Mes del orgullo: basta de travesticidios

Del dolor ante las muertes evitables nació la marcha contra los travesticidios. En marzo del 2016, pocas semanas después de la inesperada muerte de nuestra referente travesti Lohana Berkins, Romi, la torta, me sumó a la comisión de Justicia Por Diana Sacayán. Eran momentos de mucha incertidumbre, por lo menos para mí, ante la ausencia de una de nuestras grandes referentes travas.

Por Florencia Guimaraes

Los fines de semana nos reuníamos en la sede de la CTA de La Matanza a organizar todo lo referido al pedido de justicia por Diana, una de esas jornadas culminó en casa de una compañera, la noche estaba fresca. Sentadas en aquel patio entre mate y mate, Romina, me leyó una carta que con sus últimas fuerzas dejó Lohana a su partido político, entre aquellas inolvidables líneas decía: por favor cuídenmela a Flor.
Fue ahí que me atravesó el escalofrío por el cuerpo al entender que Lohana era también víctima del sistema travesticida. Ella también nos fue arrebatada joven, en su caso, por consecuencias que tenían que ver con haber estado en situación de prostitución.
En aquel momento la organización de la marcha fue colectiva, impulsada y llevada adelante principalmente por las travestis, que pudimos generar alianzas de amorosidad no solo entre nosotras, sino también con sectores de diversas organizaciones y partidos políticos.
En un contexto de hambre, ajuste y represión -como lo fue el gobierno macrista- nos organizamos y con mucho esfuerzo. Juntamos plata entre todes para comprar friselina barata y hacer la bandera, y un megáfono barato que adquirimos junto a una marica amiga. La burocratización LGTBI de algunos espacios, aún no habían puesto sus intereses en la marcha.
Aquella noche las travestis no fuimos bien recibidas por el gobierno de la ciudad, al contrario, fuimos acorraladas y empujadas por policías armados y con escudos. Su meta era no dejarnos marchar. La furia travesti se encendió y arremetimos contra elles. Nada ni nadie iba a impedir que gritáramos basta de travesticidios, justicia para nuestra compañera Diana Sacayán.
Si bien fue un grupo pequeño el que impulsó la marcha, todas las compañeras y compañeros tuvieron protagonismo, voz y abrazos, cuestión que lamentablemente se fue diluyendo con el tiempo, y que considero crucial se vuelva a dar.
Con el final del juicio por el crimen político de Diana Sacayán, luego de tres años de poner el cuerpo, la cabeza y la salud mental en él, muchas personas continuamos nuestros caminos militantes con la firme convicción de activar en espacios libres de toda forma de violencia. Porque sí, dentro de la comunidad LGTBI también hay violencias constantes. La más naturalizada, la violencia política, es la que muchas veces se da y no es registrada, interpelada, para poder ser cambiada.
La marcha contra los travesticidios se gestó con un propósito puntual: interpelar principalmente a los Estados y también al resto de la sociedad, poniendo siempre por delante la precariedad de las vidas travestis y trans, siendo una manifestación política que no calla ante los gobiernos de turno y, debo decir, eso también se fue diluyendo de alguna manera. Se fue perdiendo el sentido crítico e independiente del inicio de esta marcha.
Con el pasar de los años, este grito trava se multiplicó por otras provincias, también en ciudades de Buenos Aires, instalando la figura de travesticidio, luego transfemicidio y hoy transhomicidios, y eso es de un valor político inmenso.
Como todo movimiento político, las personas travestis y trans tenemos diversas miradas sobre temas específicos. Con la prostitución, la mayoría entendemos que dicha institución patriarcal destroza nuestras vidas, y es en sí el sistema que nos lleva a los travesticidios. En cambio, otras compañeras consideran la prostitución como un trabajo. Estas diferentes miradas sobre un mismo tema no debería inferir a la hora de organizarnos colectivamente y salir con toda la furia a gritar basta de travesticidios, basta de crímenes políticos cisheterosexuales.
Volviendo al 28 de junio del 2016, queríamos salir a la calle para pedir que dejen de matarnos. No sabíamos si íbamos a ser veinte personas o quinientas. Pero por suerte, la convocatoria tuvo mucha repercusión. El hecho de que haya habido tantas adhesiones, tantas personas manifestándose en contra de los travesticidios, fue muy importante. Nos dio fuerza, nos hizo sentir acompañades. Estábamos logrando que se instale lo que teníamos como objetivo desde el principio: el travesticidio no solo como un crimen político -de odio- sino también como crímenes sociales (travesticidio social).
La fecha que nos pareció apropiada fue el 28 de junio, fecha en la cual se conmemora internacionalmente el día del “orgullo gay”. Era para nosotras relevante resignificar sobre todo la Revuelta de Stonewall, que en el año 1969 provocó disturbios por protestas contra las razzias policiales en New York, en el barrio Greenwich Village. Protesta encabezada principalmente por tortas, travestis y maricas latinas, como Sylvia Rivera.
¿Quiénes marchan contra los crímenes políticos hacia travestis y trans? Es necesario seguir organizando, organizándonos colectiva y críticamente para seguir exigiendo políticas públicas que transformen nuestras vidas, y también exigirle a los responsables políticos que trabajen incansablemente para que se cumplan las leyes que logramos conquistar las personas travestis y trans. 
Estamos cansadas de ofrendar las vidas de nuestras compañeras al sistema patriarcal y capitalista que nos ahoga, que nos criminaliza, nos prostituye y nos desaparece, como hizo con Tehuel.
Este 28 de junio sabemos habrá diferentes convocatorias, y eso es fruto de los legados de compañeras como Lohana Berkins y Diana Sacayán. Muches de nosotres estaremos llevando a cabo una jornada de visibilidad en el territorio hostil en el que habitamos. La Matanza, un territorio de luchas y resistencias, donde no existen políticas públicas dirigidas a la comunidad LGTBI, que cuenta con una secretaría de mujeres que lo único que hizo por las travestis fue violentarlas. El Municipio de Diana, trava, sudaca, abolicionista y originaria, en el que no hay cupo laboral travesti/trans.
Sigamos construyendo trincheras de resistencia en todos los territorios, con todes adentro, incluso con aquellas compañeras que no coincidimos en algunas batallas.
Furia travesti, anticolonial, anticapitalista y transfeminista siempre.

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