Luego de la desaparición forzada, el miércoles se conoció que el cuerpo hallado en un cangrejal de Villarino Viejo, Bahía Blanca, era el de Facundo Castro Astudillo. En Sudestada nos preguntamos ¿quién era Facundo?
Por: Revista Sudestada
El que toca el redoblante en la batucada del barrio. El que pone la pava para arrancar con los mates de la tarde. El que le manda mensajes a los pibes para ver dónde se arma la ranchada. El que quiere volver a darle un beso a su chica. El que se anima y tira unas rimas en pleno freestyle en la plaza. El que se banca el verdugueo de la yuta cada tanto. El que se la rebusca con una changa y sueña con ligar un buen laburo alguna vez.
El que sabe sembrar sueños chiquitos para cosecharlos más adelante. El que llena la mochila de música y libros para no aburrirse en el viaje. El que se conoce la ruta de memoria y siempre hace dedo para llegar. El que milita por los derechos humanos con los pibes de El Semillero Cultural. El de la sonrisa amiguera que siempre te hace lugar.
El que recalienta el guiso de anoche o se prepara un pan con manteca. El que se abriga porque el viento pega fuerte a esta altura del año. El pibe que tiene toda la vida en los bolsillos. El de las zapatillas gastadas de tanto paso de murga, de tanto caminar hasta Bahía, de tanto dar pasos rumbo a lo.que le apasiona. El que limpia el monumento a los veteranos de Malvinas.
El que guarda una vaquita de San Antonio que le regaló su abuela. El que tiene un abrazo pendiente con La Bruja. El que baila cumbia, escucha Eminem y grita los goles de Boca. El que una tarde se hizo sombra. El que nos arrancaron los miserables de uniforme. El que aprendimos a querer como un hermano. Ese es Facundo.
Ilustración de El Tomi
