Otro ataque a medios públicos: El nuevo “proceso de reorganización” del gobierno

Por Editorial Sudestada

Con una frase réplica del comunicado de la última dictadura militar que llevó adelante el terrorismo de Estado en nuestro país, desde el gobierno nacional anunciaron el cierre -desde la medianoche pasada- de las redes sociales, canales de comunicación y páginas web de medios públicos. Una medida que afecta directamente a la TV Pública, Radio Nacional, las emisoras del interior, FM Clásica, FM Rock, FM Folclórica, Paka Paka y Canal Encuentro. 

Con la privatización en vista, pero con una Ley de Bases que no logra concretar el fascismo menemista, comunican la excusa del “cierre temporal” de todos los contenidos con el “fin de mejorar la producción, realización y difusión”. 

Luego del cierre de Télam, Milei sigue su avanzada contra los medios públicos. La amenaza es constante y lo que peligra además de la privatización -que sabemos lo que implica- es el despido de miles y miles de trabajadores, de familias sin ingresos, de otro atropello contra un sector que el gobierno nacional detesta. Como si esto fuera poco, sostienen que este es “un proceso de reorganización”, con todo el peso de la historia.

Para algún distraído, cuando la Junta de Videla irrumpió con el Golpe de Estado en el 76, sostuvo que eso era un “proceso de reorganización nacional”, que en voz de los monstruos de la historia, tenía como objetivo “combatir la subversión, la corrupción, la demagogia, reorganizar los valores del país, y ubicar a la Argentina en el mundo occidental y cristiano”. Lo que significó en realidad una persecución permanente, un terrorismo de Estado con el plan de exterminio en todo el territorio nacional, con más de 800 centros clandestinos de detención, 30 mil compañeros detenidos y desaparecidos, 500 bebés robados, torturas, fusilamientos, violaciones, y atrocidades que se siguen investigando y doliendo.

Cierran los canales de comunicación de los medios públicos, anticipando despidos y privatizaciones, y lo realizan con una provocación genocida: “el proceso de reorganización”. 

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