Matías De Rioja: “La poesía viene a incomodar”

“Una trinchera poética”, definió Nina Ferrari en el prólogo del libro. “Después del viento” nos invita desde la primera línea a indagar en esa trinchera, a que nos interpele lo que duele, lo que conmueve, pero también todo aquello que ilusiona. Un libro partido en dos, pero unificado desde la poesía y la intención del yo colectivo y el yo interior de Matías de Rioja, que a través de las palabras nos muestra quién es y qué dice, para luego conocerlo a él, a la persona con el compromiso en la mano, la introspección y la realidad sin perderla de vista. En una charla con Sudestada nos cuenta, entre otras cosas, sobre el trabajo de este libro, el presente de la poesía, de la manera de expresión desde la palabra, las redes sociales y lo que significa que un libro salga a la calle y vuele.

Por Jorge Ezequiel Rodríguez

Sobre el comienzo de este trabajo… ¿Los textos ya los venías escribiendo o los pensaste en formato de libro?
Eran textos que ya venía escribiendo. En realidad, tengo el hábito de escribir. Antes subía las cosas a un blog, que ahora está medio en desuso. De este hábito se fue juntando material, y en ese contexto me llega una propuesta de Sudestada, por medio de Nina Ferrari y Natalia Carrizo, de si tenía material para pensar en un libro. Fue una hermosa propuesta. Dije que sí, que tenía acumulados textos y después otros que se fueron agregando y que tenían un tinte si se quiere más político, y me parecía que Sudestada era el lugar para ese material. Desde ahí empezamos con la editorial a darles forma, y pensar el libro desde un formato más preciso. 

Es un libro que pone sobre la mesa mucha conciencia social, una mirada política y crítica de la realidad. También de los “privilegios”, que de hecho encarás el tema desde la introspección y el asumirse. El primer poema “Furia”, habla por sí solo, y es una linda manera de abrir la puerta de este trabajo…
Eso fue pensado, y de hecho al comienzo el libro arrancaba por la última parte, que son textos más autobiográficos. Antes de mandar a imprenta, lo volví a leer y me pregunté: ¿y si el libro comienza al revés, si lo damos vuelta y arranca con un fuerte ritmo? Se lo comenté a Nacho (Director de Sudestada). Me respondió que también lo había pensado. Así que modificamos eso. Sobre “Furia” la verdad es que a mí me da gusto trabajar como persona crítica, pero también como psicólogo y como docente. La cuestión fue empezar a poner en voz crítica a los privilegios con los que hemos crecido como hombres y heterosexuales. O sea, tengo todos los privilegios. Entonces en conversación con la poesía, que es mi lugar, poder empezar a posicionarme y con la idea de contrarrestar también la poesía que parte del “yo”, pensar en lo colectivo, y en todos los postergados.

Hacés bastante hincapié en eso, y desde mi lugar lo valoro muchísimo, porque además conmueve. Cuando pasamos las páginas aparece el poema “Lo que pude”, que me parece un gran hallazgo de tu parte. En relación a esto, también se plantean temas como el ego, las redes sociales, y realidades que atravesamos en este presente y que tiene que ver con cómo lo manejamos.
Es un poco la posición política y social. Mostrar que yo hablo desde acá, desde este lado de la vida, pero con el dolor y la bronca de lo que duele y lastima de la realidad en la que vivimos. Como tengo claro de dónde vivimos, también tengo en claro la relación con el lugar y el tiempo. Desde ahí me lo pongo a cuestionar, y desde lo particular parto hacia lo general. Pero a la vez no parto desde lo particular, sino desde lo general. Es un poco la idea de salir del “tu puedes”, la meritocracia y el concepto de que a través del esfuerzo vas a poder. Cortar con ese tipo de mensaje en la poesía, y combatirlo.

Es de alguna manera poner en jaque un viejo y trillado discurso armado que no tiene mucho fundamento
Sí, por eso es “lo que pude”. Es como también poder permitirnos construir desde la impotencia. Me gusta trabajar esa idea, que sea un derecho el no poder con todo, que sea un derecho de que no siempre se puede y que personas que pueden, por lo general tienen la suerte de poder realizarlo. Pero siempre hay que entender que más allá de la cuestión individual hay una red que nos sostiene, o no, que contiene la caída, que contiene o no al que va a caer, pero también la red como algo que cubre todo en lo que estamos entrelazados.

También nos encontramos con “Selfi” y el poema del “Ego”. En relación a eso, y al mundo de las redes sociales en fusión con la poesía, con la literatura, con el mostrarse, ¿qué pensás sobre el contenido junto a la exposición, la mirada ajena, y el manejo de los egos?
Las redes sociales son medios, no voy a ponerme a criticar a las redes en sí. Son medios que han estado y que hoy van generando un montón de voces. En relación a la literatura, por decirlo de algún modo, es como que mataron al intermediario. Entonces los mismos lectores son los que te van legitimando. También entiendo que por los discursos de época, esto también alimenta a la figura del “yo”, y hay una línea fina entre el contenido y la sobreexposición de ese “yo”, que muchas veces se mezclan. La verdad que a mí no me interesa que me vean, lo importante está en el contenido de lo que comparto. Voy a sonar un tanto polémico, pero desde esta óptica de la que venimos hablando, muchos quieren ser escritores y no escribir.

En el cómo manejamos las redes, es extraño y sucede mucho más de lo que creemos, que tiene más importancia la circulación o los “me gusta” que el contenido en sí, o el nombre propio.
Claro, es como el foco puesto en la circulación del propio escritor, y no de su literatura. Esto a mí me genera cierta contradicción. Me interesa que circule el texto, el mensaje, lo que tengo para decir, y no mi foto. Y si se busca fama en vez de escribir o querer decir algo, se le está pifiando.

Con la idea de que el arte tiene mucha más llegada que un panfleto, y en la construcción de conciencia social que planteás en el libro ¿Cómo ves a la llegada de la poesía en esto? Cuando a la vez en los últimos años el género ha explotado y se van descubriendo muchísimas personas que escriben y dan a conocer sus trabajos con buen contenido.
La relación entre poesía y política es histórica. Y a la vez no sé si toda poesía debe ser política, pero sí creo que la política debería tener más de poesía. Entender a lo poético como colectivo, como el derecho de que todos tengamos acceso a la poesía. El hecho de que la poesía siempre esté en un lugar postergado, es medio como un hermano de la literatura que está encerrado en la pieza esperando, no es casual. Se la posterga porque la poesía es capaz de plantar realidad, de poner a cuestiones políticas sobre la mesa, y desde ese lugar ojalá haya mucha más poesía en los pibes que matemáticas. Me parece que la poesía viene a incomodar porque además entra por la ventana. No es la expresión cotidiana, y te entra por un lugar que no la viste venir y te explotó. Te implosiona algo que está sucediendo en la sociedad y que por otro lado no te llegó.

Esto también genera que mucha más gente escriba poesía o que tenga algo para decir. Está el concepto de poesía ligado más a lo estructural que es capaz de excluir y de que quien se sienta a escribir se pregunta ¿es la poesía esto? La poesía libre abrió y abre muchas puertas pero muchas veces nos quedamos con los conceptos antiguos y cerrados.
Es porque nos enseñaron a la poesía como una estructura rígida. Lo que nos muestran en la escuela, la métrica, la lírica… pero también si hay un género literario que permite la libertad, es la poesía. Incluso a mí me pasó que no sabía si lo que escribía era poesía o no, porque no había rima, o métrica, o las cuestiones formales, hasta que me encontré con la poesía narrativa, la poesía libre, y muchos tipos a los que yo seguía me hicieron buenas devoluciones. Tiene la libertad de poder jugar, después te puede gustar o no, y de alguna manera me burlé de esos cánones literarios. Y que quien escriba se anime a jugar y a compartirlo. Y mirá cómo se abrió y cómo cambiaron las cosas que hoy las editoriales van a buscar a los escritores. Muchas van viendo que este o aquella está bueno lo que hace, el mensaje, el contenido que plantea y se contactan. Al revés de lo que sucedió siempre. Está buenísimo que esto suceda, como también que la persona que tenga ganas de escribir poesía pueda hacerlo, jugar y decir algo, que se anime. Después por supuesto el oficio mismo te va a hacer mejorar y profundizarlo. Y comprender que todo nace del gusto por escribir y no del resultado. Che, está bueno escribir, es divertido, independientemente de si termina en un libro o no.

La otra parte del libro atraviesa cuestiones más personales… ¿de qué manera encaraste ese lugar que es también muy íntimo y emotivo?
La mayoría de esos textos comenzaron con la pandemia, y fue como empezar a bucear en mi propia historia, en recortes de mi vida, que me parecían que tenían potencial poético, o que habían sido momentos poéticos de mi vida. Esos textos son más en prosa y fueron la búsqueda de aquellos momentos como el pueblo, lo de mi hermano, mi viejo, o lo de mi vieja con el viento. Es decir que empecé a narrar desde lo biográfico, y pensar al “yo” como una ficción, es algo que se necesita.

De hecho si leemos este libro de corrido, vamos conociéndote al principio sobre lo que decís, lo que exponés, tu mirada interior hacia el otro, y en el final conocemos al autor desde lo biográfico como decís…
Es la intención de pasar de lo colectivo a lo singular, como sujeto de la comunidad, como sujeto político, y de alguna manera la idea es devolver a la comunidad lo que me dio, lo que me duele, lo que siento y al final del libro le cuento un poco más de mí. Ese fue el juego en el armado del libro.

¿Qué recibiste luego de que este libro salga a las calles?
Recibí mucho amor y eso es hermoso, me conmueve día a día. Después está la magia de cuando sale un libro de que empieza a hacer su propio camino. Me emocionó que empecé a recibir mensajes de muchos lugares en del interior del país o incluso de afuera. Y enterarme desde ahí que estaban trabajando en las aulas algún texto mío fue muy fuerte. Me acuerdo de una docente de Córdoba, de Santiago del Estero. Eso fue maravilloso. El libro hizo su circuito, independientemente del autor, y la verdad es que jamás pensé cuando escribí alguno de esos textos que una docente en la otra punta del país lo podía compartir con sus alumnos dentro de una materia. Es comprender que cuando un libro se publica y vuela, como decís vos, ya le pertenece a la comunidad.

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