Esa lluvia de veneno que bañó a todo un pueblo

Los habitantes de Presidencia Roca, en el Chaco, fueron víctimas de los aviones fumigadores de una estancia propiedad de Eurnekian. La aplicación generó una intoxicación masiva y destruyó las huertas que abastecen a los hogares. Impunidad de patrón y connivencia política. 

Por Patricio Eleisegui

Ocurrió entre el 21 y el 23 de octubre, pero sus peores efectos se perciben hasta hoy. El veneno enferma y mata sin atender el calendario. La diferencia con las situaciones anteriores está en el reconocimiento del impacto: esta vez, los cientos de personas con síntomas de intoxicación no endilgaron el problema a otras causas. Al unísono mencionaron a la fumigación con agrotóxicos como el acto que volvió a contaminar a un pueblo por completo. 
Once años después de presentada la primera denuncia formal contra la aplicación de plaguicidas sobre o junto a la localidad de Presidencia Roca, en la provincia del Chaco, nadie dudó a la hora de señalar el factor que empujó a gran parte de la población a la endeble sala de primeros de auxilios local.
En esas fechas, un avión aplicador hizo llover venenos sobre el pueblo mientras regaba los campos de soja, algodón y arroz del establecimiento Don Panos. La estancia es propiedad de Unitec Agro –empresa del holding Eurnekian– aunque hoy se encuentra arrendada por Marfra, empresa chaqueña que controla las plantas de Alpargatas en esa provincia y la vecina Corrientes. 
El emprendimiento recibe visitas periódicas de Jorge Capitanich, el gobernador chaqueño, quien en reiteradas oportunidades ponderó la actividad que se lleva a cabo en el establecimiento.
La deriva de los agrotóxicos generó la contaminación masiva de niñas, niños, mujeres y hombres. Vómitos, mareos, diarrea, fiebre, erupciones en la piel, fueron algunas de las dolencias que evidenciaron los habitantes de Presidencia Roca. Los rastros de los pesticidas también quedaron sellados en las huertas hogareñas de los pobladores y en pequeños emprendimientos de tabaco, maíz y zapallos. 
El verde de los vegetales se tiñó rápidamente de amarillo. Algunas plantas entrecruzaron hojas, casi como un abrazo, para protegerse de la deriva letal. Varios ejemplares no sobrevivieron.

Fotografía del vecino Atilio Omar Velázquez


Don Panos comprende una superficie total de 100.000 hectáreas: 60.000 se ubican dentro del territorio chaqueño, la porción restante ya en Formosa. Sólo en el Chaco, espacio crítico en términos de disponibilidad de fuentes de agua, la estancia posee 16.000 hectáreas bajo riego artificial. Un detalle más: en tanto atraviesa esas tierras, la dupla Eurnekian-Marfra, dueño e inquilino, respectivamente, incluso controla un tramo del río Bermejo.
También la salud, la supervivencia, el futuro de los pueblos, comunidades y hábitats de la zona: lo demostró la fumigación de fines de octubre. En la zona es sabido que los aviones y “mosquitos” -unidades para aplicaciones terrestres- de Don Panos pulverizan con herbicidas cancerígenos como el glifosato y el 2,4-D, pero ahora la sospecha
-dada la gravedad de los efectos agudos- es que también hubo un bombardeo químico con paraquat.
Abordé las características de este veneno mortífero en mi libro Envenenados (ediciones de 2013 y 2017): es el ingrediente activo del gramoxone, uno de los herbicidas que en mayor cantidad produce Syngenta. La Unión Europea prohibió su uso en 2007. Aquí es de aplicación irrestricta: en Argentina se pulverizan más de 1,5 millones de litros al año. 
Es extremadamente tóxico para los humanos. Respecto de este plaguicida, la estadounidense Environmental Protection Agency (EPA) dice: “Aunque en Estados Unidos el paraquat tiene uso restringido en la mayor parte de sus formas, su aplicación generalizada conlleva gran potencial para los envenenamientos accidentales e intencionales. En las últimas décadas, ha sido un químico muy utilizado en suicidios…”.
“Cuando se ingiere, el paraquat afecta el tracto gastrointestinal, riñón, hígado, corazón y otros órganos, poniendo en riesgo la vida. Los pulmones son el primer blanco, y sus efectos representan la manifestación más letal y menos tratable de la toxicidad. El daño dérmico local incluye dermatitis por contacto. La acción prolongada produce eritema, aparición de ampollas, abrasión y ulceración, además de cambios en las uñas”, añade.
Para luego indicar: “En forma concentrada, el paraquat causa lesiones localizadas en los tejidos con los que entra en contacto. Se han informado envenenamientos con desenlace faltal como resultado de contaminación dérmica. Esto es más probable en casos de piel lesionada, corroída o enferma”.
El tenor del envenenamiento de Presidencia Roca resultó tal que a la Secretaría de Desarrollo Territorial y Ambiente provincial no le quedó otra que intervenir. Recién esta semana, sendos inspectores de la dependencia tomaron muestras en campos explotados por 35 productores de la zona. Todos vecinos de Don Panos.
De privilegiar la situación sanitaria de los afectados por el veneno, ni noticias. 
Desde el Chaco me indicaron, justamente, que la intervención de Desarrollo Territorial y Ambiente tuvo lugar a partir de la denuncia de esos mismos productores, quienes transmitieron su malestar por el perjuicio económico que les originó la fumigación. 
La salud a quién le importa.
Alejandra Gómez es abogada y referente de la chaqueña Red de Salud Popular Ramón Carrillo. En diálogo para esta columna, me acercó detalles de lo ocurrido en Presidencia Roca y remarcó que la contaminación de los últimos días de octubre no es más que la muestra reciente de un desastre socioambiental que suma más de una década.
“La primera denuncia formal contra el establecimiento Don Panos de Eurnekian se llevó a cabo hace 11 años. En 2012 se fijó una medida cautelar de protección en torno a las comunidades qom de Campo Medina, Campo Nuevo y Pampa del Indio. Pero las distancias establecidas fueron insuficientes. En toda la zona en torno a esas poblaciones se sucedieron fumigaciones entre 2013 y 2020, que se fueron intensificando ya este año”, aseguró.
“Lo que llama la atención es lo que ha ocurrido, precisamente, en 2021: desde febrero a esta parte se sucedieron al menos 4 aplicaciones que violaron las distancias establecidas por la cautelar. En junio, con la firma de integrantes de distintas comunidades, solicitamos un amparo y una cautelar contra Unitec Agro y Don Panos. El 12 de octubre recibimos denuncias de productores que limitan con ese campo. Fumigaron, hubo viento, y los agrotóxicos afectaron las chacras”, añadió.
A partir de este reclamo, agentes de la Secretaría de Desarrollo Territorial y Ambiente recorrieron toda el área durante la jornada del 21 de octubre para constatar los daños provocados por el veneno.
Sí: el mismo día que tuvo lugar la lluvia de plaguicidas que afectó a los pobladores de Presidencia Roca. 
Por una extraña razón, los inspectores fueron incapaces de ver los sucesivos vuelos que bañaron con agrotóxicos a toda la localidad. Hasta el momento el gobierno del Chaco no se ha pronunciado respecto de este vergonzoso detalle.
“Las fumigaciones ganaron notoriedad a partir de la queja de los productores, quienes en cuestión de horas vieron cómo sus plantas se marchitaban. Fuera de las chacras, una enorme cantidad de personas asistió al hospital local –en realidad una sala de primeros auxilios–afectados por la fiebre, los vómitos y la diarrea. Muchas madres, afectadas también, llevaron a sus hijos con síntomas graves de intoxicación. A diferencia de otras situaciones de contaminación similares, esta vez nadie dudó en que la causa eran los agrotóxicos”, comentó Gómez.
La abogada sostuvo que “los productores eligieron no mantenerse en silencio como en otras oportunidades en que se vieron afectados y recibieron indemnizaciones. Cansados de las afectaciones ahora directamente hicieron la denuncia”. Respecto del accionar de la dependencia gubernamental, aseguro que en Chaco no existe el control preventivo.
“Además, Don Panos siempre se ha visto beneficiado en su funcionamiento. En 2011 denunciamos que el establecimiento operaba sin estar registrado como un generador de residuos peligrosos y sin un plan ambiental. Recién a partir de esa denuncia decidieron, justamente, registrarse. Jamás aportaron documentación que pruebe que cumplen con la ley de residuos peligrosos”, dijo.
Gómez aseguró que, por estos días, distintas familias de habitantes originarios volvieron a pedir el veto a las fumigaciones en esa zona hasta tanto el establecimiento demuestre que tiene todos los permisos y registros en regla. “Además, exigimos que se respeten las distancias de aplicación y la revaluación de los productos que se fumigan en la provincia. No puede ser que sigamos sin controles preventivos”, enfatizó.
En el Chaco la normativa vigente fija una distancia de 500 y 1.500 metros para las pulverizaciones terrestres y aéreas respecto de centros poblados, establecimientos educativos y sanitarios, y fuentes o reservas de agua. “Don Panos violó la ley en ese y otros sentidos. El marco establece, además, la obligación de notificar con 48 horas de anticipación a los municipios y las poblaciones linderas al lote donde se aplicarán agrotóxicos. Nada de eso se cumplió y el resultado fue la intoxicación masiva de fines de octubre”, concluyó.

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