Agustina Rua
Chizzo Nápoli, Tanque y Tete, la banda de Mataderos, coparon Avellaneda en enero en la cancha de Racing. La previa, como un mito sagrado, se llenó de pibes y pibas que camino al “Cilindro” se fueron sumando a esta fiesta del rock. La Renga es parte de nuestra historia musical y de nuestra identidad y miles de personas dieron cuenta de ese amor que se les tiene y de esa pasión que este trío poderoso genera.
El último día se sumaron otros tres, los Divididos del Oeste, que fueron invitados a tocar devolviendo el gesto de amistad que brindaron el año pasado en la cancha de Vélez. La aplanadora del rock, Mollo, Arnedo y Catriel, tocaron tres temas y todo fue felicidad: “La balada del diablo y la muerte”, “Ala Delta” y “Hey hey my my”. Seis bestias arriba del escenario que demostraron una vez más que el Rock and roll está más vivo que nunca y que ese fuego que nació algún día hoy sigue encendiendoló todo.
Gracias a La Renga por su música. Gracias a este país por la magia y por mantenernos insoportablemente vivos.
Por Agustina Rua
*Todas las fotos son de Agustina Rua en la cobertura del show en Racing de La Renga para Revista Sudestada
Nota en construcción