Caso Walsh: Liberan al genocida Fotea

Carlos Fotea es responsable del asesinato de Walsh y de Madres de Plaza de Mayo. Su condena por delitos de lesa humanidad en 2011 fue flexibilizada en 2021. La Jueza Ledesma dio la “orden” y el Juez Obligado “obedeció”. 

Por Cecilia Moncalvo.

Mientras se hace el Juicio Brigadas por los asesinatos durante la última dictadura cívico militar en Banfield, Quilmes y Lanús, con imputados que miran las audiencias por zoom desde sus cocinas y living debido a la prisión domiciliaria de la que gozan, llega la noticia “Fotea en libertad”. 
Fotea es el comisario que confesó haber tirado “a una generación al mar” y que Massera condecoró en el `78 por “sus operaciones reales de combate”. 
Las operaciones fueron “aplicación de las órdenes secretas” en conjunto con la FFAA, “entrenamiento en técnicas de tortura” en el Grupo de Tareas 3.3.2 de la misma FFAA dedicado a “los secuestros y el robo de bienes de los detenidos ilegales que funcionó en el seno de la ESMA”, como parte de las operaciones de inteligencia y contrainteligencia de la Coordinación Federal de las FFAA que estaba a su cargo; y fue responsabilizado de “crímenes”, “desapariciones forzadas” y “ejecuciones extrajudiciales”.
También fue responsable en el sector de Operaciones en el Batallón 601, dirigido por Raúl Guglielminetti para la contrainteligencia internacional dedicada a espiar en Latinoamérica.
Fotea fue responsabilizado por la desaparición de Rodolfo Walsh, de tres Madres de Plaza de Mayo, y del operativo en la Iglesia de Santa Cruz, donde secuestraron y desaparecieron entre varias personas a las monjas francesas que años antes habían cuidado al hijo oligofrénico de Rafael Videla y posteriormente fue internado en la Colonia Montes de Oca.


Fotea es Juan Carlos “Lobo” Fotea Dineri. Ejerció como Suboficial en la Policía Federal y es uno de los 18 represores condenados en la Causa ESMA. Fotea Dineri estuvo 25 años libre por los beneficios de Ley de Obediencia en los `90. Ahora, como en esa época, el pueblo podrá encontrarlo caminando por la calle como sucede actualmente con Bergés (el “Menguele” Argentino) en la causa Brigadas. 
Cámara. Angela Ester Ledesma es la jueza de la Cámara Federal de Casación Penal que dio la “orden” de cambiar la condena a 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad en la ESMA dictada en 2011. A mitad del cumplimiento, hace dos años, se le otorgó libertad condicional; junto a Carlos Mahiques y Guillermo Yacobucci, de la misma Cámara.  El juez Daniel Obligado obedeció. 
Los 4 no dieron lugar a los testimonios ni a la negación del imputado a asumir su responsabilidad.  
Esta vez Ledesma. 
En la denuncia por espionaje ilegal en la causa del ARA San Juan por la que Macri y otros imputados fueron sobreseídos, Mahiques y Yacobucci fueron los encargados de rechazar la participación del CELS, a asesorar técnicamente en favor de los derechos humanos de las víctimas y los familiares, por considerarlo no competente. 
Son los mismos 4 del Chatgate y Lago Escondido.
Ledesma estudió abogacía en la Universidad de Buenos Aires, se doctoró en la Universidad de Córdoba y en 2020 dictó un curso de Derecho Procesal.  

Cultura inquisitiva. Mientras Fotea era condenado en 2011, Ledesma escribía “Justicia penal, medios de comunicación y acceso a la información: ¿una tensa relación?”. Un artículo publicado en
la Red de Jueces de la provincia de Buenos Aires, donde planteó una “dualidad” entre sociedad, medios y justicia, como un problema de entendimiento de la sociedad y construcción comunicativa por parte de necesarios medios idóneos. A lo que propuso “dar a conocer lo que pasa al interior del Poder Judicial”, “implementar la oralidad” como vía para transparentar la confrontación de las partes por los intereses que representan, y generar un cambio en las fases del proceso penal que todavía repercute en la cultura judicial”.  “En definitiva, la cultura inquisitiva heredada por la colonia del Río de la Plata del modelo continental europeo aún incide en la imagen del Poder Judicial”, enfatizó Ledesma en 2011.

Grupo de Tareas 3.3.2 o G.T.3.3.2 
Grupo de tareas, formado por suboficiales y oficiales militares, que dependía del Servicio de Inteligencia Naval (SIN) de la Marina de Guerra de la Argentina, dedicado a la ejecución concreta de los secuestros y el robo de bienes de los detenidos ilegales que funcionó en el seno de la ESMA.  El Grupo estuvo a cargo de “arrasamiento y desarticulación de organizaciones populares y la captura y desaparición de alrededor de cinco mil personas” en el Edificio del Casino de Oficiales de la ESMA.  Fuente: http://atom.ippdh.mercosur.int/index.php/gt3-3-2-grupo-de-tareas-3-3-2
H.I.J.O.S. Tras la noticia de la liberación del genocida Fotea, H.I.J.O.S. Capital se sumó a las “alertas” con el pedido de “cárcel común”.

MADRES. Azucena Villaflor, Esther Ballestrino, María Ponce de Bianco, fueron las tres Madres secuestradas en el operativo de 1977 bajo intervención del GT332, junto a las monjas francesas Alice Domon y Leonnie Duquet en la Iglesia de Santa Cruz; y a Ángela Auad, José Julio Fondevilla, Eduardo Horane, Patricia Oviedo, Raquel Bulit, Remo Berardo y Horacio Elber. Ese día las Madres habían publicado una solicitada dirigida a las FAA exigiendo esclarecimiento por las personas desaparecidas: «reclamando información sobre el destino de personas desaparecidas».  
Cuando el Juez federal Sergio Torres analizó los testimonios en 2011 manifestó la importancia de dejar constancia de los testimonios y de las circunstancias, “a la hora de enfrentar esta tarea debe dejarse constancia que rodearon a los hechos investigados hacen que la prueba testimonial adquiera un valor singular». (Télam). Una transparencia entre proceso, derecho e información, como prioridad.

WALSH. Ocho meses antes de la desaparición de las Madres (8/12/77), Rodolfo Walsh publicó clandestinamente la Carta Abierta a la Junta Militar (24/3/1977), donde denunciaba operaciones difundidas por la acción de las brigadas, batallones y grupos de comandos de exterminio masivo, y por la que fue desaparecido ese mismo día y asesinado en ESMA. 
El comando del proceso fue del GT332, a cargo del “Lobo” Fopea. 
Su liberación por “buena conducta” y como expresión de un desoimiento por parte de la justicia heredada, no hace otra cosa que reactualizar, como en las páginas de Walsh y el pedido de Azucena, la variante del modelo inquisitivo que el periodista y lxs militantes repudiaban.

WALSH SOMOS TODXS.   “Sin duda la noticia se explica sola, no sólo porque se trata de Rodolfo (Walsh), la línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo, o las monjas francesas, sino también porque estamos hablando de delitos de Lesa Humanidad. Un agravio a la sociedad en su conjunto, en donde se ha configurado un ataque contra los Derechos Humanos fundamentales. Estamos hablando de daños a la humanidad toda. 
Es un absurdo que la voluntad de un juez, sin demasiado fundamento, se lleve por delante semejantes criterios, el esfuerzo social para extraditarlo, recomponer las pruebas, etc. Procesarlo por genocidio, terrorismo, torturas, secuestros. ¿Qué más?  
Luego de haber estado impune durante un cuarto de siglo, el esfuerzo social para condenarlo hoy se vio vilipendiado por nuestra absurda y corrupta justicia al otorgarle la libertad condicional, demostrando, una vez más, cómo se burla de la voluntad popular”  

*Daniel Arguello, autor de “Rodolfo Walsh” (Ed. 3Banderas, 2022) y titular de la Casa en Tigre donde vivió el periodista, declarada espacio histórico y de interés cultural.   

Anterior

Historias de fertilidad: una sala de espera diversa

Próxima

El Blackface no es un arte, es racismo