“La ESI tiene un fundamento, no es una opinión”

“Yo quería ser médica. Quería estudiar medicina. Ese era mi objetivo. Esa era mi zanahoria. Esa era la zanahoria que tenía, que tengo todavía pegada”, decía en la charla TED que dio en 2017, en la que relataba sobre los diversos caminos que se abren en la búsqueda de un objetivo. Sol Ferreyra, conocida como Sol Despeinada, cambió muchas veces de zanahoria: estudió medicina, se dio cuenta que no quería ser el estereotipo de médica y comenzó con las clases en la universidad. Cuando se debatió la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo fue una de las pocas médicas que se animó a hablar en público a favor. En los últimos años creció como comunicadora de la Educación Sexual Integral. Viajó por el país con talleres y charlas sobre ESI, diversidad y género. Muchos de sus videos se hicieron virales en redes, recibió odio e incluso amenazas. Y en el verano comenzó su unipersonal “¿Dónde está mi zanahoria?” en donde cuenta sus zanahorias fallidas, las podridas o las que no sabía que quería. 

Por Florencia Da Silva

En diálogo con Sudestada, Sol Despeinada habló sobre su unipersonal, su experiencia en el teatro,  las redes sociales y las persecuciones que viven quienes militan en ese medio, y aportó su análisis sobre la situación actual de la Educación Sexual Integral.

Actualmente estás con el unipersonal  ‘¿Dónde está mi zanahoria?’ ¿Qué nos podés contar? ¿Cómo fue esa experiencia? 
El unipersonal empezó con la idea de contar algo sobre mí. Surgió con la propuesta de un productor que había visto lo que hacía. Nosotros queríamos algo muy abierto de corazón. Aunque suene medio romanticón, lo sentíamos así. Cuando empecé a contar cosas de mi vida, me di cuenta que la mayoría eran fracasos y que no contaba nada bueno de lo que me había pasado. Las mejores historias eran las que me habían salido mal o que no habían salido como esperaba. En base a eso armamos un guión. Era un show pensado para el verano pero como le fue tan bien, hubo un montón agotadas o a punto de agotarse, decidimos continuar con una o dos funciones por mes. 

Dialoga con la charla TED que hablás de la zanahoria.
Un poco toma la misma esencia. Esa charla TED, que fue hace muchos años y era otra Sol con otro contexto, fue la que dio inicio a toda mi carrera en la comunicación y tiene un valor muy importante para mí. Tanto que después me terminé tatuando una zanahoria, es prácticamente un logo para mí. Y cuando nos sentamos a pensar el guión, Vero me marcó que se repetía mucho lo de la zanahoria, volvimos a ver la charla y me planteó que la zanahoria podría ser la columna vertebral del unipersonal. También, como es el primero que hago, la idea es presentarme, quién soy, qué hago, de dónde vengo y explicar de dónde viene la zanahoria también era eso. 

¿Cómo te sentís con este nuevo formato? Hace mucho que hacés humor y que sos comunicadora, pero estar en un escenario es diferente. 
Me gusta. Todavía hay cosas que me incomodan, pero porque no estoy acostumbrada, como por ejemplo los silencios en el teatro. Pero es parte de estar aprendiendo, no soy actriz. Entonces, algunas cosas las tengo que ir aprendiendo sobre la marcha. Me resulta un lugar para explorar, también es un descanso para mi salud mental. El humor es una forma de hacer comunicación, sin dudas. También es más amigable que las redes sociales, tiene el cara a cara. Las personas que pagaron la entrada para ir a verte no mal predispuestas, en algo empatizaron o llegaron por una recomendación. En algo hacemos clic y nos reunimos en un espacio porque algo nos ató. En cambio, las redes reúnen a todo tipo de público y eso tiene un costo en la salud mental.
A partir del 2015, en las redes sociales, aparecimos un montón de activistas en las redes y estuvo buenísimo, pero en algún momento esa dinámica te agota. Pensás que no querés dar más nada, hay días que lo malo parece bastante superior a los beneficios que encontrás en las redes. También es un arma de doble filo esa exposición, y muchas personas terminan dejando las redes o espacios de activismo porque realmente hay un desgaste a una velocidad distinta. Creo que el teatro es un espacio en el que podés pararte a contar lo querés, hacer los chistes que quieras y la gente que va tiene ganas de escucharte, destina una hora y media a reírse con vos, empatizar, llorar, esperarte a la salida para saludarte, compartir un momento. Ahí hay algo del compartir y la comunicación que siempre es bueno, se recibe mucho amor y merecemos un poco de eso por nuestro laburo. 

Tenés muchos seguidores y personas que les encanta lo que hacés. Pero también recibís muchas críticas y odio en las redes. Hay un ataque constante hacia activistas, divulgadoras y comunicadoras que tocan determinados temas. Incluso sé que recibiste amenazas, hiciste la denuncia y te dieron el botón antipánico ¿cómo ves  y vivís esta situación? 
En su momento, la denuncia fue por amenaza de muerte en redes sociales y también hay un apartado sobre calumnias e injurias sobre mi persona porque hubo una fake news que a mí me afectó mucho. En realidad, es bastante habitual que inventen cosas estos grupos de libertarios. Arman muy bien, editan una foto, ponen un título en mayúsculas y salen a vender eso. En su momento, inventaron algo sobre mí, pero lo que más me dolió fue que hubo gente que lo creyó. Yo pensaba “estoy hace años en derechos humanos y hay gente que le cree a este pibe que tiene publicaciones diciendo que no fueron 30 mil, que las denuncias de violencia de género son falsas y parte del feminismo le cree a este chabón”. Tenía una visión del feminismo de que éramos más de defendernos con uñas y dientes, pero ahora está más fragmentado, no me peleo porque entiendo que es parte de la evolución de los movimientos grandes, por supuesto que se van a fragmentar y ser heterogéneos con el correr del tiempo. Pero me sentía mal porque yo puse la cara, laburé un montón, destiné un montón de tiempo porque creo que es una causa justa, para que haya feministas que le crean al primer nabo que viene a decir cualquier cosa.
Hubo mucha desilusión y eso me distanció un poco de las redes. Tuve el botón antipánico, todavía lo sigo teniendo, pero hoy esta persona lidera una de las listas del Partido libertario. Ellos pueden seguir su vida como si nada, estar en la política, mientras que nosotras no, ahora yo pienso dos veces antes de decir algo. Estamos todes muy cansades con los activismos en redes. Hay un agotamiento de ciertos temas, hubo una bajada de guardia que es notoria para mí, la cosa está mas calma y eso le da lugar a las violencias. Sus voces se amplifican cuando nosotras bajamos la guardia, pero no podemos estar todas todo el tiempo porque es imposible para nuestra cabeza. 

Desde el feminismo vemos a la Educación Sexual Integral como una herramienta fundamental para combatir un montón de violencias. Siendo comunicadora de la ESI, ¿Qué creés que es lo que falta cambiar? Porque el material que hay es buenísimo, la ley también, pero no se da en todas las escuelas y mucho menos de la misma forma. 
A la ESI la defiendo con uñas y dientes, pero hay algo muy particular en la Ley que es el artículo 5 que plantea que “Cada comunidad educativa incluirá en el proceso de elaboración de su proyecto institucional, la adaptación de las propuestas a su realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros”. Cuando das matemáticas no decís que se tiene que adaptar a cada docente, para que la dicte según sus convicciones. Matemática es matemática, no lo pensarías con otras disciplinas. La ley ya tiene 17 años y para los tiempos que corren es mucho tiempo, pasaron muchas cosas y tiene que actualizarse. Porque la quiero y porque la defiendo, también salgo a decir que hay que actualizarla.
Creo que en el artículo 5 se escudan un montón de escuelas para decir, por ejemplo, “no damos anticonceptivos de emergencia porque va en contra de nuestras ideas y están respaldadas por la ley”. La educación es un servicio y los destinatarios del servicio es el alumnado. Hay que darles lo que mejor que puedan obtener, que es lo que corresponde. Los docentes tienen que adaptarse a la ley y al contenido. Con ese criterio, este artículo cancela un poco la ley.
La ESI tiene un fundamento, un fundamento biológico y psicológico, está respaldada por un montón de disciplinas. Todo se basa en estadísticas, estudios, no es una opinión. Es lo que hay que dar de contenido. Sino lo harían con otras materias ¿por qué con esto sí? Amo a la Ley, pero sí milito que hay que reescribirla. Hay que trabajar mucho más sobre el concepto de diversidad, que es inespecífico porque no hay un hincapié significativo con la neurodiversidad, lo mismo con discapacidad. La contextualizamos en un determinado momento, pero ya pasó el tiempo, hay otros intereses, otros grupos para los que hay que trabajar, mucho material. Por eso la modificación de los artículos es tan importante, además de la implementación efectiva en general.
Hoy sería difícil conseguir todos los votos para una ley de ESI, pero hay que dar esa batalla. No alcanza con que esté la ley, se tiene que cumplir y la normativa podría ser revisada. Para la época en la que fue escrita esta ley era muy buena, pero está desactualizada y las leyes tienen que acompañar a las demandas actuales. 

Das muchos talleres y charlas sobre ESI y género ¿Qué te llevás de ese ida y vuelta con quienes van? ¿te pasa de darte cuenta que hay muchas personas que realmente no recibieron ningún tipo de educación sexual?
Cada vez que viajo a otras provincias y localidades veo que es muy variado. Depende de las voluntades políticas particulares de cada sitio. Más allá de que exista una ley, de que haya una demanda o no, me termino dando cuenta de que todo pasa por el equipo que toma decisiones y decide si es relevante o no, a partir de ahí decide ejecutar políticas públicas, más allá de las localidades y la comunidad en general. Pero sí tuve la oportunidad de ir desde Tierra del Fuego hasta Chaco, y cada experiencia es distinta. También hay algo que todavía no logramos resolver, que tiene que ver con que todavía sigue pasando: cuando voy a dar una charla me ponen alumnes de todas las edades en un teatro de 500 localidades. No es la misma charla para todos los grupos etarios, no son las mismas demandas de información. Y es muy complicado, como el talle único que no podés adaptarlo a todos los cuerpos.
Las charlas de ESI no pueden ser un talle único, hay que plantearla según la edad, el lugar donde viven, son realidades diferentes. Las experiencias son variadas, la geografía es importante, el lugar en donde viven las personas es importante y su sexualidad no queda ajena a esa sociedad, territorio, a la economía, a la comunidad educativa. Las preguntas que hacen son muy distintos cuando son de colegios públicos, privados, depende de las edades, el género.

Es muy importante la ESI en personas adultas, sobre todo para no pensar que la única solución son las medidas punitivas ¿cómo analizas esta situación? ¿crees que es posible de lograr? 
No sé si hay una propuesta concreta. La ESI en su concepto original está pensada para personas escolarizadas, habría que adaptarla a otros grupos etarios con otras realidades. Quizás una opción podría ser pensar un tipo de educación sexual para adultos o para personas no escolarizadas, con otras preguntas, otras inquietudes, cuestionamientos sobre la sociedad, otro programa. Algunas cosas se puedan trasladar para adultos y adultos mayores, pero seguro habría que pensar otras formas de abarcar temas, como por ejemplo el abuso. Imagino que podría aplicarse distinto en comparación con jóvenes e infantes. También es difícil encontrar un espacio para reunir a todas esas personas para impartir ese tipo de educación, lo veo como un desafío. ¿Dónde se puede nuclear a todos los alumnos para que obtengan esta información? Es muy difícil impartirlo de forma obligatoria. Creo que algunas instituciones, como los deportivos, podrían adoptar algún taller. Me encantaría que se pueda hablar de eso en un futuro. 

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