De defender a Thatcher, no se vuelve

Por Editorial Sudestada

Sobre la analogía de Javier Milei de la guerra de Malvinas con un partido de fútbol, para defender su admiración a Margaret Thatcher.

En medio de un debate, que desde el primer minuto, Javier Milei quedó desestabilizado, expuesto, nervioso, no tuvo otra que responder, y así mostrar quién es. Cuando esto sucede, cuando se corre del libreto -que en este caso le armó Mauricio Macri- dice las cosas más claras, como reafirmar su admiración hacia Margaret Thatcher y su aplauso “pirata”. Y para defender su idea y sus “amores”, utilizó una analogía con el fútbol, confundiendo la nacionalidad de Johan Cruyff, y comparando un 4 a 0 con los caídos en las Islas Malvinas, con los más de 649 muertos que no volvieron, los más de 400 que se quitaron la vida en los años siguientes, y con la Memoria de una herida que todavía sangra. Es tan grande el cipayismo y fascismo de Milei que ya no puede esconder su admiración hacia líderes que invaden, saquean y asesinan a los pueblos. Como tampoco, a una semana del balotaje, y ayer recibiendo los golpes de un Massa relajado y seguro, tuvo que admitir varias cosas de las que dijo y contradijo desde la alianza con el macrismo. Universidad arancelada a largo plazo, dolarizar la economía y cerrar el Banco Central (lo que significa una devaluación abismal inmediata y un quiebre profundo de la economía nacional), la vuelta de las AFJP, un Estado ausente con mercado privado priorizando los recursos, entre otras “afirmaciones” a medias.
A pocos días de las elecciones más determinantes de los últimos tiempos, Milei -junto con toda La Libertad Avanza- nos sigue pegando trompadas al pueblo, desde el ninguneo a los pibes de Malvinas, a lxs 30 mil compañeros desaparecidos, como también a la soberanía nacional, al “peso” como excremento, y a la propuesta de vender todo lo que sea estatal y que Argentina pase a ser ese paraíso fiscal que sueña la extrema derecha, pero con el ejército en las calles, y el pueblo callado y obedeciendo mientras todo estalla.
De comparar la guerra de Malvinas con un 4 a 0, y admirar a Margaret Thatcher, no se vuelve, y menos aún con la idea del “nacionalismo barato”.

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