Hugo Montero: La humildad de un genio

Hablar de Sudestada es hablar de Hugo Montero. Es imposible pronunciar nuestro nombre sin que retumben sus palabras, sean escritas, en sus charlas en universidades y bibliotecas o en la intimidad de la redacción.

Por Editorial Sudestada

Hugo, con su genialidad y templanza rompió barreras que pocos pudieron. Una de las más difíciles como es la del ego y el lucimiento personal. Además tuvo la grandeza de compartir conocimientos -hasta con gente que no se lo merecía-, también pensar hasta en sus últimas horas qué contenido hacía falta reflejar en nuestras redes, qué libros serían interesantes editar… Es que Hugo fue él y todos. En su voz la palabra patrón, lucha de clases, compromiso o lucha suenan distinto porque siempre estuvieron ligadas a la verdad. Dedicó toda su vida a potenciar este camino colectivo y se nutrió de cada compañero y compañera que se acercó para mejorar su mirada. Y en cada uno de ellos supo cultivar una amistad y una docencia sin igual. Nadie podrá decir que pasar a su lado fue indiferente, hasta sus enemigos de ideas lo extrañan. Hoy, el vacío es enorme, como si las discusiones de antaño se hubiesen pinchado y bajaron la intensidad.


Pese a todo, el sueño colectivo sigue presente, distinto, desparejo, pero quienes seguimos acá intentamos día a día honrar tu nombre en cada página que editamos, en cada feria donde damos la cara con nuestras verdades, en cada rincón de la redacción que te extraña horrores.
Los que te conocieron siguen leyendo y discutiendo con tus libros, quienes aún no saben quién fuiste van a descubrir a un periodista imprescindible. Eso que “editar un libro siempre es fruto de un trabajo colectivo”, como muchas veces declaraste, te describe como persona, como ejemplo del periodismo hecho desde abajo, sin caretas ni “jetones” a quien obedecer para ganarse unos pesos de pauta. Que las generaciones que vienen sepan que la austeridad, el trabajo en equipo y la humildad serán siempre virtudes asociadas a tu nombre. Gracias Hugo por haber pasado por nuestras vidas.

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