“Pensaba que no íbamos a vivir más la dictadura, no podía creer la tortura en democracia” 

Patricia “Pachila” Cabana, militante de la Tupac, presa política en Jujuy dialogó junto a Zuleika Esnal para hablar sobre su trayectoria, militancia e historia de vida.

¿Quién es Pachila? 
Soy Patricia Cabana, me dicen Pachila de chiquita. Soy militante. Me crié con mi abuela. A partir de los 14 me crié en la calle y hogares. Me decían renegada social. Tuve una infancia y adolescencia muy jodida. Cuando vivís en la calle tenés un montón de caminos y siempre aparece el más fácil. Me metí en muchos, hasta que yo no le encontraba sentido a la vida. Muchas veces intenté matarme. A mí me juzgaron mucho, pero no sabían lo que había vivido. Me crié con mi perro Toby y con él comíamos todos los días como podíamos. Hace rato me acordé del cumpleaños de Milagro, y una de las mejores cosas que me pasó en la vida fue conocerla cuando tenía 19 años en la cancha de gimnasia, me enseño que se puede vivir mejor, que se puede cambiar la vida. Terminé la escuela gracias a ella. Me buscaba y me llevaba. Me enseñó a creer en mí. Yo la escuchaba y pensaba ‘esta mina quiere hacer todo rascacielos y no tenemos ni una piedra para sentarnos’. Ella soñaba en grande y creo que eso es bueno. Aprendí con ella que podemos vivir bien todos. Cuando Milagro dijo: ‘vamos a llenar todas las copas de leche, se puede vivir bien’, ahí es donde me puse a trabajar y militar con ella. 

Para ser alguien en Jujuy siendo mujer, pobre y viviendo en la calle hay que tener no sé si, coraje, determinación, alguien como Milagro cerca. Nadie sale solo. Nadie se salva solo. 
Jujuy es la última provincia de Argentina. Todos decían que Jujuy era parte de Bolivia. Entonces, nadie apostaba en Jujuy. Acá no había viviendas, eran contadas las que habían. Lo que hizo el gobierno de Néstor Kirchner no lo hizo nunca nadie. Y jamás hubo una persona como Milagro Sala que piense en los que menos tienen. Viví toda mi vida en la calle, vendí con mi abuela en la calle y jamás vi un gobierno que haya hecho las cosas que hizo Milagro. Acá en Jujuy era para una clase social tener dignidad, esperanza, un techo digno. Los pobres nada, cero. Pero no es así, nuestra vida puede cambiar, podemos vivir mejor. Hoy tengo 6 hijos, tres de ellos ya terminaron  el secundario y están estudiando carreras universitarias. A parte crié 28 chicos. Hace tres años que estoy acá, y vinieron dos nenes más a vivir acá, dos chicos jovencitos. Me siento orgullosa, hablo con ellos mucho y me hace muy bien. No tengo mucho para ofrecerles: un techo, una cama, un hogar. Y lo mejor que les puedo dar es las cosas malas que pasé para que ellos no la repitan, para que sean mejores.

¿Por qué te meten presa en 2016?
Porque me acusan de enriquecimiento ilícito. Al principio no me decían nada. Pidieron la orden de captura, nosotros nos entregamos. Era tesorera de una cooperativa después de que su presidente falleciera. Unificamos más de 157 cooperativas y para ellas había 14 millones de pesos en una cuenta bancaria. Me llevaron 48 días a una comisaría en donde estaba tirada en el piso, en donde podía ver durante 30 minutos a mis hijos. Tuve que hacer una huelga de hambre durante 8 días para que me lleven al penal y así poder ver a mis hijos y poder estar un poco más cerca de Milagro. Yo la vi a Milagro no dormir, no comer por luchar para quienes no tienen nada. La Tupac Amaru es Milagro Sala y Milagro Sala es la Tupac Amaru. Y mucha gente en Jujuy no dice nada, porque si Milagro está presa, imaginate nosotros si salimos a gritar y a pedir su libertad. Acá hay una ley contravencional y si te manifestás al otro día te llega una multa de 40 a 100 mil pesos. No tenemos para comer, como van a pagar esa multa. El odio hacia la Tupac, hacia Milagro, es impresionante. 
Luego fui al penal y después de 10 meses salí porque no tenían las pruebas suficientes. Me soltaron con una condicional. Y pedí que se la den a Milagro, Gladys Diaz, Mirta Guerrero, Mirta Isama, Graciela Lopez, a Cacho, a Nieva, porque ellos son inocentes, no hicieron nada. Ellos están en la misma que yo. “Bueno van a ir saliendo de a poco, hoy le toca a usted y después saldrán los otros”. Así me dijeron. Porque yo no quería salir sin mis compañeros y menos sin Milagro. Yo se que no hizo nada. Cuando a Milagro la acusan de esa plata, estaba en Buenos Aires con Cristina cuando todos marchamos porque terminaba el mandato. Milagro no estaba en Jujuy. Habíamos salido a la calle porque Morales quería cortar todo para las cooperativas. Nos dijo que Milagro se vaya de Jujuy si queríamos seguir teniendo las cooperativas. Él tiene todos los medios comprados y siempre dice que Jujuy estamos re bien y que él está capacitado para ser presidente de la Argentina, pero primero que vaya a arreglar los hospitales. Lamentablemente juega con la necesidad de la gente y al que no levanta su bandera no le da oportunidades. 
Cuando volví por segunda vez en 2019, empezaron a reducir los espacios durante las visitas de mis hijos. Nosotras jamás fuimos presas políticas en la cárcel, sino presas comunes. Todas separadas en distintos pabellones. Cuando pedí hablar con el nuevo director, no me quería atender. Pedí y pedí, y un día le dije que lo único que pedía era que no revisen a mi hija cuando estaba menstruando, que no la obliguen a bajarse la bombacha. Me respondió que no se podía, que la vea otro día por medio de un vidrio. Y cómo seguí pidiendo me llevaron a la celda de castigo. Me desnudaron, me llevaron a lo que le llaman el chancho. Me desnudaron y me dejaron así en pleno invierno. Estaba menstruando y se me congeló la menstruación en el piso, porque no te dan colchón ni colcha. Me sentí impotente. Pensaba que no íbamos a vivir más la dictadura, pero lo estaba viviendo. No podía creer la tortura en un país democrático. 

Ahora tenés prisión domiciliaria ¿Qué podemos hacer para ayudarte? 
Nos impidieron cobrar cualquier tipo de beneficio social. Ni el IFE, ni la Asignación Familiar. No tenemos derecho a nada, menos a eso. Me dan domiciliaria con 6 hijos y creen que tengo una fábrica de plata, que tengo un supermercado. Me sostengo con lo que puedo coser.
Pero vamos a seguir. Sigo siendo tupaquera. Sentimos dolor, impotencia pero tenemos ganas de seguir militando. Estamos conscientes de que no hicimos nada, lo único que hicimos fue querer vivir mejor, tener dignidad. 

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