Baby Etchecopar y el discurso de odio de la derecha

Sobre las declaraciones de Baby Etchecopar en el programa de Mirtha Legrand.

Lo grave no es que un operador como Baby Etchecopar apele al “cáncer” para definir a una mujer política argentina. Lo grave es que se naturalice ese tipo de expresiones, que son un relieve del discurso del odio que la derecha utiliza para ganar espacios desde hace décadas. Lo grave es el silencio de esa mesa de nefastos que viven surfeando el resentimiento, el racismo y el machismo de un sector de la población: por ignorancia o por convicción, son la voz de un sector importante que no sólo utiliza las redes para escupir su lógica rudimentaria y hostil, sino que ahora se moviliza y sale a la calle. Etchecopar es parte de ese relieve, vive de ese clima de odio y trabaja de agitarlo como puede, con sus limitaciones evidentes.

El odio siempre fue un factor político en la política local, y el resentimiento hacia las mujeres que se dedican a la política es otro elemento cotidiano. “No hay que darle entidad a este sujeto” dirán los que piensan que ignorando a estos discursos dejarán de existir, mágicamente. No pensamos igual: no hay que ignorar a la derecha cuando se expresa, no hay que subestimar el discurso del odio porque es su herramienta política más poderosa, no hay dejar pasar la ignorancia como factor de unidad en el campo de un sector del electorado que tiene el odio a flor de piel, y lo expresa como puede, como le sale, de manera visceral. Etchecopar será un imbécil que paga sus cuentas gracias a canalizar el fascismo de forma casi caricaturesca, pero su voz amplifica la voz de muchos otros. Y habrá que estar atentos, porque subestimar o negar este discurso del odio, es hacer lo mismo que hacen los demás comensales del programa televisivo: silencio. Y el silencio, ya se sabe, es una de las formas de la complicidad.

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