ESI integral, inclusiva y anti gordoodiante

Hace unos días, médico Alberto Cormillot salió a promover un tratamiento para que las infancias bajen de peso: “A partir de los seis años se recomienda un tratamiento fuerte e intensivo que incluya medicamentos para todos los niños”. Utilizando esos dos calificativos “fuerte e intensivo”, este médico amante de las dietas y los cuerpos hegemónicos, intenta exponer a les niñes a la medicalización con el fin de hacerlos encajar en los los moldes que la sociedad impone y que este tipo de profesionales de la salud reproduce y promueve. Exponer a las infancias, y a cualquier persona, a estos tratamientos es violencia. Desde el activismo gorde se viene trabajando hace un tiempo en esta temática y desde el rol docente se intenta trabajarlo en las escuelas.

Por Marianela Saavedra

Sabemos que desde hace más de 15 años, la Educación Sexual Integral genera controversias, desencuentros, asperezas, omisiones y negligencias pero, también, genera encuentros, luchas, propuestas, reivindicaciones, visibilidad y amplía los territorios donde germinan y crecen las infancias libres y respetadas.
En este caso, la escuela 109 de Paraje Entre Ríos en Lago Puelo, Chubut -que tiene un proyecto de recuperar la memoria, el respeto al territorio y a las diversidades- propuso llamar las cosas por su nombre, no mirar para otro lado, vencer prejuicios y hacerle frente a una de las violencias más anquilosadas, más arraigadas y más naturalizadas: el gordo-odio, sistema estructural que incluye conductas, mensajes y reacciones de discriminación, ataque, rechazo, menosprecio y otras violencias sobre y hacia las personas gordas, incluyendo a las niñeces, que se ven expuestas no solo a los estigmas por peso corporal sino que, además, están en la mira del comercio de las dietas, patologizadas desde temprana edad, sometidas a procesos durísimos de alimentación, ejercicios físicos, burlas, bullying, etc.

Solemos enunciar a diario que con las infancias ¡no! Pues patologizar, estigmatizar, no dar oportunidades para la libre expresión, no buscar modelos alternativos que incluyan la diversidad corporal, no escuchar a los activismos gordes, es una forma de violentar y negar derechos a las infancias.
Una vez más, una escuela pública nos muestra cómo hacer las cosas bien por y para les niñes. Se me convocó como activista gorda el 4 de Marzo, declarado Día de Lucha Internacional contra la Gordofobia, para hablar con niñes de 6 a 12 años de gordura, cuerpos diversos, de dolor, de respeto, de compañerismo, de empatía, de amor. Leímos un cuento que vino desde Brasil, escrito por la activista Malu Jiménez. Lo debatimos, tomaron la palabra y se vieron reflejades en algunas situaciones de discriminación. Pudieron entender que habían sufrido violencia gordofóbica, comprendieron el significado de la palabra, lo hicieron cuerpo  individual y colectivamente y decidieron, porque las infancias deciden, proponen y asumen. Decidieron y asumieron el compromiso de luchar contra la discriminación por diversidad corporal, lo plasmaron en carteles con mensajes muy claros y fueron contundentes al afirmar que, en la vida, a veces es necesario luchar como una gorda.
(Las infancias no necesitan pastillas para adelgazar ni viandas restrictivas, así como tampoco sentir culpa o vergüenza por sus cuerpos. Necesitan más ESI y menos subestimación, más escucha, más respeto y más empatía).

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