Por Editorial Sudestada
Se conoció la inflación del mes de abril, 8,8%, y 65% acumulado en el año. Frente a estos datos del INDEC, con una inflación que sigue en alza, que por séptimo mes consecutivo logra que estemos en el podio de los países con mayor inflación de América Latina, el gobierno celebra estos números.
El presidente de los memes y posteos rápidos salió el grito de “gol”, mientras que sus laderos trajeados celebraron en redes y en micrófonos abiertos, junto a los operadores que hablan de “un dígito” como si eso mostrara algo positivo. Pero como todo este rejunte solo analiza hojas de excel, estadísticas y “me gusta”, se ríen de lo que significa hoy ir al almacén, a la verdulería, comprar un poco de carne, de pollo, de menudos -en varias partes del país escasean- incluso arroz, fideos y leche.
Para tener en cuenta: La canasta básica para una familia de 4 personas es de $828.158, mientras que el salario mínimo vital y móvil es de $234. Es decir que ni con tres ingresos mínimos en esa familia alcanza para cubrir las necesidades básicas.
¿Qué festejan? Caputo y Milei a los abrazos, con la transa macrista, la condena al pueblo, y la celebración de decir cualquier cosa, ejecutar un plan que arrasa con los derechos de los trabajadores, que multiplica el hambre, que solo favorece a una clase alta super acaudalada (el 1% del país), y que no tienen costo. Ajustan y festejan. Reprimen y festejan. Sigue subiendo la inflación con salarios congelados, con el hambre en todos los barrios y festejan, mientras continúan guardando los bolsones de comida y los medicamentos.
Festejan, compañeros, porque los cómplices son muchos, porque la clase política aplaude o calla, los tibios abundan, y el costo del hambre pareciera no existir. Por eso festejan estos números.
