En las últimas semanas una cadena de liberaciones a varones que ejercieron violencia de género se sucedió en Argentina. El último en ser beneficiado con prisión domiciliaria fue Rodrigo Eguillor, el hijo de una fiscal detenido hace un año por abuso sexual.
Por: Zuleika Eznal
¿Por qué Rodrigo Eguillor puede gozar de “prisión” domiciliaria en la casa de mamá cuando todos vimos a la víctima de abuso sexual y privación ilegítima de la libertad tratando de escapar por el balcón, gritando desesperada, en un video?
¿Por qué?
¿Por qué el juez Carlos Rossi le dio la libertad condicional a Sebastián Wagner si ya había violado a dos mujeres y nada indicaba que no volviera a hacer lo mismo?
¿En nombre de qué Justicia y de qué leyes si esa barbaridad nos costó encontrar el cuerpo de Micaela, pudriéndose, como basura, a las afueras de Gualeguay?
¿Por qué Luis Tula, uno de los principales implicados en el femicidio de María Soledad está libre, ejerce como abogado y se da el lujo de vivir a pocas cuadras de los papás de esta piba también violada, asesinada y vuelta a violar una y mil veces cada vez que insultaron su memoria con mentiras para encubrir a violadores?
¿Por qué la Policía que tiene el deber de protegerte te secuestra, te viola, te viola, te viola, te viola, te viola? (perdón lo reiterativo pero es que fueron CINCO los oficiales que se pasaron uno por uno a Natalia Melmann para luego asesinarla con sus propios cordones y también tirarla como mierda en un descampado en Miramar.
¿Por qué se meten con las muertas?
Cobardes, mentirosos.
¿Por qué las madres de estas pibas tienen que oír que era muy tarde, que estaba oscuro, que en algo andaba?
¿Por qué cuestionan más mi vida que mi muerte?
¿Por qué te indigna la pared con aerosol más que mi cuerpo flotando en el río, mutilado?
¿Por qué pueden mear, tranquilos, detrás de cualquier árbol y sacudir la pija y perseguirme por la calle pero la puta soy yo?
Ayer estaba viva, hoy soy carteles en las marchas.
Soy el dolor de mi familia.
La foto que lleva al cuello mi mamá.
Soy todo lo que no debiera ser, pero está siendo.
Pero guarda.
Que también soy memoria de las pibas.
Y es más fuerte que el olvido de los hombres.
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