“Trato de que la ilustración no sea solo mi voz, sino prestar el espacio”

Luciana Ruiz, más conocida en las redes como Luly dibuja es ilustradora, madre y feminista. Dialogó con Sudestada y nos contó sobre su trabajo y la importancia de la perspectiva de género en su rol como comunicadora.

Cada vez hay más mujeres ilustradoras dando batalla con su tinta en las redes
Si, llenando un espacio que no nos pertenecía supuestamente. La mayoría de los ilustradores conocidos son hombres. Esa es la realidad. Las páginas de los diarios, las contratapas, las tiras cómicas, las hacen varones. A mi también me pasa que veo que cada vez hay más compañeras y me da mucha alegría porque estamos metiéndonos en este espacio.

Hoy estuve mirando tus redes y me encontré con una imagen en que decías “tengo 34 años y me animé a mostrar lo que hago”. Y ¿cómo fueron esos años anteriores? Si tuviéramos que volver al origen de Luly dibujando, pienso en esa Luly de la infancia. ¿Cómo fue ese recorrido hasta los 34 que decidiste pasar del ámbito íntimo a lo público?
Siempre me gustó dibujar y siempre hice los cursos que daba el municipio de Berazategui de escultura, pintura, grabado. El arte siempre fue el lugar en el que me encontraba feliz. Pero eso de empezar a mostrar surgió como una necesidad. En 2018 me pasaba que tenía ganas de estar en las marchas y en la calle, pero mis horarios no me lo permitían. Entonces, tenía esta necesidad de ser parte de esto y dije “vamos a hacer un dibujito” para acompañar la lucha y sentirme parte. Gustó. Amigas me decían que siga, que lo hago. Así surgió Luly Dibuja.
Siempre digo: a veces nuestras realidades no nos permiten estar en la calle marchando. Hay muchas mujeres que están con les pibes en la casa y no tienen con quien dejarlos, o no tienen plata para viajar a capital. Sin embargo, hoy con las redes sociales podemos ser parte de eso, compartir el mensaje, hacer el aguante a las que están en la calle. Hay que valorar que hay distintos lugares y que todas formamos parte de eso, la que está en la casa con les pibes, la que está trabajando y la que está en la calle.

Justamente veía que en las ilustraciones recalcás mucho esto de lo íntimo y la casa. Y por otro lado, el grito y la palabra en tus dibujos. Hay una elección política en estos espacios que vos buscas ilustrar ¿cómo lo fuiste construyendo?
Es parte de mi propio proceso. Yo no fui feminista toda mi vida. Una viene con un chip y ahora estamos empezando a deconstruir. Las ilustraciones forman parte de eso. Vamos viendo qué nos pasa, qué necesitamos, a donde vamos a poner el foco, qué agenda queremos marcar como colectivo. También, como todo proceso creativo, tiene que ver con lo que uno siente. Yo no sé todo sobre feminismo, estoy aprendiendo. Nos encontramos todavía diciendo frases que no corresponden, que no están buenas, nos encontramos excluyendo, porque es la realidad. Venimos de una sociedad que nos enseñó un montón de cosas, que la otra competencia, que tenemos que tener el cuerpo perfecto. Entonces todo ese proceso mío está metido ahí. Hay veces que tengo ganas de gritar y otras que tengo ganas de hacer una introspección. 
También me pasó de ver que en mis ilustraciones mostraba lo que quería. Por ejemplo con el caso de Tehuel, no dibujaba personas trans. Me dibujaba a mí. Y me di cuenta que no tiene que ser así, que estaba ocupando un lugar que no me corresponde. Empecé a dibujar personas trans, porque también hay que mostrarlas desde la ilustración. Dibujarlas implica conocerlas, investigar, leer. Es todo un proceso. Trato de que la ilustración no sea solo mi voz, sino también prestar el espacio. Que la voz sea colectiva, a través de mi lápiz, pero colectiva al fin.

Es difícil el abordaje ¿Hasta dónde una se mete en un terreno que es doloroso? Y no graficar como hacen muchos medios, todo esto de la placa roja, lo morboso que termina siendo más violento que la propia violencia. ¿Sos de levantarte y ver que pasa? ¿Te llegan casos?
Por lo general abro las redes y leo distintos diarios. Ahí una se va enterando. Y a partir de la militancia se fueron creando grupos de WhatsApp con ilustradoras y artistas. Ahí surge la ilustración y el texto que acompaña. Trato de que haya una explicación, por ahí no para las que conocemos las luchas, sino para incluir a les que no conocen y contar con una mirada que no está en los diarios. Lamentablemente muchos cuentan sin perspectiva de género y cuentan las historias desde el machismo. A mí por los menos me nace esa necesidad de contar desde nuestra perspectiva y de lo que nos pasa. Me pasaba que veía en los diarios cuando hablaban de un femicidio y ver como muestran las imágenes de las víctimas. Lo mismo con las ilustraciones, que grafiquen el cuerpo de una mujer recortado. Y si, son formas de comunicar. Pero yo no quiero comunicar desde ahí. Por ejemplo, en la ilustración de la trata de personas no dibujo una mujer con esposas atada, sino saliendo de esa jaula. Yo no quiero seguir perpetuando la imagen del sometimiento, sino que quiero empezar a cambiar. Porque desde la imagen se nos hace ese clic en la cabeza. Si seguimos bombardeándonos con imágenes de mujeres violentadas, de sometimiento, seguimos con lo mismo. Entonces hay que cambiarlo. A veces desde la ilustración te surge lo más fácil que es lo que viste siempre. Pero quiero que tenga un mensaje liberador, que no sigamos perpetuando eso que ya nos contaron, ya lo dijeron. Quiero que las ilustraciones nos muestren libres, enojadas, gritando. Que nos muestre como nos queremos, no como nos tuvieron o nos tienen.  

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