Gustavo Yuste: “La poesía es ficción”

Gustavo Yuste nació en la Ciudad de Buenos Aires en 1992. Es periodista cultural y escritor. Publicó libros de poesía como Obsolescencia programada, Tendido eléctrico, Las canciones de los boliches, Lo que uso y no recomiendo y Electricidad. En 2019 publicó su primera novela, Personas que lloran en sus cumpleaños. El domingo pasado participó del ciclo de entrevistas y conversó junto a Natalia Carrizo sobre su obra y la poesía. 

¿Cómo fue que empezaste a escribir?
No lo podía evitar. Empecé a escribir de adolescente, a los 14 años, cuando comencé a leer de una forma más fluida. Y es algo que me acompañó desde esa edad y por suerte fui cambiando el estilo desde ese entonces, porque la obra siempre se está moviendo. 
¿Sentís que la palabra te eligió? 
Soy medio aguafiestas con eso. Creo que uno elige, no nacemos escritores. Yo creo que por distintas cuestiones uno se va haciendo escritor, aunque no sé si llamarlo así. Hebe Uhart decía que no hay escritores, hay personas que escriben y a mí siempre me gusta llamarme así. Le huyo bastante a la palabra poeta, creo que está bastante gastada y se espera mucho. 
Sos muy joven y tenés una obra bastante prolífica ¿Cómo fue ese momento de dejar de escribir en el cuaderno y empezar a publicar?
Hubo un quiebre bastante clave. Me acuerdo que en el primer viaje que hice a Uruguay con un amigo, casi contando las monedas. Y una de las pocas monedas me las quería gastar en la poesía completa de Idea Villariño que acá en ese momento no se conseguía tanto. La había conseguido y estábamos esperando el buquebus, mi amigo tenía la poesía completa de Fabián Casas.  Entonces intercambiamos libros. Cuando leí la primera vez no me voló la cabeza Casas pero después terminó generando un cambio total en mi manera de pensar, en pensarme como escritor, mi voz. 
Y después, respecto a lo de salir del cuaderno, creo que en mi caso fue bastante fortuito. Una vez hablando con Washington Cucurto, me pidió que le mande algo y que capaz lo podían publicar en su editorial. Pensaba que me estaba jodiendo, pero al mes lo volví a ver y me volvió a decir que le mande. Entonces me lo tomé en serio y se publicó mi primer libro. 
A nivel recursos, le das un lugar muy importante a la observación para crear sentidos poéticos ¿Lo hacés a conciencia?
Sí, creo que el yo poético no es tan protagonista, trato de ser más objetivista. Dejo que hablen las cosas por sí solas. En todo ese proceso la observación es importante, uno tiene que estar disponible para que cuando las cosas pasen uno las pueda resignificar e incluso construir algo nuevo. Cuando hay un yo poético presente en mis poemas, siempre aclaro que no soy yo. Ese yo poético no soy yo. Siempre recupero la idea de que la poesía es ficción. Incluso aunque digamos algo cercano a lo que vivimos y sentimos, al convertirlo en literatura estamos haciendo ficción. El pasito estético lo convierte en ficción.
La ficción es una manera para que no se seque la pluma. Es interesante la “poeficción” como búsqueda
Sí, porque si uno quiere basarse en lo real para lo que quiere escribir, uno empieza a romantizar los malos momentos, las tragedias o los grandes. Uno puede tener una vida tranquila, dentro de lo que se puede, y escribir el mejor poema. Seguro cuando estás más apático podés escribir el mejor poema de amor. 

Mirá la entrevista completa en @sudestadarevista

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