Amamantar: trascender el mandato para llegar al placer

Del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia. ¿Qué le sucede a las madres cuando deciden amamantar? Una reflexión de una docente, periodista, madre y doula. Una arenga a las compañeras que deciden dar la teta y a las que no.

Por: María Laura Capotorto

Dar la teta fue mi revancha cuando devine en madre por primera vez. Me habían dicho, como a muchas, que no iba a poder: “las mujeres de esta familia tenemos leche que no sirve, no llena, no podemos amamantar”. Esa sentencia en mi mente batalladora hizo el efecto contrario, me dispuse a dar la teta, como fuese. Hoy casi 16 años después, cuatro gestaciones, tres nacimientos y sus respectivas lactancias, me hicieron entender que, sea cual fuese el mandato, no suele ser tan fácil hacer oídos sordos.

Somos espectadoras de un sistema que peca de incoherente. Nos insta a amamantar, pero nos provee de pediatras que desconocen muchas nociones básicas; nos llenan de publicidad de leches de fórmula, nos regalan mamaderas y chupetes en los cursos de preparto. Nos cuentan que dar la teta exclusiva es lo mejor para nuestra cría, pero las licencias del trabajo rentado son breves, las empresas no cuentan con lactarios ni guarderías y las leyes sobre el tema no se cumplen. Nos muestran madres bellas que placenteramente dan la teta, pero nadie te cuenta que no es tan simple, que necesitás ayuda. Nos estimulan a tener hijes, pero las tareas de cuidado siguen sin ser tenidas en cuenta. 

La teta es una cuestión familiar, social y también política

¿Qué herramientas se ofrecen desde el Estado para que los valores promocionados por la OMS (Organicación Mundial de la Salud), UNICEF (El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) y tantas otras agrupaciones hagan posible la lactancia? ¿Qué rol ocupan las universidades que forman pediatras que no cursan una materia obligatoria sobre el tema? ¿Por qué se desmerece la labor de las puericultoras y no se las incluye en el personal que asiste a las madres recientes? ¿Por qué la teta erótica y permitida es la que vende productos; pero se censura una foto en instagram si estás amamantando? 

Hay miles de respuestas pero una sola es la que quiero apuntar: todo aquello que concierne a la sexualidad femenina es atravesado por reglas que nos alejan del disfrute personal, del placer. Si no hay sacrificio, si no hay “maternidad sufrida”, si no hay teta disponible para el gozo ajeno, no vale; gozosas, libres y soberanas, no le servimos a un sistema sediento de seguir hincando banderas en medio de nuestros cuerpos. 

Compañeras: 

Amamantar sin deseo es imposible. 
Amamantar sin red que cuide a quien cuida, es imposible. 
Amamantar, teniendo que volver al trabajo remunerado sin un tiempo ni espacio disponible para ello, es imposible. 
Amamantar con culpa, dolor físico y emocional, es imposible. 
O debiera serlo. 

En los tiempos que corren, habitar cada espacio de nuestra sexualidad en pleno uso de placer, ya no debiera ser tema de debate. Muchas personas se preguntarán ¿Qué tiene que ver dar la teta con sentir placer? Todo. 

Amamantar es unos de los actos de nuestra sexualidad. Y puede ser un momento tan intenso, tan primitivo, tan simple, tan cotidiano que asusta. En mi vivencia conecté con el super-poder de producir el mejor alimento para mí bebé, tenerlo disponible a la temperatura ideal, en cualquier momento y en el sitio que se nos diera la gana. Sentir la tibieza, la comunicación, el cuerpo a cuerpo, la certeza de tenernos. 

¿Pero qué pasa cuando eso no ocurre?

A veces nos enfrentamos con sombras que estaban allí agazapadas y nos sorprenden. Cuando produce fastidio, ansiedad, angustia, rechazo, enojo. Y después de eso viene la culpa, la “mala madre” que siempre temimos ser. Entonces, se reinicia el circuito de violencia que se alimenta de expectativas altas, impuestas desde un afuera, que no mira nuestra individualidad. Cada persona, su cuerpo y su historia se entrelazan en un tejido que no siempre responde al “deber ser”. 

Cada Semana Mundial de la Lactancia Materna nos encontramos con fotos, eslogan, lemas. Y yo te digo, compañera, cada maternidad es única, cada hijx, cada instante, también. Entonces, si deseás ser madre y amamantar, rodéate de personas que te acompañen en la tarea. Vas a descubrir que a veces se complica, que requiere de disponibilidad, de un entorno amable, de algunos trucos, de descanso, de buena alimentación, pero fundamentalmente de tu deseo. 

Y si vos no querés hacerlo; mi único consejo es (odio a quienes los dan): ponele palabras, decilo. No te dejes llenar de excusas, que no te inventen un cuerpo ni unx bebé falladx. Ante todo la verdad es esa, la tuya. Es tu derecho también, dar una mamadera en pleno uso de tus decisiones; con la misma potencia, con el mismo desenfado, con la misma alegría. Porque de esta y otras tantas cuestiones salimos deseantes, poderosas y unidas. 

Foto cuerpo de nota: Victoria Eger
Foto de portada extraída del El libro El Misterio de la teta y la ilustración es de Afra.

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