COVID 19: ¿Cuál es la realidad de lxs trabajadorxs de salud?

Foto: Prensa Hospital Rossi

El síndrome de burnout o “síndrome del trabajadorx quemadx” es una de las consecuencias de la pandemia. El personal de salud sigue dejando todo pero ese compromiso ante la sociedad le cobra factura en su propio cuerpo. 

Por Celeste Almada

El covid 19 o en términos científicos  SARS-CoV-2 apareció para cambiarlo todo. Se presentó como un virus imbatible, poniendo a todo lxs profesionales de salud en la primera línea de batalla y a la ciencia mundial en búsqueda de vacunas para poder salvar a la población de esta pandemia.
El personal de salud tuvo el papel más importante ante esta pandemia.  Fueron los que batallaron y batallan todos los días durante este año y once meses en los hospitales ante un enemigo invisible. 
En exclusiva con Revista Sudestada habló la Licenciada Florencia Rumi, enfermera de la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del Hospital Interzonal General de Agudos Profesor Rodolfo Rossi de la ciudad de La Plata. También compartió su testimonio Simón Cicerone, enfermero del mismo nosocomio y de la entidad privada platense Hospital Italiano.
Rumi afirmó: “No estábamos preparados para esta situación, sí bien nosotrxs como enfermerxs y la gente que trabaja en terapia intensiva en general estamos acostumbradxs a trabajar con la muerte. Verla tan seguido, tener tanta cantidad de fallecidos no es algo a lo que unx estaba acostumbradx. Sobre todo porque veía que hacíamos el máximo esfuerzo, agotabamos todos los recursos, agotabamos todas las instancias y las personas se  morían igual. Entonces la parte emocional es la que más nos jugó en contra, el no haber tenido quizá un acompañamiento desde lo emocional o psicológico. Era todo el tiempo el bombardeo en las noticias sobre cantidad de casos, cantidad de fallecidos, contagiados, vacunados. Nuestra cabeza estaba reventada.”
En sintonía con los dichos de Florencia, Simón Cicerone agrega: “ Esta ola – haciendo referencia a la tercera ola de covid-  fue  más complicada porque hubo una mayor parte del personal sanitario que estuvo afectado, que estaba contagiado.Se hace el mismo trabajo con la mitad de la gente. Llegó a estar el  30% del personal solamente trabajando para la misma cantidad de pacientes que es atendida  normalmente por el 100% del personal. Entonces fue complicado porque estamos sobrecargados porque al no contratar personal  tanto en la área pública como en el área  privada tenemos que hacer todo el trabajo con menos de la mitad de la gente.  Eso hace que nos estresamos,  la mayoría de lxs enfermerxs trabajamos en dos instituciones porque el sueldo es muy bajo.Sí bien tuvimos aumentos que fueron considerados, pero a lo que es la inflación y la situación actual, siguen estando muy por debajo entonces realmente tanto médicxs,como enfermerxs tenemos más de un trabajo.”
Hay que mencionar que lxs profesionales de salud no tuvieron ningún tipo de contención emocional por parte de las autoridades. Aunque sean apasionados por su trabajo, el tener que cubrir a compañerxs hizo que muchxs pasen de tener guardias de 24 horas, a trabajar 48 o hasta 72 horas para poder cubrir el faltante de personal.
 Salen de un hospital para ingresar a otro, porque aparte de ser médicxs, enfermerxs son trabajadrxs que viven del salario de su trabajo. Estuvieron casi sin vacaciones o con vacaciones cortadas, en todo este tiempo trabajaron más de lo que cualquiera pudiera pensar.
“En la segunda ola  se  nos moría gente todo el tiempo y  teníamos disponibilidad de camas cada vez que un paciente se moría, fue muy triste. Nosotrxs lo padecimos mucho. De hecho yo ya venía haciendo terapia psicológica,  pero eso me angustio un montón. Porque uno pone todo su esfuerzo para que la gente sobreviva  para que se mejore,  porque nos enseñaron a eso, a cuidar y a tratar al paciente para su recuperación. Vos ves que hacés todo lo que está a tu alcance y el paciente no mejora y se termina muriendo es re triste. Sin embargo,  en esta tercera ola los niveles de mortalidad han bajado porque la mayor parte de la población está vacunada, son casos muy aislados los que terminan falleciendo, pero la vacunación funciona y  ayudó mucho”, afirma Cicerone.

Ante esta situación, el ambiente académico empezó a mirar de cerca las circunstancias que atravesaban lxs trabajadorxs de salud. En ese sentido la Revista de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata el 9 de junio de 2021 publicó un artículo en el que habla de una problemática que se hizo visible ante la pandemia llamado Síndrome de Burnout o también conocido por el Síndrome del trabajadxr quemadx. El mismo se da por exceso de estrés en el ámbito laboral de las personas que les provoca quedar quemados mental y emocionalmente.
Según la Dra. Marina Perrone quién es la escritora del artículo, sostiene que este síndrome se da en las personas que están expuestas a trabajos hostiles y con un sufrimiento constante. El estrés producido por la pandemia origina una reacción negativa en la salud biopsicosocial de lxs trabajadorxs de la salud, causando activación fisiológica, malestar emocional, déficit en sus estrategias de afrontamiento y bajo rendimiento en la atención.
El síndrome de burnout es el fracaso y agotamiento de la respuesta ante situaciones de estrés crónico, lo que da como resultado una actitud inadecuada al otrx  y hacia unx mismx. El ámbito de salud es un sector vulnerable en relación con el desgaste laboral, y los riesgos han aumentado ante la situación pandémica.
En este sentido Florencia Rumi afirma: “Muchxs con depresión, muchxs con trastornos de ansiedad. Al personal de salud le cuesta un montón poder dormir, sí  podés dormir entre 4 y 5 horas tenés que llamarte contentx. Yo creo que esta pandemia ha dejado muchas cosas en el tintero para arreglar, porque nosotrxs  hemos dejado la salud y la vida por ayudar a la salud y a la vida de otras personas”.
Desde el comienzo de la pandemia hasta hoy, en Argentina  según la información epidemiológica brindada por el Ministerio de Salud de la Nación, hubo más de ocho millones de personas infectadas, de ellas más de 122 mil fallecieron. Con el comienzo de la campaña de vacunación se informó que el 86% de la población a nivel nacional fue inoculada con la primera dosis, el 77,3% de la segunda y 30,5 del refuerzo de la misma.
Entre las diferentes olas de covid, lo que más acompañó fue la gran campaña de vacunación que se ha dado en el país. Pero también, con una sociedad agotada, se dio que con cualquier síntoma que sea compatible con el virus,  la gente se agolpaba en los centros de salud o las postas de testeo para hisoparse. 
En la primera ola la población aplaudía a lxs trabajadorxs de la salud, en la segunda y la tercera se vió que injustamente no sólo se señaló su labor sino que fue violentada por algunos sectores. 
La falta de empatía de algunxs, exigía rapidez de atención en los hospitales a personas que vienen hace mucho tiempo sobrepasadas de trabajo, que no tenían descanso, que seguían atendiendo a la población sin ningún prejuicio si se cuidaban o no, ellxs estaban para cuidar que si alguien quedaba internado tenga una pronta recuperación. 
“Yo dejé mi carrera de psicopedagogía para estudiar enfermería y nunca sentí que iba a trabajar. Nunca sentí que iba a trabajar, para mí levantarme a las 5 de la mañana era hermoso. Para mí ir a trabajar no era un trabajo, no era una responsabilidad, siempre lo sentí placentero. Y la verdad que esto que estamos viendo ahora, sobre la violencia hacia el personal de salud, después de todo lo que hemos hecho es doloroso. Las consecuencias que nos trajeron y que nos van a traer, porque la próxima pandemia va a ser  la Salud Mental del personal de salud”, sostiene Florencia Rumi.
La pandemia sin fin sigue todavía entre nosotrxs, el personal de salud que ha dejado hasta lo que no tiene, un sector que tiene una dedicación sin igual y que no es reconocida como es debida. Con salarios magros, que hacen que tengan que trabajar más de los que sus capacidades pueden, para poder tener mejor calidad de vida. 
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires todavía no se reconoce a lxs enfermerxs como profesionales de salud, sino como plantel administrativo. De esta forma ejercen  una gran violencia institucional precarizando el trabajo a este sector que salva vidas todos los días.
Con este maldito virus  lxs profesionales de salud siguieron en la primera línea. Cansadxs, sin respiro ellxs siguen. El dolor de ellxs, tiene que ser el nuestro, porque sus muertos son también los nuestros.
Que el tiempo y el cansancio pandémico  no mate la empatía, que es la única herramienta que tal vez como humanidad nos quede para poder ganar la batalla y reconocer como corresponde a estos verdaderos héroes y heroínas de la patria.
Sigamos cuidándonos, vacunandonos, por ellxs, por nosotrxs, por todxs.

Compartime!

Anterior

Las poetas sudversivas contra los femicidios

Próxima

Santa Valentía