Cartas para la manada: escenas de una escritura urgente

Rudas,
pero sin perder
la ternura jamás.
Nina Ferrari

Cecilia Solá reedita su libro de cuentos en 2019 de la mano de Editorial Sudestada, apostando a un título provocador, acorde a la escritura que contiene Cartas para la mandada: crónica de negras, putas y locas. Una ronda de brujas desnudas danza alrededor del fuego, como las ancestras que narraban historias silenciadas en círculo. Este libro nos invita a leer al calor de las brasas, esas que van transformando en ceniza los deshechos de una sociedad patriarcal y machista. Cada relato es un destello que se multiplica en la historia de todas, en la manada que contiene y abraza al resto de las hembras en peligro.

Por Natalia Bericat / Ilustración de Paula Boffo

Un compendio de postales que obedecen al grito desgarrador de una autora comprometida con el cambio histórico en aras de la equidad de género, dice Juan Solá en la contratapa. Imágenes de lo cotidiano, narradas muchas en primera persona, con esa decisión política de que la voz sea la de las protagonistas. Cecilia nos lee sus cuentos, pero con el sonido visceral que sale de la garganta de cada mujer e identidad femenina que aparece en estas páginas. Cartas para la manada es parlante y abrigo en cada encuentro. Es el papel que flota después de la inundación, ese que sobrevive para contarnos las huellas de nuestros cuerpos.
Sostenemos nuestras ficciones en manada, nos dice Cecilia Solá. Este libro nos muestra la oscuridad de la noche en las habitaciones cerradas, donde el lobo asusta a las infancias, pero también a esas madres que duermen con las garras dentro de su cama. Nos muestra de cocinas con gritos y platos rotos. Recorremos la piel y los moretones que los monstruos dejan impresos en la carne. Sentimos la espera de quien busca a su hija y no la encuentra. Respiramos la bronca de la trava que rechazan una y otra vez.


Cartas para la manada nos habla del dolor, pero también pone paños fríos sobre las quemaduras. El lenguaje del amor aparece para contrarrestar esa ternura que nunca perdemos, como nos dice Nina Ferrari en el epígrafe de este texto. Un amor que derriba lo romántico para darle lugar a lo verdadero. Cecilia se lo dedica a ellas: amoras, hermanas, amigas, desconocidas, congéneres. Por que amamos como podemos, escribe en uno de sus relatos, y esa es la manera en que la manada aparece en su escritura. Las palabras se vuelven grito y también susurro. Leemos Cartas en voz alta. Las abrimos despacio para que la tinta deje ver el fondo, el secreto escondido en la historia de todas.

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