“Veo a la poesía actual desacartonada, menos competitiva y poniendo el lenguaje en crisis”

Foto: María Ragonese

Osvaldo Bossi nació en Buenos Aires en 1960. Desde 1997 ha publicado diversos libros de poesía y narrativa, como Fiel a una sombra y El muchacho de los helados y otros poemas. En 2020 Caleta Olivia publicó “Única Luz del mundo” su obra reunida. También fue jurado del premio “Storni” de poesía y coordina talleres literarios y el ciclo de poesía El rayo verde.

Por Jacqui Casais

Uno de tus sellos son los personajes de la cultura popular ¿Por qué elegís en este caso a los superhéroes como protagonistas?
Me gusta la soledad, las máscaras, las cuevas, los experimentos mágicos, las fábulas, los abismos.  Y todos los superhéroes, creo, se la pasan ahí, buscando alguna forma de vencer al mundo y de ser vencidos por él. Ratas aladas, arácnidos de terciopelo. Pero eso lo pienso ahora. De chico me gustaban sencillamente porque eran hermosos. Yo estaba enamorado de Batman, que a su vez estaba enamorado de Robin. Es decir, estaba enamorado de mi propia fábula interior. 

Querido joven maravilla funciona como un actualizado Cartas a un joven poeta de Rilke para acompañar amorosamente a partir de la experiencia a lxs jóvenes poetas. ¿Lo pensante de esa manera?
En principio pensé que hoy día sólo se puede decir la verdad, o algo parecido a la verdad, como decía Wilde, a través de una máscara. Así que me disfracé de Batman inmediatamente, mi héroe favorito. Luego pensé en un interlocutor, o destinatario de esas “verdades”, y quién otro mejor que Robin. Después me di cuenta de la relación con Rilke que tenía Batman: ambos lo saben todo o casi todo y llevan adelante una lucha inagotable contra el mal. El resto es juego, literatura. Escribir a diario un post y enseguida subirlo a Facebook, buscando algo así como un efecto inmediato. Luego esa voz, la de Batman, se apoderó de mí y dejé que escribiera lo que tuviera ganas de escribir. Pero en el fondo, muy en el fondo, Batman es Rilke, es cierto.  Batman es un poeta solitario que desde su castillo escribe las elegías de Ciudad Góticas. Todo vuelve o merodea, decía Molinari. Bueno, algo así.  

En tu trayecto personal en la escritura ¿cuáles son las principales dificultades o problemas que tuviste que atravesar y con cuál texto de Querido joven maravilla te hubiera gustado encontrarte en ese momento?
En esta pregunta, tal vez, esté la clave del libro. Las cartas de Querido Joven Maravilla, en realidad, las escribí para mí mismo, para el poeta joven que hay en mí, aunque ya haya pasado los 60, soy Batman y soy Robin, el amado y el amante, el que sabe todo y el que no sabe nada. Fingir es conocerse, decía Pessoa. Bueno, algo así. Mientras escribía esas cartas, me conocía y me desconocía un poco más. Desde esa perspectiva, podría pensar que todo el libro es una reflexión sobre la experiencia de ser poeta en un mundo extremadamente difícil y extraño. Y que la única máscara que me conmueve sea, acaso, la del poeta. Alegre y triste, solo y acompañado, capaz de ser todos, como dice Borges, y al mismo tiempo, nadie y ninguno. Y cada poema, cada librito su castillo interminable y sangriento. 

¿Creés que en estos últimos años cambió el lugar que ocupa la poesía en nuestro país? ¿Cómo te llevas con la poesía en redes sociales?
Sí, creo que cambió y para bien. La veo suelta y desacartonada, menos competitiva, poniendo el lenguaje, el misterioso lenguaje de la poesía, una vez más, en crisis. Las redes sociales son hermosas, el colmo de la ilusión. Por un segundo, uno puede estar con todo el mundo y a la vez estar solo. Si en mi adolescencia hubiera existido Internet yo hubiera sufrido menos, o en todo caso, mi soledad hubiera estado poblada de lejanos hermosxs interlocutores. ¿Será porque amo la ciencia ficción? ¿O directamente, la ficción, cualquier ficción, incluida la ficción poética, por encima de la realidad? La realidad es horrible y estúpida. Solo lo que se escribe y sueña es verdadero. Y en relación a la primera parte de la pregunta, acerca del lugar que ocupa la poesía de nuestro país, creo que ocupa el lugar más hermoso de todos: el de la batisoledad. Si los poetas ocuparan el centro de las preocupaciones del mundo, escribir poemas no tendría ningún sentido.

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