En un video, Daniela Garmu cuenta que no puede conseguir un lugar donde vivir solo por ser trans. La emergencia habitacional en el colectivo travesti trans, en primera persona.
Por Revista Sudestada
A días del anuncio de la implementación del cupo laboral travesti trans en el sector público, la historia de Daniela Garmu nos recuerda la inmensa deuda histórica que tenemos como sociedad con el colectivo. Ella estaba por firmar un contrato de alquiler para poder mudarse y tener un techo donde vivir pero, una vez más, se le negó la posibilidad de acceder a una vivienda. “Nosotras casi nunca podemos alquilar a nuestro nombre, siempre pasa esto cuando nos conocen. Estamos estigmatizadas”, cuenta angustiada en el video.
Según el informe La Revolución de las Mariposas, el 65,1 por ciento de las personas trans vive en cuartos o pensiones en condiciones de precariedad. Esto sucede porque la mayoría de las veces se les niegan los títulos de propiedad y la falta de un trabajo estable les impide sostenerse. Solo el 9 por ciento está inserto en el mercado formal de trabajo y para más del 70 por ciento, la prostitución sigue siendo la principal fuente de ingresos. Esta situación se profundizó aún más con la pandemia: según la Encuesta Nacional de Alquileres, el 85 por ciento no pudo pagar el alquiler en el mes de mayo.
“Tengo una rabia, una ira”, dice Daniela, y su relato grita por todas las que siguen sufriendo en carne propia el transodio y la discriminación.