En el Día Mundial por el Derecho al aborto, un texto de Zuleika Esnal
Nos persiguieron.
Nos señalaron.
Nos atacaron.
Nos metieron en cana.
Nos compararon con los nazis.
Nos tiraron gases.
Caballos encima.
Patrulleros.
Nos dejaron morir.
Llamaron “Madrazas” a niñas violadas de once años.
Las forzaron a parir.
Negaron el aborto no punible a mujeres con cáncer.
Y les negaron también el tratamiento contra el cáncer.
Persiguieron médicas.
Amenazaron enfermeras.
Patotearon mujeres aterradas en guardias de hospital.
Nos gritaron putas.
Locas.
Asesinas.
No van a poder no van a poder no van a poder.
Siempre nos dijeron lo mismo.
Toda la vida.
“No van a poder ” cuando exigíamos votar.
“No van a poder” cuando exigimos divorciarnos.
Y pudimos.
Siempre pudimos.
Igual que ahora.
¿Sabés por qué?
Porque llevamos en los huesos la memoria de cada una que nos falta.
El dolor de cada aborto clandestino.
La impotencia de la percha de las pobres.
¿Sabés por qué?
Porque no nos mueve la guita, ni la iglesia ni el odio.
La vergüenza y la culpa se transformaron en rabia.
La rabia en lucha.
La lucha, en ley.
