Las poetas sudversivas contra los femicidios

Una de las problemáticas que más nos afecta a las mujeres en la sociedad actual son los femicidios, el sistemático y cotidiano asesinato de nuestras amigas, compañeras, vecinas, madres, hermanas e hijas, delitos que enlutan nuestras familias, comunidades, colegios y lugares de trabajo; al mismo tiempo que nos condenan a experimentar el miedo latente de la espera de un nuevo crimen misógino y sexista, y a la incertidumbre de quien será la próxima en caer en manos del patriarcado.

Por Esther Pineda

Cada femicidio nos deja una estela de dolor, de miedo, de rabia, de frustración, y desde estas emociones algunas hemos decidido posicionarnos para visibilizar y denunciar la gravedad de esta problemática; sus causas, sus motivaciones, evidenciar la diversidad de formas en la que se manifiesta, así como, la revictimización en los medios de comunicación, y la indiferencia e impunidad institucional. En nuestro caso, algunas de las autoras de la colección Poesía Sudversiva de la Editorial Sudestada en distintos momentos de nuestro recorrido hemos elegido la poesía para interpelar a la sociedad, colocar esta problemática en la opinión pública y motivar su discusión.

De este modo, la crueldad de los asesinatos machistas ha sido visibilizada por Marianela Saveedra quien en su poema “Cumbia en navidad” del libro Reaccionaria expone como estos crímenes se viven y afectan a las comunidades y a las familias. Natalia Carrizo con su poema “No están perdidas” el cual forma parte de su libro Estaciones, y Mariana Finochietto con el poema inédito “Cuerpos”, colocan sobre la palestra la sistemática desaparición de mujeres, su asesinato, y el hallazgo de sus cuerpos tras ser descartados por la violencia patriarcal. 

Gemma Ríos en su poema “Tu silencio cómplice” del libro Andrógina confronta a la sociedad por su indiferencia ante la comisión de los travesticidios. Natalia Bericat  en su poema titulado “Feminicidio” (dedicado a Lucía Pérez y Eliana Domínguez víctimas de este delito) y publicado en su libro Deshilachada, toma la palabra para visibilizar el dolor ante estos crímenes, pero también la organización y la lucha feminista por su erradicación y la búsqueda de justicia. Finalmente, con el poema “No todos” de mi libro Resentida, también me he permitido hacer de la poesía denuncia para exponer el desinterés social ante los asesinatos de las mujeres, y la indignación patriarcal ante nuestro reclamo y movilización ante los crímenes contra nosotras cometidos. 

Cumbia en navidad (Marianela Saveedra)

El vecino de mi mamá 
antes escuchaba 
cumbia en Navidad, 
empezaban temprano con la radio 
el fuego, las risas 
los limones pal pollo 
y que quien se olvidó el pan, 
la tardecita era indicada 
por las peleas para bañarse 
y los primeros petardos 
y a la noche más alta la música, 
más fuerte los sapucay 
más motivos para el brindis.
El vecino de mi mamá 
antes escuchaba 
cumbia en Navidad, 
ahora no escucha nada, 
con 4 tiros un hombre 
le mató a la hija,
crimen pasional dijeron, 
él ahora cría a su nieto 
y no se ríe más … 
4 tiros mataron la navidad en el barrio 
y a los lejos y con vergüenza 
suena en la radio una canción 
que no sirve ni pa bailar.

No están perdidas (Natalia Carrizo)

¿Quién devoró la letra muda de tu nombre?
¿Qué pasó con tus pasos anoche?
En tu destino
todas tenemos el mismo destino,
a cielo abierto mirar la luna sin ver
o deambular a desguace
en tugurios macabros
hilando el tiempo inmóvil. 
Ayer
el rocío olía a boca de perro desatado,
a rabia sin vacuna…
Tu hija durmió,
tu madre se preguntó dónde estabas,
lloró,
y yo no pensé en ti,
pero pensé en ti.
Con la cronicidad soplando mi cuello,
jadeando las horas, pensé en ti;
eché llave al pestillo y me quedé dentro,
dentro de casa,
dentro del miedo.
Más de veinte horas pasaron
entre esta pluma y tu ausencia,
y siento otra vez ese olor,
en el pasto, en el aire, 
colándose por el ojo tuerto de la cerradura,
aquí, otra vez, ese olor. 
Tu chinita llora, dice tu madre,
(la tele está encendida).
Y ellos dicen, dicen y dicen,
el comisario habla,
que las horas,
que el trayecto,
que el largo de tu vestimenta;
todos dicen, opinan, comentan…
Pero yo sé,
en tu cuerpo se encarna 
la explotación, el castigo,
el disciplinamiento feroz
y la dominación.
Yo sé
que no estás perdida,
que no fue tu ropa,
ni la calle, ni la hora,
ni las fotos que mostrás,
ni la edad a la que pariste,
ni tus ganas de amar.
Yo sé que toca-toca, el patriarcado
está más loco que la suerte
y monta a pelo de la muerte
su cultura de crueldad.
Yo sé que no estás perdida.
Yo sé que no fue tu ropa.
Yo sé que en tu destino
todas tenemos
el mismo destino.

Cuerpos (Mariana Finochietto) 

¿Cómo es
un cuerpo que aparece?
Aparece,
porque no estaba allí.
Aparece,
en un acto de magia.
¿Cómo es
un cuerpo que aparece?
¿Tendrá 
el peso del cuerpo de tus hijas,
el pelo de trenzar sueños de tu hermana,
las manos de temblor como tu madre?
¿Cómo es
un cuerpo cuando llega
mágicamente al lugar que duerme?
Un cuerpo que aparece 
no es un cuerpo.
Es otra cosa.
Era un cuerpo y ya no.
Ahora
es otra mujer
rota
por la mano de un hombre.
Un pedacito frío que resiste
bajo la tierra,
en bolsas,
un deshecho,
un resto.
¿Cómo es 
un cuerpo que aparece
cuando ya no es cuerpo,
cuando no tiene 
nada más 
que darle al mundo?
¿Cómo es 
un cuerpo que aparece,
solo
al borde de las cosas,
y no tiene 
más nada,
ni siquiera justicia?

Tu silencio cómplice (Gemma Ríos)

Es adorable cuando quieren besar un poco
de mis piernas,
degustar un poco el sudor de una perra vulgar,
creyendo que en su andar va la aureola
de aroma a cítricos.
Ha esquivado los cascotes que le tiran obreros
desde un camión gigante asesino,
con la mano pesada,
así no aprenderás a traicionar tu hombría.
Gritar fuerte en el medio de la cena: Tía Trava
digo travesti y un temblor subterráneo
abre todo en dos
toda la escena de la mesa con cuencos enfriándose.
No me pertenece ninguna nomenclatura,
hay mundos desahuciados que persiguen sin fin
satélites esféricos
del subdesarrollo postmoderno
nadie nombra el egoísmo de las primeras
lluvias invernales,
ni de las violaciones que recibimos por solo respirar
en la vía pública.
Por eso no salgo de día,
sólo la oscuridad da resguardo
por eso me fui del barrio que me vio nacer
por eso me encierro
en estas paredes que resguardan
a un cuerpo lastimado.
¿quizá en un lugar donde sos anónima se pueda
empezar de cero, sin sentir presión?
qué ingenua
la supervivencia se tornó solo con pares
las ninfas miman mis mañanas con solcito en la cara
nos lamemos con lengua salada las heridas
decoramos todo el cuarto con flores secas
ellas besan mi frente con suspiros
rogando que no desaparezca mañana,
o pasado
o pasado
lloramos un poco, le explico
mirando sus ojos:
que no depende de mí.
Mi existencia,
nuestra existencia
no depende de nosotrxs
sino de quienes cometen travesticidios
utilizando la herramienta heterosexual por excelencia
que es
el silencio indiferente.

Feminicidio (Natalia Bericat)

Alma de mujer asesinada
es lo que queda
hebras de golpes
y carne
lo que dejaron
las aves hambrientas
en el piso.
Sangre violada
convertida en tajos
monstruos oscuros
que desgarran
las alas de tu cuerpo.
El vidrio chorrea pedazos
de heridas
de gritos;
sos una placa en rojo
frente a los ciegos
sos un número
que repiten
frente a los sordos.
Lloran las manos
que te vieron crecer
que te vieron volar;
los susurros de tu aliento
ruegan
suplican
por el corazón
de la madre que te parió.
La tribu escucha
y se prepara;
somos la llama
que cerrará la cicatriz
de tu pecho;
la quemaremos a gritos
la fundiremos a fuego
para que tu quejido
se escuche
en cada capa de la tierra
y rompa los tímpanos
y las uñas
de los culpables
de este dolor.

No todos (Esther Pineda G.)

Eres indiferente ante la desigualdad,
te ríes de la violencia machista,
no te bastan las cifras de femicidios,
no te importan los cuerpos mancillados,
no te alcanza nuestro miedo,
no te conmueve nuestro dolor.
Pero te alteras con “nuestras generalizaciones”,
vociferas “no todos somos iguales”,
te molesta el reclamo,
te indigna el pedido de justicia,
te ofende que contemos nuestras muertas,
te enfurece la palabra “macho”
escrita con pintalabios
en el pecho de tu caudillo.

Todos los poemarios de las autoras los podés conseguir en Librería Sudestada https://www.libreriasudestada.com.ar/

Anterior

Continuidad de los parques

Próxima

COVID 19: ¿Cuál es la realidad de lxs trabajadorxs de salud?