La épica de la Universidad Pública


Ashelén Martínez se recibió de Ingeniera Civil en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco mientras este martes se desarrollaba la marcha universitaria.

“Soy la primera universitaria de la familia, creo que eso dice bastante”, aseguró la compañera con una sonrisa estampada y un recuerdo que quedará grabado por siempre.

¿Tendremos conciencia real de lo que significa recibirte en la Universidad pública -con todo lo que eso implica- y que cuando salgas no solo esté tu familia y amigos, sino todo un pueblo que en las calles defiende todo eso que pudiste lograr? ¿Cuánto podemos lagrimear o llorar cuando un derecho nos abraza, nos protege, y nos deja soñar?

¿Qué sentirán ante esta realidad, esta historia, y estos abrazos, aquellos que ayer no salieron, que hoy defienden el vaciamiento en la Educación pública, que “esperan” a un gobierno que promete profundizar el ajuste que viene golpeándonos fiero? ¿Sabrán lo que significa ser la primera universitaria de la familia; que en los barrios, siendo la mayoría víctimas de un sistema que excluye y multiplica esa exclusión, un vecino se calce la mochila, tome el bondi, el tren, no duerma, labure y estudie a la par, y que años y años después se pueda recibir en una Universidad que el Estado le brinda?

Desde muchos sectores -siempre los mismos- afirmaron que lo de ayer “fue política”. Claro que lo fue. Esta imagen es ese reflejo. Cuando el Estado te incluye sucede esto. Cuando juega a ser empresa, todo se desploma, y sucede lo que ejecuta y planifica el fascismo que hoy nos gobierna.

Que hijos e hijas de laburantes estudien es una decisión política, y la defensa de ese derecho también. Como lo es -sin lugar a dudas- la movilización histórica que sigue caminando en cada rincón, en cada humanidad que ayer sintió ese sentimiento que todo pueblo no debe olvidar.

Ashelén llora. Nosotros también. Y la Escuela pública y las Universidades nacionales, muestran -una vez más- que acá no se rinde nadie. Y que contra todo esto, no van a poder jamás.

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