Mendoza: “Casi no existen políticas públicas que lleguen a los territorios de rurales”

Desde la UST Campesina y Territorial, nosotras vemos que en el contexto actual, las mujeres, trabajadores rurales, campesinas, indígenas, seguimos sufriendo múltiples violencia de género, por el sistema capitalista, racista y patriarcal.

Por Mariana Díaz, integrante de la UST Campesina y Territorial

Por un lado, la mayoría de las mujeres, sufren o han sufrido violencia psicológica, físicas. A su vez como no hay, no existen casi políticas públicas que lleguen a los territorios de rurales, es muy difícil visibilizar esas violencias, salir a buscar ayuda o encontrar esas ayudas. Las organizaciones han sido un pilar fundamental, al igual que las promotoras de género en las territorios. Desde ahí hemos podido generar acompañamiento, visibilizar algunas violencias que están muy naturalizadas en las zonas rurales y organizarnos.
Otra de las violencias contra las cuales luchamos es contra el modelo productivo del agronegocio y el extractivismo, que además de avanzar sobre nuestros territorios -expropiando el agua, contaminando los suelos, enfermando a la población por el uso de agrotóxicos, desertificando los campos- hace que se margine a las comunidades campesinas, indígenas, llevándolas también a que muchas veces tengamos que migrar a buscar trabajo en forma temporal o en forma permanente a otros lugares para la cosecha, para otros trabajos, en condiciones precarias injustas, y eso nuevamente recae mayoritariamente sobre las mujeres. Entonces, creemos que tampoco desde el Estado se ve el rol fundamental que tenemos las comunidades campesinas en la producción de alimentos, en el en la lucha contra el hambre que estamos viviendo, en la situación de poder bajar los precios de los alimentos y que no sean las corporaciones las que determinen, por especulación, el precio del alimento de toda la población. Ante eso, también vemos que no hay una existencia de políticas públicas que promuevan, que fortalezcan y que reconozcan el rol de las comunidades campesinas, de la agricultura familiar, elementos claves para construir la soberanía alimentaria.
Faltan muchas políticas públicas para erradicar, prevenir y y acompañar situaciones de de violencia de todas estas índoles. Y en distintos ámbitos. Porque directamente son nulas casi las políticas públicas que llegan, hasta las localidades rurales, donde necesita necesitan las mujeres tener el acceso a esas políticas, no es solo en los centros más poblados, donde sabemos que es difícil, sino también en sus lugares en donde la información que tampoco llega. A través de las organizaciones, se viene haciendo todo un trabajo de promoción con las radios comunitarias, con las promotoras de género, pero no alcanza y no es el rol de las organizaciones cubrir eso. Lo hacemos porque creemos que es fundamental, pero pero debería ser el Estado el que esté presente en con esas políticas.
Se suma que son grandes las distancias no solo de comunidad a comunidad, sino a veces entre las mismas familias. Entonces, esto también perjudica mucho más la situación de las mujeres, porque muchas veces no hay transporte público. Hay que tener un recurso para salir con un transporte privado, que es un alto costo y la mayoría de las familias estamos viviendo en un contexto de esta crisis económica, que está muy difícil sostener el día a día. No hay, no llega, no hay acceso a la justicia en las localidades. La verdad que hay mucha violencia institucional. No se informa, no se acompaña, los trámites a veces son muy burocráticos. Se juzga a las mujeres si están diciendo o no la la verdad y se termina abandonando en el caso de que se vaya a hacer denuncias o pedido de medidas de protección. Se termina abandonando porque no hay un acompañamiento real y no hay un una un Estado presente en las comunidades a nivel local.
Desde la organización venimos trabajando el acompañamiento, desde las promotoras de género para vincular algunas políticas como fue el Potenciar, el Acompañar, que actualmente se han caído y eso era una herramienta muy importante para que en las mujeres pudieran salir de la situación de violencia y tener algún recurso, porque la mayoría de las mujeres no tiene recursos propios, no hay acceso a la tierra. La tierra no está a nombre de las mujeres, los bienes productivos tampoco, a pesar de que somos las mujeres las que sostenemos la mayor parte de las tareas productivas, ese rol está totalmente invisibilizado.

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