A encontrarnos en las calles, compañerxs

Foto: Ojo Nomade

Todos los 24 de marzo laten de una manera especial. Año a año, día a día, vamos construyendo Memoria desde diferentes espacios, y esa lucha ejemplificadora atraviesa fronteras terrenales y del tiempo, incorpora nuevas generaciones interesadas en saber lo que sucedió en nuestro pasado reciente, y en sumarse a la militancia por los derechos humanos, que no tiene bandera política partidaria, pero sí compromiso con la Memoria, la Verdad y la Justicia, como en todas las causas en las que los derechos conquistados pueden estar en peligro. 

Por Jorge Ezequiel Rodríguez

Este 24 es diferente, como todos, pero a la vez conocido y con un camino allanado. Esta fecha nos convoca, entre lágrimas y abrazos, sonrisas y nostalgias, lucha, aplausos, ovaciones, y reclamos constantes. Nos reencontramos físicamente en Plaza de Mayo, o en cada rincón de nuestro país, donde las huellas se renuevan, renacen, germinan, y florecen. Volvemos otro 24 para que la construcción sea permanente, para defender a la Verdad como una causa inquebrantable de las operaciones encubiertas, y con el objetivo de exigir Justicia en un presente en que nuevos juicios se abren, otros se congelan, genocidas piden domiciliarias, se identifican restos de compañerxs, se acercan a las Abuelas personas con dudas sobre su identidad, se restituyen nietos, se reciben, más de 40 años después, denuncias sobre el terrorismo de Estado, que abren nuevas investigaciones y que dan a conocer más atrocidades de los criminales con insignias, más complicidades civiles y empresariales que se destapan, además de la comprobación indiscutible de que la política pública por los derechos humanos debe ser una política de Estado que atraviese a cualquier gobierno de turno, incluso gobiernos negacionistas como los que padecimos años atrás.

Foto: Sudestada

Hoy volvemos a marchar y elegimos estar acá, porque sabemos en qué vereda caminar, porque nos hacemos cargo de las causas, porque no hay grises en un genocidio y en criminales de uniforme. No existen dos demonios, ni teorías de números que solo embarran la cancha para privilegios de los responsables que sueñan con disfrutar sus vidas miserables en la impunidad. No hay dos maneras de ver la historia, la verdad es la única realidad como decía Paco, y no  ser “ni chicha ni limoná” en la voz de aquel cantor fusilado por Pinochet, es estar del lado de la complicidad y el silencio. Mientras desde sectores rancios se incentiva la destrucción, mientras detrás del “clamor popular” se intentó plantar debate sobre un 24 partidario de cara a las próximas elecciones, el movimiento por los DDHH levantó la voz y la Memoria pisó firme. En esta fecha se sabe por qué caminamos y cómo construimos los sueños colectivamente para los destinos plurales, como nos enseñaron las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo desde hace más de 45 años. 

Foto: Sudestada

Elegimos estar acá, con las y los más de 30 mil a quienes les arrebataron la vida, con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, con los HIJOS, con las nietas y nietos que hoy pueden conocer la verdad de su historia, y con los que todavía seguimos buscando, con los familiares, los sobrevivientes, todas las víctimas del terrorismo de estado, los organismos, con todo el Movimiento que crece paso a paso y que es un ejemplo para el mundo, y con la militancia que se multiplica. Elegimos estar acá sabiendo que del otro lado están los dinosaurios y los pichones de ellos mismos, los lame botas de genocidas, de imperios manchados de sangre pero con perfume importado, los cómplices de bolsillos llenos. Está el odio que con el amor y el compromiso pierde siempre, está la complicidad que pide “olvido” abrazándose con torturadores, violadores y asesinos, con grupos empresariales y civiles que apoyaron y apoyan al terrorismo de estado, con la iglesia y las órdenes medievales. Del otro lado está todo aquello que sigue lastimando con intención y con la operación para que todo se borre de la historia, algo que ni los genocidas pudieron lograr. Están los que juegan a la democracia con la mano en la puerta de los cuarteles, los que son capaces de disparar en la cara si es que no logran los cometidos, los que disfrazan golpes de “salvaciones”, los que escriben editoriales con un sobre en el escritorio y los archivos bien escondidos.

Foto: Sudestada

Elegimos estar acá, y nos reencontramos para levantar nuestras banderas para que la Memoria, la Verdad y la Justicia sean una política de Estado de un pueblo que no olvida y que lucha como siempre supo hacerlo, en las calles. Por nuestras compañeras y compañeros detenidos y desaparecidos ¡PRESENTES! ¡AHORA Y SIEMPRE! por todos los que nos faltan encontrar, por el derecho a la Memoria, por la Verdad impregnada en las calles, por la Justicia para las y los más de 30 mil y para todo el pueblo, por las rejas a todos los genocidas, a los cómplices, los servicios, y todos los asesinos y violadores de DDHH. Por todo lo que falta, por la deuda de la democracia, por los sueños truncados, por los que se multiplican en cada esquina, por lxs pibxs que asesinan las fuerzas represivas, por los abusos de poder que se mantienen. 
Elegimos salir porque estamos acá, porque somos parte de la historia y porque cada 24 seguiremos estando, por la lucha de lxs que ya no están, para el futuro de lxs que vendrán, y para que como latinoamericanos entendamos que acá sufrimos un Plan Cóndor gestado desde el imperio del norte y que el silencio todavía se ordena desde ahí, como el ocultamiento de los archivos, la demora de los juicios, las operaciones mediáticas permanentes y la excusa para invasiones y sometimiento a los pueblos. Pero también nos encontramos para comprender que la Memoria y la lucha son parte nuestra propia identidad, porque a pesar de todo, perdimos el miedo y ganamos la libertad y el futuro. Porque a pesar de todo, no nos han vencido.
¡A encontrarnos en las calles compañerxs!

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