Manipulación del fuego

Querido Sur,

hoy el mundo se despertó ardido, en parte porque se ha incendiado una porción importante de la provincia de Corrientes mientras el gobernador lo daba todo en el Carnaval, en parte porque un influencer recaudó una suma tremenda de dinero para colaborar con los incendios mientras los oportunistas de siempre aprovechan todo el asunto para venir a desparramar ideas hostiles contra el Estado y el Gobierno, reconociendo o no la diferencia entre ambos conceptos.
Le han dado palazos al influencer con una mano y sobado con la otra el lomo de los responsables de la gestión ambiental, y hasta se han atrevido a peligrosos comentarios denigrando la importancia de algunos Ministerios, como ya han hecho en otras épocas, no tan lejanas en el tiempo. Estamos de acuerdo en que criticar al Estado es fácil, que como muchas personas, yo mismo me he encontrado cuestionándolo por su inacción en asuntos ambientales aún ignorando ciertos escenarios. Estamos de acuerdo en que Estado no es Gobierno y que la marca partidaria de las decisiones políticas siempre pareciera tener un peso mayor que la acción en sí a los ojos de la prensa.
Parece increíble tener que andar aclarando cosas como que un influencer no reemplaza al Estado, pero más absurdo me resulta todavía, por ejemplo, que un gobernador le agradezca públicamente a este personaje por su atención para con los incendios mientras sabemos que a sus Senadores los mandó a votar contra la Ley de Humedales. Hipocresía mediática en su máxima expresión mientras peligran esteros y paisajes irrecuperables al son de los bombos del corsódromo, probablemente la forma menos esperada de manipulación del fuego.
Federico Simonetti habla de una crisis de representatividad a raíz de lo sucedido con Maratea. Otros hablan de gente evadiendo impuestos y de guita lavada. Sea como fuere, es innegable que esta acción solidaria expone fuertemente la existencia de un real interés por parte de la comunidad en las cuestiones ambientales, asuntos que otros fallan en ver, como arqueros incapaces de atajar un pelotazo que terminará por estallarles en la cara.

Buenas noches,
Juan

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