El Blackface no es un arte, es racismo

Desde el barrio Camba Cua, Cueva de negros en guarani, la Cofradia de San Baltasar denuncia racismo por parte de la comparsa Arandu beleza y la modelo y conductora Virginia Acosta que reproduce el Blackface, sin reconocer y sin querer dialogar sobre el hecho de ofensa grave. Al comenzar el carnaval le advertimos sobre esta práctica y no nos escuchó. No todo vale en el arte y es racista la cultura de pintarse de negro todo el cuerpo y de imitar el pelo afro.

Por Gabriela Caballero

Esta práctica es considerada racista en todo el mundo ya que tiene sus orígenes en la caracterización burlesca y estereotipada de los blancos hacia los negros.  Más allá de que la intención inicial de Virginia Acosta no haya sido la burla, la acción de pintarse de negro no debe ser aceptada ni tampoco deja de ser racista.  No comprender la dimensión histórica del Blackface tampoco es  excusa.
El Blackface no es arte ni cultura: es racismo. Tomar estas prácticas como turismo, hobby, diversión, ocio, no hace más que colaborar con el proceso de estereotipación llana y comercial de la cultura afro en sus nuevas formas de opresión cultural ya que seguimos con problemas sin valorar la solución. Con esto no queremos decir que no sea divertido, nuestra cultura lo es, pero se desarrolló en medio del sufrimiento y puede surgir de la diversión el contexto de la opresión. La cultura se va transformando con los tiempos, debemos valorar y ser resilientes a la hora de practicarla.
Reproducir racismo no es un hecho histórico. El respeto por la diversidad es un patrimonio ideológico que debe ser defendido ante todas  las  variantes del etnocentrismo. Comprender  el  carácter histórico y político de esa diversidad puede permitirnos adquirir una visión más compleja. Disfrazar a una mujer blanca, de mujer negra para representar lo que se les ocurra de la cultura africana es racismo. 

 

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