Por Editorial Sudestada
En el mismo imperio del norte -que no solo apoya a Israel sino que envía tropas y dirige la matanza diaria al pueblo palestino- como también en París, y en otros rincones del mundo, el grito se expande y no hay manera de frenarlo. El Poder del terrorismo israelí no logra la complicidad total ni con la agenda mediática comprada, amiga y ladera, ni con el armamento bélico y de desinformación masiva que siempre fue una pata fuerte para que el genocidio que lleva décadas no tenga el impacto que debería en el mundo.
Las universidades se van tomando, con acampes, protestas, y la visibilización al plan de exterminio que sangra hora a hora. En ambos países los efectivos de seguridad reprimen y buscan desalojar a estudiantes, pero la multiplicación de la causa es enorme. Tan es así, que hasta Israel hoy se atreve a enviar una “queja” por lo que sucede en defensa de Palestina.
Para quien todavía desconoce lo que sucede en Gaza. Desde el 7 de octubre el ejército israelí asesinó a más de 35 mil palestinos. Se asesina a un niño cada 10 minutos. Hay millones de personas “viviendo” en condición de calle. Más de 80 mil heridos. Se calcula que debajo de los escombros se encuentran 10 mil personas que no se conocen sus identidades.
Para que este genocidio que sucede ahora mismo no sea la principal noticias de todos los medios de comunicación -pensemos que mientras leemos estas líneas, tomamos un mate o miramos al sol, otro niño palestino es asesinado- Israel lanza la ofensiva por todos los frentes, no solo con bombardeos, fusilamientos, recorte de suministros, hostigamiento, violencia y persecución, sino con el cerrojo de la opinión pública, y el intento de que la verdad quede encajonada como viene sucediendo durante décadas.
¿Tenemos conciencia de lo que significa que un pueblo sea masacrado mientras el mundo mira para otro lado? ¿Comprendemos lo que significa que en casi 7 meses -solamente- Israel haya asesinado a más de 35 mil palestinos?
