Estado de bienestar social el que toma erguimiento. Porque el Estado tiene que proteger a la niñez y al nacimiento y crecimiento humano por lo menos hasta los tres años, con recursos para su posibilidad de desarrollo. Es simplemente, otra vez, un Estado de bienestar social.
¿Cómo fue el proceso de redacción y presentación del proyecto?
Voy a aclararlo: no tengo ni tuve ninguna actuación de pluma. No soy autora de ninguna línea de ese proyecto sino que quedó bajo las manos de tres responsables de mi absoluta confiabilidad: Vilma Ibarra, que ha sido incisiva en la redacción, Elizabeth Gómez Acorta, que ha tenido igual capacidad decisoria, y representaciones del Ministerio de Salud, es decir, Ginés y eventualmente colaboradores.
¿Sabés si hubo diálogo con la campaña?
La Campaña siempre ha estado en diálogo con actores muy importantes del proceso de redacción. Yo sí he sido fogoneadora, pero no puedo de ninguna manera atribuirme el mérito de haber redactado este proyecto tan bien hecho.