“Elena sabe”: una película basada en la novela de Claudia Piñeiro

Recientemente estrenada en el 38 festival Internacional de Cine en la ciudad de Mar del Plata, “Elena sabe”, dirigida por Anahí Berneri, llega a la pantalla en una adaptación de la novela homónima de Claudia Piñeiro. Protagonizada por Mercedes Morán y Erica Rivas, nos encontramos con una historia de mujeres donde una hija pasa a ser madre de su propia madre a partir de una enfermedad. Elena, en la voz de Mercedes, encarna el papel de una mujer con Parkinson atravesada por el deterioro de su cuerpo y la muerte repentina de su hija. La maternidad, los mandatos, la religión, temas recurrentes en la literatura de la autora, vuelven en este relato para dar cuenta de una realidad muchas veces silenciada y que el cine pone, una vez más, en un primer plano.

Por Natalia Bericat

El paso lento de Elena recorre las calles de una ciudad que la aturde. El ritmo del relato muestra una desincronización entre un cuerpo enfermo y una atmósfera que incomoda, que bombea fuerte sobre su cabeza. Una espalda encorvada. Una mirada al suelo. Una mujer con la certeza de que lo sabe todo porque así la criaron: con la fortaleza de cargar sobre sus hombros todo lo que le pase en la vida. Puedo sola, dice el personaje y no hay nadie que la saque de su convicción. En esa atmósfera, un enigma: la muerte de Rita Alonso, su hija. Una pulsión interna la hace dudar sobre su suicidio y así la trama se va desarrollando en este deseo de saber qué pasó esa noche. La muerte de mi hija no es un trámite, repite Elena ante un sistema burocrático que quiere sacarse los cuerpos de encima.


La lluvia se vuelve una protagonista más en esta historia donde, a partir de elementos de la cotidianidad y de la historia de esta madre-hija, se produce una simultaneidad de tiempos. El signo que marca la línea temporal es el cabello de Elena. El paso de los años está dado por lo inevitable: la vejez, las canas y una piel con marcas de vida. Una caja de recuerdos es el hilo desde donde esta historia va y viene para contarnos el trasfondo de dos mujeres. Fotos, objetos, un diario íntimo, vacaciones en Mar del Plata y texturas nos muestran, como ha señalado Walter Benjamín en sus escritos, que en los pliegues, en los detalles, habita la totalidad de las cosas. Así conocemos. a través de flashbacks, el vínculo entre Rita y su mamá.


Miranda de la Serna encarna el papel del personaje en su juventud y es la que nos brinda las respuestas a muchos interrogantes del tiempo del relato presente. Su adolescencia, muy atravesada por los mandatos eclesiásticos, nos habla no solo de Rita, sino de una generación de mujeres dominadas por la culpa, los secretos familiares y el deseo reprimido. La pluma de Claudia Piñeiro, necesaria y urgente, en este contexto donde las mujeres son protagonistas, nos lleva otra vez a las escenas de silencio a las que no se quiere retornar. Es pecado de soberbia querer saber todo, dice la voz del cura. Una iglesia que condena el suicidio, a esos cuerpos colgados que Dante muestra en el infierno de la Divina Comedia, a la eutanasia y al aborto. Vemos esta película también, marcadas por la marea verde y la lucha por la decisión de los cuerpos. Escuchamos la voz de los personajes centrándonos en ese placer negado por las instituciones del poder. Yo no quería ser madre, dice el personaje de Mercedes Scápola. Una frase que en este presente resuena y nos interpela, sabiendo que durante siglos la maternidad fue indiscutible.


Elena sabe relata, además, una crítica al sistema de salud y a las trabas cotidianas que tienen adultas y adultos mayores a la hora de acceder a la medicación. La enfermedad del personaje nos lleva a esos lugares ocultos donde la vida de las personas se transforma en una odisea. Papeles, trámites y falta de humanidad son la constante en alguien que sabe que, hasta el última día de su vida, deberá lidiar contra un aparato burocrático y hostil. Un ahogo recorre esa casa con un ventilador que gira y gira para dar un poco de ese oxígeno que la sociedad le niega. El cine argentino, una vez más, haciendo relampaguear una realidad que como un rayo se nos mete en el cuerpo y nos hace estremecer.

Las imágenes son de ©2023 Netflix, inc

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